Fuera de la Caja

Jugando al cable

De un lado, un sistema global que acelera la transformación a partir de la pandemia; del otro, un gobierno mexicano que insiste en regresar al país a una época pasada. La cuerda es la integridad del país.

Si pone usted dos personas, una contra la otra, a jalar una cuerda, tendrá tres posibles resultados: cede una, cede la otra o se revienta la cuerda. Este último es el escenario menos probable, pero sin duda ocurre. Lo he visto, era un juego que practicábamos en secundaria y prepa. Le llamábamos entonces 'cable'.

Comento este ejercicio porque eso es lo que creo que estamos viendo en este momento, como lo comentamos el viernes pasado. Tenemos dos entes, cada uno jalando la cuerda. De un lado, un sistema global que acelera la transformación a partir de la pandemia; del otro, un gobierno mexicano que insiste en regresar al país a una época pasada. La cuerda, adivinó usted, es la integridad del país.

Diversas tendencias se aceleraron durante 2020 a nivel global. La primera, sin duda, ha sido el gran esfuerzo por derrotar al virus, que incluye desde políticas públicas para controlar el contagio –principalmente el cubrebocas– hasta el desarrollo de vacunas, su producción y distribución en niveles jamás vistos. Millones de personas son vacunadas diariamente, no sólo en países que llamamos desarrollados, sino también otros más cercanos, como Chile.

En segundo lugar, el tránsito a la economía digital se ha acelerado notoriamente. Primero por el comercio electrónico, después por las videoconferencias, finalmente por una mayor dinámica a favor de la electricidad. Parece ser ya consenso que mantendremos un nivel relevante de home office, lo que implica menos traslados y más utilización de los instrumentos de la economía digital. En concordancia, el esfuerzo por reducir el consumo de combustibles fósiles es mucho mayor que hace apenas un año. Diversos gobiernos, y más importante, diversas empresas, han anunciado la migración a automóviles eléctricos en el transcurso de una década o poco más. La impresionante reducción de costos en energías alternas implica que, además, esa electricidad no provendrá de carbón o aceite.

En estas dos dimensiones, el gobierno mexicano se ha movido exactamente al contrario. No es que estemos estancados, sino que deliberadamente queremos regresar a una época que dejó de existir hace ya muchos años. La idea de producir más petróleo, más petrolíferos y electricidad con base en ellos es algo totalmente absurdo desde el inicio del siglo XXI, pero hoy es ya un asunto peligroso. El manejo de la pandemia y de la vacunación ha sido algo patético. Si consideramos que entre el turismo (dañado por la enfermedad) y la industria (dañada por la visión retrógrada del gobierno) se nos va más de 40 por ciento del PIB, será más fácil entender la tensión del cable.

Esta cuerda, por otra parte, ya tiene un desgaste relevante. En los últimos 25 años, los estados en los que se ubica el turismo internacional y la industria han crecido por encima de 3 por ciento, mientras los demás apenas llegan a 2 por ciento. Curiosamente, es en estos últimos en los que López Obrador ha ganado elecciones desde 2006, y es en ellos en donde hoy es popular, según las cifras de Consulta Mitofsky.

El actor global ya empieza a jalar con más fuerza. La cámara española de comercio en México, empresarios estadounidenses y el gobierno de Canadá han expresado preocupación por las decisiones en materia energética. El actor local ha enviado su iniciativa preferente para terminar de destruir la competencia en el sector eléctrico. La cuerda muestra claramente dos segmentos ya muy diferentes: uno inclinado del lado global, otro anclado en un pasado ya muy remoto.

Nosotros, pequeñas hebras de la cuerda, sólo sentimos la tensión. Unos vemos alejarse toda posibilidad de participación real en el siglo XXI; otros creen ver un futuro promisorio en el retorno al pasado. Este último grupo tal vez no ha reparado en que la mitad del PIB de nuestro país depende esencialmente de nuestra posición global. No hay futuro para un México aislado.

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