He Dicho

Alivios, no curas

La cura radicará en que el éxito de uno pueda propiciar impulsos más grandes, escribe Miguel Gurwitz.

Mucho trabajo tiene Arturo Brizio con los árbitros mexicanos, y quizá decir mucho sea poco, pero al fin y al cabo en mejores manos no puede estar el destino de la repartición de justicia del futbol en nuestro país. Será cosa de tiempo y paciencia... y salivita, que nunca sobra.

El VAR generará cierto alivio y descanso a las distracciones y malas decisiones, pero incluso ahí también habrá que incrementar la cuota de paciencia en el procedimiento y en la toma de decisiones.

El ingreso de la tecnología al futbol es una buena noticia, más al futbol mexicano que tiene tiempo arrastrando la cobija, pero el cambio no se generará de la noche a la mañana, y como animales de costumbre que somos, el tiempo deberá convertirse en aliado más que en herramienta de presión. Y claro, lo digo para aquellos árbitros que lo consideran como un soporte, más que en la salida a sus problemas.

En tiempos donde el talento del futbolista mexicano encuentra cada vez menos salidas, Víctor Guzmán resulta un verdadero alivio, no por tratarse de un garbanzo de a libra, porque seguro estoy que como él hay muchos otros en los diferentes clubes de México, el tema, como siempre, es la preferencia que se le otorga al extranjero.

La cura radicará en que el éxito de uno pueda propiciar impulsos más grandes tanto en jugadores como en los encargados de generar más opciones de salida para no tener que esperar hasta los 23 años (como los de Guzmán), para darnos cuenta que el talento existe y que un futbol bien organizado, estos alivios se dan cada semestre, y con cuatro y hasta cinco años menos de edad.

El alivio que uno encuentra en Alexa Moreno no es nuevo, aunque tristemente sí pasajero. Pronto se nos olvidará, pronto escapará de la mente de los dirigentes responsables de promover y fortalecer proyectos.

Lo que no encuentra alivio ni cura es el dolor que genera la muerte de Don Melquiades Sánchez Orozco.

Quienes se limitan a decir que era la voz del Estadio Azteca y por algún tiempo de Canal 5, quiere decir que se perdieron de la mejor parte: de su bondad, de su personalidad cariñosa, de su desinteresada sonrisa, de su abrazo sincero que formaba parte del saludo; de su educación y su don de gente.

Vamos a extrañar las paletas de cajeta, pero arriba ya le tienen muchas, seguro con eso lo recibieron en el cielo, con eso y con un beso como el que le daban todas las noches afuera de Televisa Chapultepec, donde lo esperaba siempre su esposa.

Descansa, querido Perraco.

... Cambio en el Estadio Azteca, sale una voz, entra una leyenda…

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