Mauricio Jalife

Inicia nueva era en el IMPI

Mauricio Jalife Daher detalla los retos que tiene la nueva administración de Juan Lozano Tovar en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

La llegada de Juan Lozano Tovar a la dirección general del IMPI, como resultado de la renovación del gobierno federal, marca sin duda una nueva etapa en el organismo. Justo en el momento en el que el Instituto arriba a sus primeros 25 años, son muchos los retos que esta administración enfrenta.

Algunas de las primeras declaraciones del nuevo director apuntan a mejorar la eficiencia en la capacidad de gestión del IMPI, con una marcada orientación a los servicios por vía digital. Desde luego que es trascendental que la tramitología opere en los mejores niveles posibles, ya que es la primera vocación de la institución. La difusión de los beneficios del sistema, labor encomendada por la ley al IMPI, deberá ser otra de sus actividades constantes y profundas; ya es tiempo de pasar del nivel básico al intermedio, e incluso al avanzado. Junto a estas tareas, resultado de visiones de más largo plazo y alcance, hay muchas más que conviene tener presentes.

Una de las principales es la de reforzar las necesarias labores de las áreas contenciosas del IMPI. Combatir la piratería, en un primer nivel administrativo, es uno de los componentes esenciales de un sistema eficiente de observancia de derechos. De cara a la inversión extranjera, este es uno de los factores más atendidos en la evaluación del estado de derecho en una economía porque los empresarios están en contacto directo con la aplicación de esta normativa. Un aspecto especialmente relevante, que no ha sido resuelto en el pasado, es la adecuada vinculación con la Administración General de Aduanas, a fin de mejorar la fiscalización de los derechos de Propiedad Intelectual en el ingreso de mercancías apócrifas al país.

En la parte de patentes también hay mucho trabajo por hacer, de cara a mantener las tendencias de producción y aprovechamiento de tecnologías nacionales. La protección jurídica de la innovación es una de las fases de la cadena, que permite amarrar los dos extremos más importantes del proceso: el que crea con el que comercializa productos de nuevas tecnologías. Nuestro país tiene hoy una gran oportunidad en la generación de soluciones ecológicas patentables, así como en aprovechamiento de energías alternativas.

Otro de los retos mayúsculos del IMPI es liderar la creación de cadenas productivas de productos típicos, por medio de la protección de Indicaciones Geográficas y marcas de certificación. Ante la inexistencia de cabezas visibles en el gobierno federal en estas áreas, toca al Instituto crear la plataforma de asesoría y asistencia necesarias para provocar progreso en esas comunidades, apropiarlas de sus nombres y orientar a los Consejos reguladores para que administren los procesos.

En la parte de nueva legislación, toca también al IMPI impulsar y acompañar los cambios. No solo es necesario insistir en la promulgación de la reforma al reglamento de la ley, que permita redondear las reformas del 2018, sino que deberá el Instituto ser protagonista en las definiciones de adopción doméstica de las reglas acordadas por nuestro país en el TLCUEM, el TPP11 y el T-MEC. De no hacerse un trabajo técnico depurado en el aterrizaje de estas disposiciones -algunas dispares entre sí-, los resultados podrían ser lamentables.

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