He Dicho

Neymar no es como lo pintan

Talento tiene, obvio, pero de tener talento a ser exitoso hay distancias considerables, así como las de ser un buen jugador y un crack, escribe Miguel Gurwitz.

¿Que vende camisetas? Sí. ¿Que mueve mucho en términos de mercadotecnia? También. ¿Que sirve su contratación para llevar más gente a los estadios? Sin duda. ¿Que es uno de los jugadores más famosos de la actualidad? Sí.

Pero de qué sirve todo eso si ese mismo jugador por el que se pagaron 222 millones de dólares ha estado lesionado 296 días de los 691 disponibles. De qué sirve tener a un jugador que en esos dos años futbolísticos ha sufrido 12 lesiones y algunas de gravedad. De qué sirve si se ha perdido 48 partidos, y en ambos años, en la etapa más importante.

Y de qué sirve si el Paris Saint Germain ganó lo mismo con él que sin él.

Talento tiene, obvio, pero de tener talento a ser exitoso hay distancias considerables, así como las de ser un buen jugador y un crack, porque el segundo define partidos que modifican la historia. Crack el que contagia y provoca, el que impregna liderazgo no el que divide. Crack el que resulta indispensable y en ocasiones gana solo.

Neymar está lejos de eso.

Tenerlo abona, claro que sí, pero no al precio que marca el mercado, y entiendo perfectamente que en el deporte se paga por lo que puede ser, es decir, por el futuro más que por el presente; pero ese ejercicio ya se hizo con él. Hoy debería, el que lo quiera, pagar por su presente, ese que los datos indican.

Que la nueva oportunidad que se avecina, sea donde sea, sirva para ponerse un poquito al corriente con las expectativas. Con lo que el mundo del futbol espera de él y principalmente lo que se ha pagado por él.

Está claro que el futbol ama a Neymar, ojalá que esta, que es la tercera oportunidad, sea la definitiva para convencernos que en el futbol, el amor no es ciego.

He dicho!

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