Mauricio De Maria Y Campos

La relación entre México y los EUA: a 100 días de AMLO

Mauricio de María y Campos indica que el gobierno de AMLO puede verse afectado en su poder de negociación con Estados Unidos por factores externos e internos, particularmente económicos.

No hay duda que AMLO y Ebrard tienen un gran dilema: cómo llevar la relación con los EUA y Trump sin que se produzca un choque de trenes y al mismo tiempo defender una posición nacional digna y eficaz en lo general y frente a temas claves en la relación bilateral como los migrantes, la seguridad, el crimen organizado –en especial la cooperación sobre narcotráfico- y las cuestiones económicas -comercio, inversiones, hidrocarburos-. El otro desafío es informar a la opinión pública mexicana y extranjera sobre esa relación.

Hasta ahora la estrategia de apostarle a la convivencia y a evitar reacciones a temas simbólicos como el muro y alardes para el consumo interno norteamericano, parecía estar funcionando. ¿Por cuánto tiempo y a qué costo? No mucho más. Somos numerosos los mexicanos a los que, después de las concesiones del gobierno anterior, nos gustaría ver una posición más firme ante los excesos de Trump, más allá de las protestas formales -como sería el caso frente a la reciente devolución a nuestro país de migrantes no mexicanos (que habíamos entendido ya no ocurriría) y particularmente la muy polémica remisión de menores, violando posiblemente derechos humanos.

Preocupa enormemente también la declaración de Trump el pasado 12 de marzo al portal derechista Breitbart News de que está considerando calificar a los cárteles mexicanos de la droga (60 han identificado, según Andrés Oppenheimer-Reforma, 18 de marzo) como organizaciones terroristas extranjeras, lo que le daría a su gobierno la capacidad de atacarlos por orden ejecutiva en cualquier lado, sin la aprobación del Congreso y darle gusto a sus seguidores racistas en la construcción del muro.

Urge poner un límite y llegar a un entendimiento. Los recientes descalabros de Trump ante una Cámara de Representantes dominada por los demócratas y los tiempos electorales apuntan ya a un regreso a su táctica de usar a México como punching bag y chivo expiatorio.

No sabemos qué entendimientos puedan estarse dando fuera de la luz pública como suele suceder en las relaciones entre países y personalidades. La política es un fenómeno complejo en la práctica y en las relaciones bilaterales todavía más, cuando pasamos de los principios a las acciones concretas y de la diplomacia pública a la privada. Quisiera dar el beneficio de la duda. Lo que está claro es que no puede la opinión pública, cansada de las concesiones de Calderón y Videgaray-Peña Nieto, aceptar que nuestro gobierno siga dando su brazo a torcer… y menos aún a cambio de nada, sin reciprocidad visible alguna del gobierno de Trump.

Sería importante que la SRE informara mejor lo que está sucediendo. Ello eliminaría algunos equívocos, sospechas injustificadas y acusaciones de 'especialistas' mal informados o mal intencionados que critican al gobierno actual.

Un caso a destacar la semana pasada es el que se refiere a las acciones conducentes para la aprobación por el Congreso de los EUA del T-MEC. El martes de la semana pasada me llegó, a través del sistema de información de Concamin para negociadores del T-MEC, un informe publicado por World Trade Online con el mensaje de que, según analistas de nuestro país, México no está preparado para entablar conversaciones con el Congreso de los EUA. Según esa comunicación, Jorge Suárez Vélez, el articulista mexicano de Reforma y miembro del Consejo Asesor del Wilson Center de Washington declaró que México no estaba ni remotamente preparado para realizar las conversaciones con congresistas de los EUA, especialmente con los demócratas que insisten en agregar cláusulas sobre cuestiones laborales y ambientales. "La administración de AMLO no tiene una estrategia al respecto", declara Suárez Vélez. Para respaldar esa aseveración el artículo también cita a Jorge Buendía, conocido encuestador, quien, se señala, argumenta que AMLO durante sus conferencias mañaneras es muy general, monopoliza la información y a veces contradice a sus subordinados.

Preocupado por esta situación me puse a investigar con mis amigos en Washington y en México en el sector académico y político y me encontré con información muy diferente. La información citada en el artículo mencionado procede de un foro organizado en el Wilson Center con críticos de AMLO ansiosos de reflectores.

En contraposición supe, a través de funcionarios de la SRE, que en los últimos dos meses la embajadora de México se ha reunido con ocho senadores (entre ellos los presidentes de los comités que considerarán el T-MEC en su oportunidad), así como con 24 congresistas. Está también por realizarse una reunión con el importante Caucus Hispánico. La semana pasada se reunieron la embajadora Bárcena, las secretarias de Economía y de Trabajo, el subsecretario Seade de la SRE y Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior con el negociador de EUA, Lightheizer. La embajadora se reúne con congresistas y consulados en diversas partes de los EUA.

La opinión recogida entre mis conocidos es que pocas veces ha estado una administración mexicana tan comprometida en su diálogo con el Congreso de manera institucional. Todo indica que la relación entre Lighthizer y los demócratas se está suavizando. Esto es importante porque la preocupación es que, de no acordarse un T-MEC aceptable a ambos bandos, Trump pudiera cumplir con su amenaza de derogar el TLCAN vigente, dejando a México y Canadá en el aire –situación que no sería deseable para México, aun para los que hemos sido críticos de ambos tratados por sus desigualdades inherentes en contra de México.

Otro caso que debería destacarse más es la importante actuación reciente de Juan Ramón de la Fuente, embajador ante la ONU, junto con nuestra embajadora en Viena, para insistir en la necesidad de reformar el obsoleto y pernicioso régimen global sobre drogas y la necesidad de garantizar los derechos humanos. Los organismos multilaterales pueden y deben ser un instrumento de negociación de México a pesar de la renuencia de Trump.

AMLO tiene la ventaja frente a sus antecesores de contar hoy con un alto respaldo político de tres cuartas partes de los mexicanos; frente a un Trump que apenas ganó su elección y hoy parece contar con un decreciente grado de aprobación. Sin embargo, no hay duda que nuestra relación es y seguirá siendo asimétrica y frágil. AMLO puede verse afectado en su poder de negociación por factores externos e internos, particularmente económicos. Es indispensable cuidar la estabilidad y al mismo tiempo asegurar el crecimiento, la inversión y el empleo, con equidad e inclusión social a que se ha comprometido AMLO, a partir de un fuerte impulso proveniente de la demanda interna, que nos de mayor margen de maniobra ante las amenazas externas. Estas parecen agravarse en el entorno global recesivo y de guerras comerciales.

Urge precisar la política exterior a seguirse a futuro particularmente frente a los EUA, así como hacia otras regiones del mundo que ofrecen oportunidad de diversificación política y económica –particularmente China, India y el resto de Asia–. Eso lo entiende bien Ebrard. Europa y América Latina lo están haciendo con urgencia. México no debe quedarse rezagado.

Para ello es crucial un buen gobierno que trascienda las buenas intenciones y las cristalice en efectivas decisiones a través de funcionarios públicos con suficientes conocimientos y capacidad de decisión. Pasados los 100 días todavía hay muchas áreas de la administración pública en que no se han hecho nombramientos o en que no se han reanudado las actividades normales. Es verdad que en muchos casos ello se han encontrado irregularidades y corruptelas que demandan reformas de fondo; hay que corregirlas a la brevedad posible, pero también seguir adelante con lo que funciona razonablemente bien.

Sugiero que, más allá de las conferencias mañaneras y de reuniones del gabinete de seguridad, se pongan en marcha reuniones sistemáticas de gabinetes económico, social y de asuntos internacionales con fines de coordinación y que los resultados importantes y relevantes de las conclusiones se den a conocer a los ciudadanos por voceros autorizados. Está faltando información detallada para explicar lo que se está haciendo bien y para contrarrestar las críticas infundadas desde México o el exterior.

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