Mauricio De Maria Y Campos

Resultados CP TPP. La Balanza Comercial y otras disquisiciones

El argumento principal ha sido siempre que de poco sirve tener 12 tratados de libre comercio y 9 acuerdos de complementación económica si no tenemos en paralelo políticas comparables de fomento agropecuario, industrial, tecnológico y de servicios.

Hace un año entró en vigor el Acuerdo Progresivo de Integración Transpacífico (CPTPP). Como recordaremos, el TPP original fue impulsado durante 4 años por la administración de Obama con México y otros 10 países para competir geopolíticamente con China. El Gobierno de Peña Nieto lo aceptó entusiasta, a pesar de que involucraba concesiones importantes a los EUA y otros países, sin ventajas claras recíprocas para México. No le gustó a Trump, quien lo calificó desde su campaña presidencial como el peor de los posibles acuerdos (junto con el TLCAN y el Acuerdo de París sobre Cambio Climático). Sin embargo, México y los otros 10 países- liderados por Japón- seguimos adelante esperanzados con la posibilidad de que algún día Trump recapacitara y se incorporara. Las cláusulas más amenazantes –como las de propiedad intelectual – quedaron suspendidas. Como sabemos, Trump prefirió el camino trilateral del T-MEC y las negociaciones bilaterales con China, Corea y Japón.

Economistas mexicanos (Enrique Dussel Peters de la UNAM y el suscrito, entonces en El Colegio de México) elaboramos hace 2 años informes detallados a petición del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, expresando nuestra preocupación por las concesiones comerciales, en materia de arbitraje, propiedad intelectual, comercio electrónico y otras esferas económicas . Los estudios ratificaban que no podía esperarse beneficios adicionales del acuerdo propuesto frente a los EUA, Canadá y Japón, Chile y Perú, con los que ya existían acuerdos comerciales y de inversiones, y que en cambio se corría el riesgo de abrir el mercado mexicano a importaciones sin aranceles de países muy competitivos como Malasia y Vietnam –que tienen subsidios y apoyos diversos en sus países, y en menor medida, frente a Australia y Nueva Zelandia (lácteos) muy competitivos y apoyados por sus gobiernos.

El argumento principal ha sido siempre que de poco sirve tener 12 tratados de libre comercio con 46 países – y 9 acuerdos de complementación económica y de alcance parcial- si no tenemos en paralelo políticas comparables de fomento agropecuario, industrial, tecnológico y de servicios que hagan posible financiar y operar proyectos competitivos mexicanos y promover la participación de empresarios de capital nacional.

Un año después de que el Tratado entró en vigor, los resultados a la vista. A pesar de los comentarios de la Secretaría de Economía de que nuestra relación con Japón va por buen camino, las cifras más recientes muestran un panorama diferente. Si comparamos el periodo enero-octubre 2018 con el mismo periodo de 2019, el déficit de la balanza comercial de México con los otros 7 países del Pacífico (sin incluir a Chile y Perú) fue de 26.2 16 mil millones USD, 3 778 mil millones mayor que en 2018 antes del TPP – cuando el déficit había sido de 22 438 mil millones. (Arnulfo Gómez, Univ. Anáhuac)

Por lo que se refiere a Japón el déficit comercial de México se mantuvo en alrededor de los 11.8 miles de millones USD- resultado de importaciones mexicanas casi 5 veces el valor de nuestras exportaciones, ya que el TPP no cambió mucho la relación ya prevaleciente con nuestro acuerdo bilateral vigente desde..

Sin embargo, en el caso de Malasia la balanza, que ya nos era desfavorable desde antes del TPP en 2018 en -7,486 millones USD, se incrementó en el mismo periodo ene-oct 2019 a -9,355 USD. Malasia nos exportó mercancías por un valor de 9,570 millones USD, mientras México solo logró exportarles 216 millones ¡Una relación de 44 a 1! El 85 % de las exportaciones de Malasia a México se ubican en el rubro de teléfonos y celulares y otros productos electrónicos y corresponden a empresas malayas, estadounidenses y chinas establecidas en ese pujante y competitivo país. En México hay cerca de 35 empresas registradas de Malasia, comercializadoras por lo general. Algunas empresas alimentarias mexicanas se han interesado en invertir: Mission Foods, filial de Gruma, que hace un par de años abrió una planta allá, y La Costeña; pero no ha cuajado un flujo de exportaciones a pesar de contar con un mercado potencial agropecuario.

Algo similar ha ocurrido en el caso de Vietnam, tal como lo había previsto en mi estudio para el Senado: la balanza comercial con ese país, deficitaria para México en ene-oct 2018 por -3 501 millones USD, se tornó más negativa en el mismo periodo de 2019, elevándose a -4 785 mil millones (+1,284). La mitad de las importaciones mexicanas de Vietnam son también circuitos electrónicos, teléfonos y celulares, una parte importante vinculadas a empresas extranjeras en ese competitivo país. La otra parte importante está constituida por filetes de pescado de acuicultura y calzado, rubro en el que Vietnam se ha venido posicionando fuertemente con China e Indonesia en el mercado mexicano, desplazando a productores nacionales. Hay una que otra empresa vietnamita inversionista comercializadora en México; que se sepa, ninguna mexicana que invierta allá.

En total, la importación procedente de Asia, principalmente de China, se ha venido incrementando dramáticamente en el último cuarto de siglo, pasando de 11.28% del total de nuestras importaciones en 1993, a 36.53% en el año 2019. Lo más grave es que en ausencia de programas gubernamentales de fomento, financiamientos y proyectos de inversiones las empresas mexicanas no han aprovechado las oportunidades para exportar a Asia y en consecuencia nuestro déficit con la región pasó de -6,025 millones USD en 1993 a -140,714 millones USD en 2019.

Hay que resaltar que muchas de esas importaciones son productos fabricados en Asia por empresas estadounidenses, mismos que anteriormente eran producidos por empresas mexicanas y norteamericanas en la región del TLCAN, pero que debido al encarecimiento de la manufactura en Estados Unidos, la decreciente competitividad del marco sistémico mexicano y la falta de políticas apropiadas nacionales dejaron de producirse en nuestro país. Algunas de esas empresas salieron de Estados Unidos y de nuestro territorio buscando países que fueran más competitivos en manufactura.

El país más beneficiado, en virtud de la falta de visión y política industrial de los gobiernos y empresarios mexicanos, y como consecuencia de un mal concebido proceso de apertura, ha sido obviamente China, con la que en 1993, teníamos un déficit de -341 millones USD que para 2019, se elevó a -75,922 millones USD, con un déficit acumulado para el periodo 1993-2019 de -773, 207 millones USD.

Ciertamente una buena parte de este déficit se explica por las estrategias y decisiones de las empresas automotrices, de autopartes y electrónicas, de capital extranjero que operan en nuestro país. De cualquier manera, lo que sigue ausente es una política del estado mexicano, en alianza con inversionistas nacionales que impulse por la vía de la competitividad y el desarrollo tecnológico una fuerza compensatoria.

¿No habrá llegado la hora de que la Secretaría de Economía, convoque a las empresas mexicanas y a la banca de desarrollo y empiecen a invertir y a explorar mercados en la región? ¿O solo sabemos firmar acuerdos de libre comercio?

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