Costo de oportunidad

Los gentiles y el hiperpeso

La tendencia al alza del tipo de cambio en México se ve estable. Si está sustentada en fenómenos de largo plazo, igual y llegó para quedarse.

¿Cuántos estadounidenses viven en México? El excelente podcast de Mariana Campero en CSIS (Center for Strategic International Studies, Washington, DC) llamado Mexico Matters, reveló datos del Departamento de Estado de los Estados Unidos que dicen que en México viven hoy al menos 1.6 millones de estadounidenses. Por otra parte, el FVAP (un programa del Departamento de Defensa de los Estados Unidos diseñado para auxiliar el voto de los estadounidenses desde el exterior) estimaba que en 2018 vivían en México unos 580 mil estadounidenses. El reporte de FVAP es distinto al de State Department; de hecho, una asociación basada en París, AARO (Asociación de Estadounidenses Residentes en el Exterior, por sus siglas en inglés) piensa que State sobreestima al menos al doble el número de estadounidenses en el exterior, respecto al de FVAP. Entonces igual y el dato de Mariana y Mexico Matters está sobreestimado. Pero aun así, si el número de estadounidenses viviendo en México hoy es entre 800 mil y un millón, quiere decir que en cinco años hay cerca de un crecimiento del 50 por ciento en la cifra de nacionales de los Estados Unidos que viven en nuestro país.

Es más: tiendo a creerle a Mariana Campero y a su número. Si es cierto, entonces hay más de 100 por ciento de crecimiento en el número de estadounidenses en solamente cinco años. Este fenómeno empezó en la pandemia y se consolidó, cuando muchos de ellos se dieron cuenta que la inflación allá estaba más pesada que la de aquí y que podían estirar su pago como nómadas digitales, o como emprendedores, o como empleados remotos, desde México.

Tan es un fenómeno, que los niños consentidos y progres de la Condesa y la Roma, esos paraísos bohemios chilangos, que estaban acostumbrados a ser los ricos de sus barrios, ya no lo son, y entonces se están quejando de ‘gentrificación’. Incluso, hay en la CDMX carteles improvisados que dicen “Gringo, go back to your country”. Por supuesto, como lo comentaron Mariana y sus invitados en el podcast, Tamara y Travis Bembenek, los dueños del Mexico News Daily, la Ciudad de México, como todas las ciudades grandes de Norteamérica, tiene una presión demográfica, y eso encarece las rentas. Los Bembenek viven en San Miguel de Allende, pero disfrutan visitar la Condesa y la Roma. Si yo fuera mesero allá, me encantaría la propina del 20 por ciento de los estadounidenses, pero quién soy yo para decirle a algún aristócrata mexicano que tiene que pagar más por tomar vino en la banqueta en su tierra.

Este es un fenómeno que igual y está pasando desapercibido en otro círculo: el de los economistas que estudiamos las remesas. Hace algunos meses, una asociación en la que participo como consejero, Signos Vitales, manifestaba preocupación por el origen de las remesas. Están llegando a lugares con poca población y en montos que son muy altos, hasta dos veces el ingreso per cápita de los habitantes locales; lo cual llevaba a SV a pensar que se trata de lavado de dinero.

Su periódico EL FINANCIERO del día de ayer, también tenía artículos, de Enrique Quintana y Gabriel Casillas, con preocupación por el super o hiperpeso, y su efecto en el poder adquisitivo de los mexicanos. Mario di Costanzo, en su espacio de Atypical TV, dijo que hace cinco años un dólar compraba 900 gramos de frijol en México, y hoy el mismo monto compraba 200 gramos.

Casillas en su artículo menciona seis factores clave en el hiperpeso: 1. En mercados emergentes no hay dónde invertir; 2. Banxico; 3. Salud de las finanzas públicas en México, relativas a las de otros países; 4. Bajo déficit comercial en México; 5. Nearshoring; 6. Estabilidad política y social de México.

No estoy seguro sobre el 6. Quizá es un fenómeno demográfico. Algunos emigrantes mexicanos del siglo pasado tuvieron hijos allá, pero se retiran aquí. Los mexicanos ya no crecemos como grupo en los Estados Unidos; México ofrece oportunidades de trabajo que no ofrecen otros países. Y, los nómadas digitales convierten sus dólares a pesos para gastarlos aquí. Están subestimados en esa ecuación; tienen un poder adquisitivo mayor.

Como dice el Dr. Manuel Sánchez, anterior subgobernador de Banxico: los pronósticos de tipo de cambio son charlatanería. Sin embargo, la tendencia al alza del tipo de cambio en México se ve estable. Si está sustentada en fenómenos de largo plazo, igual y llegó para quedarse. Igual que los gringos. Ni modo, jóvenes: gentrifiquen Iztapalapa y Tláhuac. Háganlos bonitos. La Roma no era bonita en los 80.

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