Despertador

¿Qué tan autónomos son los órganos autónomos?

Órganos como el INE, la CNDH, el INAI y la ASF deben ser autónomos por su función política, de contrapeso, vigilancia, control o garantía de imparcialidad.

El autor es senador de la República

El viernes participé en la mesa redonda 'Elecciones 2020-2021. ¿Pluralismo o presidencialismo hegemónico? División de poderes y organismos constitucionales autónomos', a invitación de Luis Molina Piñeiro. Dicha mesa formó parte del XXIII curso anual de apoyo a los estudios de posgrado y estudios profesionales en Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, organizado por el Posgrado de la Facultad de Derecho de la UNAM, el Colegio de Profesores-Investigadores con Actividades Académicas Formales en Universidades Extranjeras de Excelencia, AC, el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Nacional de Acceso a la Información. El evento fue una expresión elocuente de la ausencia de autonomía de órganos que anhelan la restauración del viejo régimen.

Participaron Lorena Haro Ramírez del PRI; Héctor Larios del PAN; Verónica Juárez del PRD; César Jáuregui del PAN; Axel Lara López de la Facultad de Derecho; Patricia Nava Muñoz de COPUEX; Luis Molina Piñeiro de la UNAM y el COPUEX, y el que esto escribe, de Morena. No hubo nadie de MC ni del Partido Verde, tampoco del PT ni del PES, pero hubo dos del PAN. De las coaliciones electorales que se enfrentarán este año hubo cuatro del bloque conservador y uno del bloque progresista.

A lo largo de la mesa, los representantes del bloque conservador y el Dr. Molina Piñeiro desarrollaron el mismo argumento: que vivimos una época de presidencialismo hegemónico que impide el florecimiento de la pluralidad porque tiene mayoría en el Congreso y pretende acabar con los órganos autónomos. Todo ello en medio de una gran cantidad de falsedades y denuestos. No me llamó la atención el tono desorbitado de los representantes partidistas de la oposición, pero sí el discurso del organizador de la mesa, el doctor Molina Piñeiro, quien destinó su participación a descalificarme. Me llamó "contestatario", "poseedor de la verdad absoluta", "hábil para manejar la oratoria y la dialéctica" y aseguró que "no había fundamentos científicos en mi intervención". Nada tendría de extraño que eso y más se dijera en un debate, aunque ni los demás participantes ni yo personalizamos en nuestras intervenciones. Lo extraño es que esas fueran las palabras del organizador del evento, quien representaba en el mismo a las instituciones convocantes y estaba obligado a jugar un rol de imparcialidad.

En mi intervención señalé que el PRI tuvo la mayoría del Congreso durante 70 años consecutivos por sí solo, y 20 años más junto con el PAN; que la mayoría legislativa que forma hoy Morena surgió del voto libre de la ciudadanía, y lleva apenas dos años.

Respecto de los órganos autónomos señalé cuatro cosas. Primera: no se pueden meter todas las autonomías en el mismo costal. Segunda: la autonomía universitaria y la de los pueblos indígenas tienen un valor positivo porque representan la base de la libertad de cátedra y el autogobierno de las comunidades, respectivamente. Tercero: órganos como el INE, la CNDH, el INAI y la ASF deben ser autónomos por su función política, de contrapeso, vigilancia, control o garantía de imparcialidad. Sin embargo, con excepción de la CNDH, estos órganos no han logrado autonomizarse de la vieja coalición dominante formada por el PRI y el PAN, siguen atados a sus necesidades y directrices. Cuarto: la autonomía de órganos como la Comisión Federal de Competencia Económica, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Reguladora de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos, no responden a necesidades políticas de contrapeso sino al objetivo de restar soberanía económica al Estado para facilitar los procesos de privatización de los bienes nacionales.

Eso explica que órganos que debieran ser autónomos promuevan eventos para difundir la narrativa restauradora del viejo régimen neoliberal al que dieron soporte el PRI y el PAN.

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