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Las increíbles cifras voladoras (parte IV)

Aquí analizamos la cancelación del proyecto aeroportuario NAIM en Texcoco y sus efectos en la economía.

Aquí analizamos la cancelación del proyecto aeroportuario NAIM en Texcoco y sus efectos en la economía. Los economistas usamos modelos, como los arquitectos usan maquetas. Hay muchas cosas que pueden afectar el resultado de lo que diseñamos. Los modelos nos permiten aislar las variables que pueden ser determinantes de nuestro éxito o fracaso, ante escenarios extremos.

En IMCO usamos un modelo de equilibrio general (MEG), a partir de una base de datos llamada GTAP (https://cutt.ly/Xxm9zKe), en la implementación del economista Thomas Rutherford (https://cutt.ly/Pxm9SKg). Los MEG analizan opciones de política económica que cambien ciertas variables, como la inversión de un sector, la política comercial, o el gasto público. Miden el cambio de los precios relativos (cuántas naranjas me cuesta un viaje), pero también capturan el crecimiento económico y el bienestar de los consumidores. Puede suceder (quien escribe lo ha visto) que dos economistas, con el mismo modelo, y distintas conjeturas, lleguen a resultados opuestos. Aún así, los MEG son el caballito de batalla para evaluar la pertinencia de una política.

Cuando la administración anunció que se cancelaría el NAIM, hicimos un análisis en GTAP en donde todo lo invertido en ese aeropuerto se convertía en gasto, y no cambiaba la productividad del sector aéreo. Ahí la economía perdía la oportunidad de sumar 0.9 por ciento del PIB a su tasa anual de crecimiento. El ejercicio proyectado a 2068 indicaba que hasta ese año, la economía podría haber crecido hasta 96 billones de pesos (valuados a precios de 2019), pero sin aeropuerto, nuestra economía sería solamente de 64.6 billones. La economía en 2068 podría haber sido 2.6 veces más grande que en 2024, pero sin hacer el NAIM y enterrando los recursos invertidos, la economía de 2068 sería solo 1.4 veces más grande que la de 2024. IMCO hizo llegar este análisis a don Javier Jiménez Espriú y muy amable, él nos recibió, un par de meses antes de que tomara posesión en el cargo.

Quien sería titular de SCT descartó nuestro cálculo como una exageración, porque el valle de México no se quedaría solo con el AICM; se expandirían las operaciones a Santa Lucía y al Aeropuerto Internacional de Toluca. Tratamos de convencerlo de que aún si ese fuera el caso, esos tres aeropuertos requerirían inversiones parecidas a las de NAIM, y al final tendríamos tres aeropuertos pequeños y no un hub, mejor idea por economías de escala, red y aglomeración. No solo eso: de continuar creciendo en AICM, el riesgo de accidente se multiplica, por ser ya un aeropuerto demasiado céntrico. Incluso, mencionamos el caso del aeropuerto de la City of London, aeropuerto cómodo pero costoso y riesgoso, que no impidió que esa ciudad tuviera que hacer cinco expansiones del hub de Heathrow.

AICM hace años cerró un atajo entre el control de pasaportes y las puertas de embarque reservando una rampa para las personas con discapacidad. Después, en actas se reveló la verdadera razón: AICM quería que los viajeros pasaran por el duty free, para 'privilegiar los ingresos'. Por eso nos hacían caminar un kilómetro más. En un hub planeado, esto puede lograrse sin costos para los pasajeros. En Dallas hay una barbacoa texana increíble justo donde se baja uno del avión de México. Viajar a Europa vía Schiphol o a Asia a través de Changi es una experiencia inigualable. Por eso el público los prefiere.

El secretario nos dijo que ningún país se deshace de un aeropuerto para construir otro. Esto es falso; ver https://cutt.ly/KxQjeXb. La anemometría (dinámica del viento) hace más sentido en NAIM que en AICM o AIFA. A inicios del siglo pasado, los pilotos sugerían la orientación de pistas con más arte que ciencia. Ninguno de ellos contó con todo el análisis que se hizo para el NAIM.

No pudimos convencerlo.

Si invertimos en tres aeropuertos, pero no hay más operaciones, se agravará la situación. Vamos a vivir medio siglo pagando un triple gasto que no se convirtió en activos útiles. Si el sistema aeroportuario AIFA-AICM-Toluca logra elevar el número de operaciones del valle en igual proporción a lo que se proyectaba en NAIM, solamente los usuarios perderemos tiempo y haremos traslados innecesarios que implican gastos. Quizá la pérdida sea menor, 0.1 a 0.3 por ciento del PIB por año por 50 años. Mucho o poco, en este tema los mexicanos perdemos. Con un agravante: era mejor un hub autofinanciado, que tres aeropuertos que requerirán subsidio eterno. Al tiempo.

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