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México pierde su soberanía en salud

En materia de insumos para la salud, México se ha vuelto dependiente de las importaciones del extranjero, es decir, ha perdido su soberanía, entendida como la capacidad para autodeterminarse.

La palabra soberanía es una de las favoritas del presidente, constantemente la pronuncia en discursos públicos y se enorgullece de mantenerla intacta. Incluso en su reciente visita a Estados Unidos declaró que el límite era "el respeto a nuestra soberanía", no obstante, accedió por primera vez a usar cubrebocas y a practicarse la prueba de detección de Covid-19.

En materia de insumos para la salud, México se ha vuelto dependiente de las importaciones del extranjero, es decir, ha perdido su soberanía, entendida como la capacidad para autodeterminarse.

Desde el principio de la pandemia fue evidente que la estrategia del Ejecutivo federal no contemplaba incluir al sector privado como parte de la solución. En otras latitudes, los gobiernos buscaron de inmediato a sus empresas locales, para coordinar (a veces por la fuerza) la fabricación de ventiladores, cubrebocas, medicamentos y cualquier otro bien necesario para atender a la población. El mismo Donald Trump ordenó a General Motors fabricar ventiladores y los apresuró, muy a su estilo, mediante mensajes poco amables en redes sociales.

En México hemos preferido mandar aviones a China para traer caretas y batas que perfectamente se pueden fabricar localmente. La mayor parte de nuestra industria quedó paralizada por la Jornada Nacional de Sana Distancia y, hasta la fecha, no se percibe un intento de coordinar a los entes privados para que ayuden a la producción de insumos indispensables.

Para ir de mal a peor, recientemente se anunció que el gobierno federal ya no comprará a los laboratorios nacionales los 60 mil millones de pesos en medicinas que se requieren y, en su lugar, importará la totalidad de esa adquisición. Otro golpe mortal a quienes podrían ser nuestros mejores aliados en esta emergencia.

Por otra parte, el canciller Marcelo Ebrard anunció que México busca obtener acceso a la eventual vacuna de Covid-19 mediante el proyecto COVAX, coordinado por la Organización de las Naciones Unidas, el cual sólo promete entregar vacunas a finales del año 2021, para aproximadamente el 20 por ciento de la población. Nuevamente nos ponemos en manos de un organismo internacional en lugar de buscar producir localmente.

Mientras tanto, en Brasil ya están en pláticas con los laboratorios Moderna Inc. y AstraZeneca, para logar un acuerdo de licencia de patentes. Los brasileños buscan transferir tecnología a sus laboratorios, con la finalidad de producir sus propias vacunas. Eso es soberanía.

En México tenemos capacidades industriales envidiables. Particularmente en el sector farmacéutico fabricamos una buena parte de nuestras vacunas mediante la empresa mexicana de participación estatal Birmex. ¿Por qué no buscar negociar licencias de patentes para nuestros propios laboratorios?

Si bien la relación entre el sector farmacéutico nacional y el gobierno de la cuarta transformación no ha sido la más tersa, estamos viviendo lo más parecido a una guerra en la que llevamos ya más de 40 mil muertos. Es momento de una tregua, por el bien de todos.

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