Despertador

La responsabilidad de Morena en el Senado

El grupo mayoritario debe continuar con sus actuales encargos; si las cosas han funcionado bien, no hay motivos para realizar ajustes y hay razones de sobra para seguir con el actual esquema de responsabilidades.

Los grupos parlamentarios de Morena tienen una enorme responsabilidad en el Poder Legislativo federal. Tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República le dan cuerpo a mayorías parlamentarias que no se habían tenido en más de 20 años.

A excepción de las reformas constitucionales y de ciertos nombramientos, que requieren mayorías calificadas, lo que decidan estos grupos parlamentarios se convierte prácticamente en una decisión de los órganos legislativos.

Además la responsabilidad aumenta porque el ofrecimiento que han hecho estas nuevas mayorías es transformar. En consecuencia tienen que responder de doble manera: por aquello que decida el Congreso y por lo que prometieron en campaña.

En el Senado, particularmente, las responsabilidades abarcan un periodo de seis años, a diferencia de la Cámara de Diputados que se renovará en el primer trienio.

A todo ello habría que agregar que Morena no se encuentra sola en el escenario político nacional. Hay otras fuerzas políticas e ideológicas fuera del escenario parlamentario que ponen en juego sus estrategias y proyectos.

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que siendo este primer año del actual proceso de transformación un periodo complejo, a medida que pasa el tiempo las dificultades que hay que enfrentar se irán acrecentando.

A decir por las resultados legislativos puede decirse que las cosas han funcionado bastante bien en lo general. La agenda de 12 puntos que presentó el Presidente de la República electo, Andrés Manuel López Obrador, casi ha sido resuelta: Ley de Remuneraciones de los servidores públicos, Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos, creación de la Secretaría de Seguridad Pública, Reforma Educativa, derecho de los jóvenes a la educación superior, nuevos delitos graves como corrupción, robo de combustible y fraude electoral, desaparición del Estado Mayor Presidencial y franja fronteriza con facilidades fiscales han sido debidamente aprobados.

Sólo faltan la revocación de mandato y la reversión de los procesos de privatización del agua, así como completar los procesos legislativos de austeridad republicana y reforma del fuero presidencial.

A esa agenda se incorporaron otros temas de interés gubernamental como la Ley de la Fiscalía General de la República, la Reforma Laboral, la aplicación de la extinción de dominio a casos de corrupción y la creación de la Guardia Nacional, entre otras.

Y el Senado, por su parte, añadió las reformas de paridad y reconocimiento de las comunidades afrodescendientes.

En su régimen interior, el Senado ha aplicado un importante plan de austeridad y ha duplicado sus horas de trabajo y su productividad de iniciativas y dictámenes.

El Senado ha funcionado bien. Su distribución interna de responsabilidades ha contribuido a ello. Ha logrado establecer un sistema de equilibrios y complementos que alienta el trabajo y pondera las buenas decisiones.

Por eso, en mi opinión, deben mantenerse el conjunto de responsabilidades actualmente asignadas. Especialmente, en lo que corresponde a Morena, el grupo mayoritario, considero que deben continuar en sus actuales encargos quienes pertenecen a la Mesa Directiva, la Junta de Coordinación Política y las Comisiones.

Sí las cosas le han funcionado bien, la mayoría morenista no tiene motivo alguno para realizar ajustes internos y si tiene sobradas razones para continuar con el actual esquema de responsabilidades.

El deber de Morena es cuidar su unidad, equilibrios y estabilidad. Los tiempos que vienen lo reclaman.

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