Retrato Hablado

‘Me encanta hacer encuestas y aún más explicarlas’

“Encontré que quienes viven en la pobreza urbana consideraban que la democracia no había traído ningún beneficio”, dice Lorena Becerra Mizuno, encuestadora.

En las largas travesías desde avenida San Jerónimo hasta Bondojito, camino al colegio, Elda Mizuno paraba de súbito el automóvil. Sus hijos la miraban mientras bajaba y volvía con un perro en brazos. Algunos eran pequeños, otros no tanto, desamparados todos. Había espacio de sobra para ellos en la casa que hoy aloja a la funeraria García López del sur de la Ciudad de México. Los animales corrían de la alberca a la cancha de tenis, de la resbaladilla al volantín, del carrusel a los columpios.

-¿Te daba miedo?

-Claro que no. Crecí con un gran danés –responde Lorena Becerra.

Ahora, ella también se detiene en la calle para rescatar animales desvalidos. “Mi mamá siempre me decía que el día que no estuviera no los dejara olvidados. El rescate es para mí un segundo trabajo y no sólo lo hago porque le di mi palabra a mi madre; me encantan los animales. No puedo verlos sufrir”.

Lorena Becerra tocaba el piano con tal desenvoltura y regocijo que pensó estudiar la licenciatura. Se opuso, terminante, su padre: “Esa no es una carrera”, le advirtió, a pesar de que él también amaba la música. Becerra tenía otra opción: prepararse en Estados Unidos como criminóloga forense. Su madre, una preparada pedagoga, había dado clases en el Colegio Americano y tenía la convicción de que sus hijos debían continuar sus estudios en Estados Unidos.

La crisis de 1994, sin embargo, obligó a la familia a cambiar los planes. Su padre, Belisario Becerra, fundador del Instituto de Comercio Internacional, le anticipó que no podría pagar sus estudios, pues ya costeaba los de su hermano mayor en Boston University. Becerra se inscribió a Relaciones Internacionales en el ITAM, pero se arrepintió pronto. Empezaba a desmotivarse cuando conoció a Alonso Lujambio, que dirigía Ciencia Política. Tomó algunas materias como oyente, y “me volví loca cuando empecé a ver los datos que reflejan las opiniones o posiciones de la gente”.

Sus dos mentores, Beatriz Magaloni y Federico Estévez, la recomendaron con ARCOP, la encuestadora donde trabajó hasta su graduación. Después estuvo un par de años en la Secretaría de Gobernación. Superada la frustración de no haber estudiado la licenciatura fuera de México, fue aceptada para cursar el doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Duke. “Fueron de los años más felices de mi vida”, asegura. La asesoró Karen Remmer, una de las más brillantes politólogas del mundo. “El primer año fue muy duro porque murió mi papá. Recuerdo ese tiempo como en tinieblas”. Después perdió a su abuela, dos tíos, un primo. Su familia de pronto quedó reducida a tres: su madre, su hermano y ella misma. “Nos fuimos quedando solos”.

Becerra recibió la beca de la National Science Foundation para escribir su tesis doctoral. Como parte de la misma, recibió recursos para hacer una encuesta sobre clientelismo electoral. “Quería estudiar no tanto la compra, sino la venta. ¿Por qué vendería alguien su voto?”

De 2010 a 2012, los últimos años del gobierno de Calderón, Becerra dirigió el área de Opinión Pública de Presidencia tras encargarse de proyectos especiales, como el estudio de las fallas de los principales programas sociales del gobierno. Sus superiores le permitieron incluir en aquellas encuestas preguntas para obtener información para su tesis: “La cantidad de datos que recabé fue espectacular”.

Luego formó parte del equipo de campaña de Josefina Vázquez Mota y, contra reloj, terminó la tesis doctoral. “Fueron meses sin descanso. Hacía jumping jacks para mantenerme despierta”.

-¿Y qué encontraste en tu investigación?

-Encontré que quienes viven en la pobreza urbana consideraban que la democracia no había traído ningún beneficio; es ahí donde existe la noción de que el sistema político tiene que ver con el bienestar; también calificaban a todos los partidos políticos como igualmente decepcionantes.

-¿Y los pobres de las zonas rurales?

-Ellos tienen otras preocupaciones.

El gobierno de Calderón terminó y la campaña de Vázquez Mota naufragó. En ese tiempo, Becerra escribió artículos y realizó investigación sobre temas de seguridad en CIDAC. También daba conferencias para instituciones financieras y empezó a formar su cartera de clientes.

En 2015, la Universidad de Vanderbilt le ofreció dirigir la encuesta LAPOP (Latin American Public Opinion Proyect). Lo consideró, pero recibió una oferta que le interesó aún más: encabezar el departamento de encuestas de Reforma. “Era una gran responsabilidad. Nunca había hecho encuestas que se hicieran públicas, cosa que las hace más complejas considerando que hay una reacción a tu resultado”.

Con Becerra, Reforma convirtió el área de encuestas en una unidad de negocios. Eso implicaba encontrar proyectos comerciales. En 2017, cerró una alianza con Radio Centro y, como parte del acuerdo, Becerra describía los hallazgos de las encuestas en la radio. A partir de entonces, le permitieron dar entrevistas a otros medios de comunicación. Era una forma de promover su trabajo. “Me encanta hacer encuestas y me gusta todavía más explicarlas. Es la forma de redondear lo que hago”.

Otro acuerdo relevante fue el que hizo el diario con la plataforma de noticias LatinUS, para pronosticar el resultado de las elecciones intermedias de 2021. Recientemente, creó Becerra Mizuno y Asociados: “No es sólo una empresa de investigación de opinión pública. Tengo clientes que quieren medir la imagen de un producto, saber cómo está posicionado en el mercado o que necesitan consultoría, análisis políticos o conducir grupos de enfoque”.

“Me iba muy bien, pero sentí que era momento de evolucionar”, cierra la politóloga, la investigadora de opinión más precisa de México.

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