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Javier Aguirre… ¿El mejor técnico mexicano?

Su trayectoria internacional es sin duda el argumento número uno: nadie como él, así de claro y contundente, escribe Miguel Gurwitz.

El éxito tiene distintos sistemas de medición. En el deporte, usualmente son los números y los trofeos lo más utilizados: dime cuántos títulos ganaste y te diré qué tan exitoso ha sido tu vida deportiva.

Pero como en todo, la excepción hace la regla, y Javier Aguirre es un buen caso para establecerlo, tan lo es, que bien podría ser parte si el debate se tratara de encontrar al mejor entrenador mexicano de todos los tiempos. Ocioso si gusta, pero las comparaciones más que odiosas, resultan inevitables y en ocasiones necesarias.

Su vitrina tiene pocos objetos si la comparamos con la de Víctor Manuel Vucetich, Enrique Meza, Manuel Lapuente o Ignacio Trelles, por establecer algunos casos, pero hay muchas otras cosas con las que el Vasco merece ser parte de la discusión.

Su trayectoria internacional es sin duda el argumento número uno: nadie como él, así de claro y contundente. De los muy pocos que buscaron salir del mercado mexicano y trazarse nuevas metas alejadas de la rutinaria Liga en México, y en ese sentido sería bueno recordar que, en un punto de ebullición, decidió dejar la Selección Mexicana para dar sus primeros pasos con el muy modesto Osasuna de Pamplona, equipo al que no sólo rescató del descenso sino que lo puso en competencias europeas. Y no se trata de hacer un resumen de su trayectoria, para eso encontraremos otro espacio, sino darle contexto para entender que su nombre debe ser pronunciado cuando se busca a lo más selecto del futbol mexicano.

De estilo definido, si gusta o no es diferente, pero Javier no renuncia a lo que durante años le ha dado resultado.

Le conocen como a ningún otro técnico mexicano en el mundo. Sus cartas credenciales no son ofrecidas sino solicitadas, y en eso radica una enorme diferencia, esa que habla precisamente de una persona exitosa.

Tuve la oportunidad de estar un par de días con él antes del Mundial en Estrasburgo, Francia, más de una hora de entrevista y algunas rondas de… tequila, vodka o whiskey, no recuerdo exactamente, pero de que fueron "algunas-varias" lo tengo muy presente. "Estoy más reposado" me dice, cuando le pregunto por su forma de trabajar, de comunicarse con sus jugadores y quien se le atraviese en un campo de juego. Pero ese es Javier Aguirre en una mesa, el 'Vasco' sigue estando ahí adentro, ese mismo que no le permite conformarse ni acomodarse. Ese mismo que no necesita trabajar para vivir sino un poco a la inversa. Ese mismo que le ha hecho declinar decenas de invitaciones de distintas partes del mundo hablando de equipos y selecciones. Ese mismo que le pellizca el orgullo y le hace tomar retos de verdad.

Con él no hay tonos medios, para contratarlo se requieren tres aspectos fundamentales:

1.- La oferta debe ser abundante. Los grandes no se regalan, y los grandes por definición son exitosos.

2.- Requiere de sustento deportivo. Su trayectoria ya no está para elegir volados.

3.- Personalmente debe encontrar una oportunidad de crecimiento.

Egipto se lo ha dado todo al mismo tiempo, por eso vuelve, porque busca trascender: en otro futbol, en otra cultura y en otro país.

Ahí va de nuevo Javier Aguirre, el Faraón mexicano.

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