He Dicho

Urge un cambio en la liguilla

Miguel Gurwitz considera que las modificaciones hechas en años anteriores, como darle un valor agregado a los goles como visitante, han hecho que los juegos en esta etapa sean aburridos.

En mi pasada colaboración expresaba lo que deseaba de una Final que combina las extraordinarias capacidades individuales de un lado con la certeza colectiva del otro. Que tenía todos los elementos para regalarnos una serie digna de memoria. Pero que todo quedaba en la fe y la esperanza, que el pronóstico era todo lo contrario.

Y así fue: dos equipos dispuestos a no perder. Uno porque así juega y en la mayoría de las ocasiones ha obtenido lo que busca por más que nuestra mente nos permita imaginar un futbol distinto con semejante plantel, pero se aferra porque sabe que tiene a Gignac, y con eso basta y sobra. El otro porque tiene menos elementos de los que tenía en todo el torneo y, por más que quiere, simple y sencillamente no ha podido en los últimos dos partidos.

Aún queda el juego de vuelta, el decisivo. El que ofrece la última oportunidad de trascender y en el que la necesidad debe jugar un papel vital en función del espectáculo.

Con 90 minutos y quizá un poco más por jugar, podemos concluir que la Liguilla nos ha vuelto a decepcionar. Antes podíamos establecer que esta etapa era la puerta de entrada a la diversión y la cura a la monotonía del torneo regular, pero hoy es todo lo contrario y mientras más hay en juego, menos se juega, y esto no debe ser ignorado por dueños y federativos.

Los estadios ya ni siquiera aseguran el lleno en esta etapa; los partidos son aburridos porque los equipos juegan con el reglamento en la cabeza: que si los goles de visitante, que si la tabla general… ¡Urge un cambio!

Este sistema ya no resulta atractivo; no fomenta el espíritu de competencia, no provoca, no incita.

La apuesta debería ser un solo partido en Liguilla jugando como local aquel equipo que mas puntos haya hecho. ¿Y por qué no eliminar el privilegio de la posición en la tabla y los empates, es decir, agregar tiempos extra y penales? De esta forma los equipos dejarían de ser tan mezquinos sabiendo que no hay mañana. Y si de plano les preocupa mucho la lana, ¿por qué no revivir el repechaje? Total, hablamos de dos juegos más de postemporada, muy útiles para la venta de publicidad y tiempos de televisión.

Formulas hay muchas, pero es urgente se den cuenta que este sistema se hizo viejo, monótono y aburrido.

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