Mauricio Jalife

Demandas contra opiáceos podrían generar el juicio más grande

La llamada 'crisis de los opiáceos', en Estados Unidos, es sin duda un momento de inflexión para la industria farmacéutica en su conjunto.

Una referencia obligada para analizar este asunto, es el histórico juicio seguido contra las tabacaleras, que se debatió por más de una década concluyendo en 1998 con un acuerdo de indemnización por 200,000 millones de dólares. En aquel momento, las demandas fueron auspiciadas por múltiples estados de la Unión Americana que alegaban haber realizado gastos inmensos en la atención de miles de enfermos de diversos males asociados al tabaquismo. Siendo acciones de las llamadas "colectivas", grupos de deudos de víctimas se sumaron también también como agraviados, incluyendo a fumadores pasivos que argumentaron no haber sido suficientemente advertidos sobre las consecuencias de estar expuestos al humo de los fumadores.

La gran diferencia con este caso, es que ahora no se trata de un producto señalado de origen como nocivo -y proveniente de empresas tan cuestionadas como las tabacaleras-, sino de medicinas, es decir, de productos que pretendidamente se orientan a cuidar y mejorar la salud de los consumidores. La llamada "crisis de los opiáceos", en Estados Unidos, es sin duda un momento de inflexión para la industria farmacéutica en su conjunto. Es el momento de replantearse muchas de las premisas que parecen haber convertido, a ésta, en una industria solo preocupada por producir ganancias para los inversionistas.

El primero de los procedimientos que se han instaurado en los tribunales es el planteado ante la corte de Oklahoma, por el que la filial farmacéutica de Johnson & Johnson, el laboratorio Janssen, tendrá que defender la licitud de su actuar. Previamente, Perdue Pharma acordó llegar a un acuerdo con el fiscal pagando una cifra cercana a los 270 millones de dólares por los daños causados a miles de pacientes de su conocido producto "Oxycontin", incluyendo la indemnización a las instituciones de salud de Oklahoma por los gastos erogados. Teva, uno de los fabricantes de genéricos más grandes del mundo, aceptó por su parte desembolsar 85 millones para evitar el juicio. Sumando el total de procedimientos existentes en Nueva York, Massachusetts y Ohio, existen a la fecha más de 1,500 interpuestos bajo las mismas premisas, y se prevé que el número crezca exponencialmente al sumarse otros estados de la Unión Americana en el curso de este mismo año.

Una vez más, el reclamo central no consiste en los daños que en sí podría causar el consumo de los medicamentos, sino en los engaños publicitarios que han evadido las precauciones mínimas que deberían acompañar su venta, y la forma desbocada en que han impulsado el mercado hasta niveles de sobredosis. La cifra de muertes en ese país en 20 años por esta causa, podría rondar las 400,000.

Por su parte, los laboratorios han argumentado que la propia FDA, aún en la década de los noventa, describía estas medicinas como "raramente adictivas". De hecho, parte de la defensa descansa en señalar a los médicos como los generadores de la crisis, olvidando los extraordinarios esfuerzos de marketing que las farmacéuticas realizan para inducir la venta a través de toda clase de incentivos.

Hoy que nuestro país está inmerso en la revisión de su legislación de etiquetado e información comercial, es relevante levantar la vista y evitar llegar a estos escenarios.

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