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Joe, la banda y el TMEC

Tenemos que asegurarnos que la prosperidad compartida de América del Norte continúe, y lleve beneficios a los ciudadanos más pobres de nuestros países.

El lunes 9 de noviembre se publicó en la Conamer una "propuesta regulatoria para que el presidente otorgue el 1 de noviembre (sic) la Condecoración Miguel Hidalgo en grado banda al ciudadano mexicano Jesús Seade Kuri, como un reconocimiento público por sus méritos distinguidos en base a (sic) su desempeño sobresaliente e intervención decisiva en las negociaciones que permitieron concretar la firma del T-MEC, de conformidad con lo establecido por la Ley de Premios Estímulos y Recompensas Civiles".

Esta columna ignora cuál fue la intervención decisiva del ciudadano Seade Kuri para lo logrado con el TMEC. La ignorancia se quita con conocimiento; ojalá que los comentarios al proyecto regulatorio que el público tenga a bien hacer llegar a la Conamer nos iluminen al respecto. Sería interesante proponer a otros ciudadanos para esta distinción, no por quitarle el mérito al ciudadano Seade (ya es un esfuerzo extraordinario haber viajado de ida y vuelta desde Hong Kong tantas veces para hacerse cargo de un trabajo que antes llevaba un equipo grande, y cumplir con el encargo del ciudadano presidente). Saltan a la memoria l@s siguientes compatriotas, en orden alfabético: Juan Carlos Baker, Martha Bárcena, Sabina Berman, Herminio Blanco, Juan Pablo Castañón, Gabriela Cuevas, Mario Delgado, Ildefonso Guajardo, Gerónimo Gutiérrez, Dolores Heredia, Silvia Hernández, Moisés Kalach, Claudia Ruiz Massieu, Vanessa Rubio, Ken Smith, Eduardo Solís, Luis Videgaray, Jaime Zabludovsky. Seguramente hacen falta. Mil disculpas a los omitidos.

Es importante que se reparta el reconocimiento entre todos los que hicieron suceder el TMEC, aunque nos gustara más el TLCAN. Trump y la retórica proteccionista lo mataron, y toda esa gente (y quién sabe cuántos más, en México, Estados Unidos y Canadá) lo salvaron. Ya entrados en gastos, habría que darle reconocimientos a ciudadanos estadounidenses, canadienses y mexicanos que se la han rifado, contra viento y marea, para que el comercio libre sea una realidad en la región, a pesar de los esfuerzos de buena parte de la clase política, especialmente mexicana y estadounidense, por tomar banderas más electoreras, sindicalistas, clientelares. El que los mexicanos podamos consumir productos de todo el mundo es un logro enorme, que baja los precios y genera bienestar. Que nuestras empresas puedan vender sus productos en todo el mundo también es un logro enorme. Por supuesto, implica retos y un esfuerzo nacional mucho más constante para enfrentar la competencia externa, pero sin duda el esfuerzo ha sido útil. Cuando los hogares reducen costos de su consumo, ahorran, invierten y mejoran su nivel de vida. Ese México existe, aunque el gobierno actual no quiera voltear a verlo o aceptarlo; y existe gracias al TLCAN y el TMEC.

El TLCAN original pasó por ambas cámaras del Congreso estadounidense, mismas que estaban bastante divididas. Joe Biden, entonces senador, votó a favor de la resolución H.R. 3450: Ley de Implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el 20 de noviembre de 1993, hace 27 años. Ese día, solamente en el Senado, la resolución pasó por 61 contra 38 votos, y una abstención. Tanto demócratas como republicanos votaron a favor del TLCAN, pero divididos.

En 2020 el libre comercio recibió mayor apoyo legislativo en EU. Solamente en el Senado, la resolución H.R. 5430 para implementar TMEC recibió 89 votos a favor, 10 en contra y una abstención. Sí, una de esos diez votos en contra fue de la vicepresidenta de Joe Biden, Kamala Harris, pero hay que tomar en cuenta que la fórmula Biden-Harris tenía que darle gusto a lados disímbolos de su electorado, y la resolución no necesitaba el voto de Harris o Sanders o de los otros ocho contrarios para pasar.

Lo que sigue con el TMEC es muchísimo trabajo. Hay que cumplir los compromisos en materia laboral y sindical; en este tratado sí entra la protección a inversionistas del sector energía, lo cual implica que hay que tener una política energética radicalmente distinta a la actual; también, el TMEC tiene provisiones anticorrupción y medioambientales, que seguramente a Joe y Kamala le van a preocupar mucho más que a Donald y a Mike, o que a Andrés y a Manuel.

Antes de que demos o nos colguemos medallas, hay que trabajar. Seguimos en pandemia y en depresión económica. Los mexicanos no queremos pelearnos con EU. Tenemos que asegurarnos que la prosperidad compartida de América del Norte continúe, y lleve beneficios a los ciudadanos más pobres de nuestros países.

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