Fuera de la Caja

La tragedia

Si no se toman en serio las recomendaciones internacionales: pruebas, seguimiento y cubrebocas, o aparece una vacuna milagrosa, medio millón de mexicanos habrá muerto en este año de forma prematura.

Le ofrecí ayer un ejemplo de cómo la pandemia impacta los servicios educativos. Es algo que muchos ven de cerca, y creo que hace más fácil comprender cómo el riesgo de contagio provoca distorsiones económicas que no pueden resolverse con facilidad. La mayor parte de los esfuerzos de los gobiernos se han dirigido a impedir un desplome de la demanda, y a controlar los contagios para recuperar la capacidad de la oferta. En México el gobierno ha fallado en ambas cosas. No hubo un plan de contención, para evitar que el golpe llegara a hogares y empresas, ni hay un plan de recuperación. Pero lo peor, me parece, ha sido el manejo de la pandemia.

México es uno de los países que aplica menos pruebas, de forma que la positividad, es decir, la proporción de resultados positivos, promedia casi 50 por ciento. Por eso el número de casos nuevos varía con tanta facilidad: si hacen 10 mil pruebas, hay 5 mil casos nuevos. Si hacen 20 mil pruebas, hay 10 mil casos. Esto lo que significa es que no tenemos idea de cuántos casos hay. En países civilizados, cualquier tasa de positividad superior a 10 por ciento prende alarmas.

Otro efecto de las pocas pruebas es que la letalidad parece elevadísima. Ésta se calcula dividiendo las defunciones entre los casos comprobados. Si estos últimos son pocos, la tasa es elevada. Pero el asunto es peor, porque las muertes registradas no se acercan a la realidad. Varias veces hemos citado el trabajo de Mario Romero Zavala y Laurianne Despeghel, publicado en Taller de Datos de Nexos desde hace un par de meses, en el que mostraron que las muertes en exceso en la Ciudad de México eran poco más de tres veces superiores a las reportadas por Covid. Estas cifras se han actualizado con cierta regularidad, y ya han sido retomadas por publicaciones internacionales, como The Economist. Más aún, fue lo que obligó al gobierno a publicar las muertes en exceso para 20 entidades federativas, comprobando el factor mencionado.

Esto significa que la pandemia no ha provocado 53 mil muertes en nuestro país, sino 160 mil. Y no son cifras, son tragedias personales y familiares. Y todo eso es resultado de la desidia e incuria del gobierno. Menospreciaron el problema, se concentraron en que no se notara (por eso pocas pruebas) y en evitar la saturación de hospitales (por eso no dejaban ir a ellos, te mandaban a tu casa con Paracetamol). Gracias a la manipulación de cifras (pocos casos porque pocas pruebas, pocas muertes porque no se registran, poca ocupación hospitalaria para que se mueran en su casa), los dos López han podido engañar a los mexicanos durante ya cinco meses.

Sin embargo, el virus no se deja engañar tan fácil. Los contagios continúan, y la 'meseta' en que estamos representa 650 muertes oficiales al día, dos mil en la realidad. Son veinte veces más muertes que las causadas por el flagelo de la última década, el crimen. Puesto que no hay ninguna medida en este momento para reducir el contagio, porque se sigue confundiendo a la población al respecto del cubrebocas, y no hay pruebas suficientes ni seguimiento de contactos, esta meseta puede continuar el resto del año, de forma que cerraríamos 2020 con medio millón de mexicanos muertos a causa del virus, algunos de ellos por otras causas, pero que no pudieron tener acceso a un hospital que hoy está dedicado al Covid.

Si no se toman en serio las recomendaciones internacionales: pruebas, seguimiento y cubrebocas, o aparece una vacuna milagrosa, medio millón de mexicanos habrá muerto en este año de forma prematura. Y varios millones habrán caído en pobreza por esa misma razón: un manejo deplorable, por parte de un par de cínicos criminales, de la amenaza global más seria en un siglo.

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