Fuera de la Caja

Pauperización II

El salario promedio ha reportado un menor crecimiento y cuando se combina con la contracción del número de empleos, las cosas son serias.

Comentamos ayer que el golpe de la crisis ha provocado el cierre de más de cuatro mil empresas grandes (con más de 50 trabajadores) en los últimos cuatro meses (marzo a junio). Aunque se ha creado una cantidad similar de nuevas empresas, se trata de microempresas, muchas con un solo trabajador, otras que llegan a tener cinco. Por cada empleo nuevo, hemos perdido mil, de forma definitiva.

Como usted imagina, los empleos en micro o pequeñas empresas suelen tener remuneraciones más bajas, y sólo las prestaciones que la ley obliga, de manera que la desaparición de grandes empresas lleva consigo una caída en el ingreso de las personas, simplemente porque se pierden empleos 'mejores' que los que se crean.

Este fenómeno ya se percibe en los datos del IMSS a julio, que todavía no se publican con todo detalle, pero contamos con el adelanto, que incluye el salario promedio de cotización. Hasta el segundo trimestre, a pesar de la gravedad de la crisis, el salario promedio mantuvo un crecimiento de 8 por ciento comparado con el año anterior. Así, en términos reales (quitando la inflación), el crecimiento superaba el 5 por ciento. En julio se redujo a 2.7 por ciento. Parecería que no es nada grave, pero cuando se combina con la contracción del número de empleos, las cosas son serias.

Esta medición, número de empleos multiplicado por salario promedio, se conoce como masa salarial, y refleja la cantidad de dinero que entra a la economía a través del ingreso de los trabajadores. En términos reales, la masa salarial se contrajo -1.8 por ciento en julio. No habíamos tenido un fenómeno similar desde 2009, cuando durante todo ese año hubo contracciones en este indicador, como resultado de la Gran Recesión. En aquella ocasión tardamos nueve meses en pasar de un crecimiento de 4 por ciento a números rojos; ahora lo hicimos en tres meses.

Como le decía, los datos detallados de julio aún no se publican, pero hasta junio la pérdida de empleos se concentraba en los niveles más bajos de ingreso. Comparando con febrero, que fue el momento de más empleo, se perdieron 993 mil empleos de entre uno y tres salarios mínimos, 131 mil entre cuatro y 12 salarios mínimos, y hubo un incremento en ingresos superiores a esa cantidad. Es decir, durante el trimestre más pesado, hubo incluso crecimiento en los puestos con mayor ingreso, pero caídas en la parte baja de la distribución. Es muy probable que por eso tengamos los crecimientos del salario promedio que le comentaba arriba, que para julio desaparecieron. Confirmaremos en unos días si esto significa que en ese mes ya hay pérdida de empleo de alto ingreso.

En algún evento reciente, el Presidente anunció que en julio ya se había reducido significativamente la pérdida de empleo (lo que se confirmó con el adelanto del IMSS), y agregó que en los primeros días de agosto ya se habían creado cerca de 14 mil nuevos puestos. Este fin de semana incluso habló de una cantidad mayor. No creo que sea buena idea que el Presidente adelante información que pudiera después modificarse. En todos los meses se crean empleos, y en todos se pierden. Es la suma de los dos efectos lo que importa. Convendría que cuando el Presidente quiera anunciar estos datos, la Secretaría del Trabajo publique un documento oficial que lo respalde, para no ponerlo en riesgo de tener que corregir posteriormente.

Esto es más importante cuando tenemos movimientos importantes en los salarios, como ya se nota en julio. Si los nuevos empleos anunciados resultan ser con ingresos cercanos al mínimo, mientras que los que se pierden corresponden a ingresos mayores, el resultado neto, la masa salarial, continuará su caída, y eso pondrá al Presidente en muy mala situación.

COLUMNAS ANTERIORES

Engañados
Cerrada

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.