Fuera de la Caja

Más impactos

La producción de petróleo no es sólo importante para las finanzas públicas, lo es también para el cálculo del crecimiento económico.

Estamos revisando en estos días cómo la apuesta por el petróleo que decidió tomar el actual gobierno, sumada a la decisión de no tener reforma fiscal, han puesto a México en una posición vulnerable. Vamos a depender del petróleo en 2020 como no lo habíamos hecho en algún tiempo. Las razones las vimos el lunes, y ayer comentamos la estimación de esta columna en términos de producción. En lugar de alcanzar 1.95 mbd, como dijo Pemex y aceptó Hacienda incluir en su Presupuesto, Fuera de la Caja estima que la producción promediará 1.58 mbd durante 2020. Y es una estimación optimista.

Ahora bien, la producción de petróleo no es sólo importante para las finanzas públicas, lo es también para el cálculo del crecimiento económico. Puesto que hoy utilizamos como referencia el año base 2013, cuando el petróleo era más importante, es posible que estemos sobreestimando su impacto en la caída de la economía, pero así ocurre siempre, es algo normal. Con base en ese año, entonces, la extracción de petróleo y gas tiene un impacto directo en el índice de Actividad Industrial de 17.3 por ciento (es lo que representa del indicador), y en el PIB de 6 por ciento.

Por eso, si la producción de petróleo cae cada año -4.7 por ciento (2004 a 2019), esto significa que cada año el PIB es 0.3 por ciento menor de lo que debería ser. Esa caída, en esos 15 años, implica que la economía hoy es 4.2 por ciento menor de lo que sería, de no haber ocurrido esa gran caída de producción. Pero eso ya pasó.

Hoy, la diferencia entre lo que estiman Pemex y esta columna puede ser muy importante. Para el gobierno, el crecimiento en producción será de 8.3 por ciento el próximo año, mientras que esta columna estima una caída de -4.8 por ciento. Directo al PIB, la diferencia es un crecimiento de 0.5 por ciento, según Hacienda, o una contracción de -0.3 por ciento, según yo. Esa diferencia es entonces de 0.8 por ciento del PIB.

Pero eso es prácticamente lo que estiman los especialistas que crecerá la economía mexicana el próximo año. Seguramente muchos de ellos, si no es que todos, desconfían de la estimación de Pemex, pero no lo dicen porque no es un dato que sea común publicar, ni vale la pena hacer enojar al Presidente. Por otra parte, la aprobación del T-MEC puede mover al alza algunas de esas estimaciones, aunque a mí me parecen optimistas, incluso en ese caso.

Para el crecimiento de la economía, los servicios son mucho más importantes, y de ellos no tenemos todavía información suficiente para pronosticar con algo de certeza. Este último trimestre del año nos dará bases más confiables. En principio, octubre fue mal mes para el comercio al menudeo, pero noviembre fue bueno. Ambos se mantuvieron en pérdida de doble dígito en venta de autos, y muy posiblemente de bienes raíces. Lo que pase con servicios financieros, comunicaciones y transportes, y los dos comercios (mayoreo y menudeo), mostrará la tendencia para el próximo año.

Pero aún creciendo 1 por ciento, como dicen los especialistas, le va a faltar dinero al gobierno. En el Presupuesto estimaron que la economía crecería al doble de eso, y recaudarían 1.8 billones en el ISR y 1 billón en IVA, para un total tributario no petrolero de 3.5 billones. Con crecimiento de 1 por ciento, el ISR quedará 60 mil millones por debajo, y el IVA, 30 mil. Sumando el resto de impuestos, el faltante es de cien mil millones. Si el crecimiento es ligeramente inferior a cero, como esta columna espera, faltarán 200 mil millones. Ayer decíamos que por ingresos petroleros, lo que faltará serán 240 mil millones. Ya suma todo esto.

Lo interesante es que todas estas cifras que hemos comentado dependen sólo de una cosa: ¿Puede Pemex incrementar su producción hasta 1.95 mbd, o continuará la tendencia y cerrará debajo de 1.6 mbd en 2020? Hay más de 400 mil millones de pesos apostados a eso.

COLUMNAS ANTERIORES

Votos
Resultados y popularidad

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.