Despertador

La unidad de Morena: exigencia política

La llegada de Morena al gobierno y su conformación en mayorías legislativas constituye un verdadero reto histórico en relación al tema de la unidad.

Las consignas de la unidad se gritan sistemáticamente en manifestaciones, marchas y mítines de los grandes movimientos populares, generalmente cuando éstos se encuentran en la oposición. Así escuchamos: "¡el pueblo unido, jamás será vencido!; ¡la izquierda unida, jamás será vencida!; ¡unidad, unidad, unidad!", entre otras.

Sin embargo, cuando llegan al gobierno estos movimientos es frecuente que se fracturen. En la lucha se unen y en el poder se dividen.

La llegada de Morena al gobierno y su conformación en mayorías legislativas constituye un verdadero reto histórico en relación al tema de la unidad.

Si la unidad fue necesaria para triunfar es aún más importante para gobernar.

El tema de la unidad es recurrente en el debate de la izquierda mexicana por su tendencia histórica a la división y por sus complejos y contradictorios procesos de unificación.

De hecho, Morena es resultado de una ruta de aceleradas sumas y adhesiones de liderazgos y expresiones ideológicas muy distintas.

Confluyen en Morena muchos de los que se formaron en el nacionalismo revolucionario, también otros que provienen de la doctrina social del cristianismo, otros más que comparten las visiones del Estado de bienestar social, muchos más formados en los ideales de los movimientos sociales, otros educados en la tradición de las comunidades indígenas y muchos formados ideológicamente en los partidos políticos de la oposición de izquierda.

En ese mar de diversidad, Morena debe unificarse con eficiencia para dar resultados concretos al país.

Su tarea al frente de dos Poderes del Estado ha sido compleja, pero lo será todavía más en los años venideros.

Es previsible que en lo sucesivo se presenten mayores dificultades. Por un lado ante las oposiciones internas de diverso carácter, ya sea ideológicas, políticas, económicas o mediáticas; o por el entorno internacional. Asimismo, frente a la demanda social natural de resultados.

Por ello, frente a la cercanía de diversos eventos de renovación partidaria, es fundamental refrendar la conciencia de la prioridad unitaria.

El camino de las transformaciones de fondo que se ha emprendido exige la unidad de todos los componentes de la coalición para defender lo logrado y avanzar hacia nuevos objetivos.

El siguiente tramo histórico inmediato reclama confirmar la convicción del reconocimiento de la diversidad morenista en la distribución de responsabilidades, cuidando los equilibrios y la estabilidad.

Sin embargo, el reconocimiento de la diversidad de pensamiento no debe llevar a la conformación de tribus y grupos.

Es importante que el respeto al tamaño de la diversidad de este partido-movimiento se acompañe del respeto en las formas, en el lenguaje, en el debate, en el trato, de tal manera que no se lastime la unidad de Morena.

La sociedad mexicana le dio un voto de confianza a Morena en una coyuntura particularmente excepcional en cuanto a la determinación y decisión del electorado. Lo menos que espera es responsabilidad política. No se vayan a dividir dice la gente en la calle. Hay que escucharla.

COLUMNAS ANTERIORES

Lo importante es la información, no el aparato
Los significados del mitin del 18 de marzo

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.