Fuera de la Caja

Atorados

Los servicios no financieros arrancaron mal desde enero, y no sólo a partir de la pandemia, señala Macario Schettino.

A diferencia de los establecimientos comerciales, de los que hablamos ayer, los servicios arrancaron mal desde enero, y no sólo a partir de la pandemia. Ya con ésta, el hundimiento fue muy serio: en abril los servicios no financieros caían -27 por ciento, -30 por ciento en mayo, -28 por ciento en junio, y en julio a duras penas llegan a -26 por ciento. Dicho de otra forma, aquí no se ve mucha recuperación que digamos.

A nivel agregado, lo único que crece al interior de los servicios no financieros son los servicios de salud, con 2.6 por ciento (contra 2018, como hicimos ayer). Con una caída relativamente leve, los servicios de apoyo a negocios, con -9 por ciento, y los servicios profesionales con -13 por ciento.

Ya un poco más grave es el caso de 'información en medios masivos', con -16 por ciento, y servicios inmobiliarios y de alquiler con -17 por ciento. Lo demás es trágico: comunicaciones y transportes con -32 por ciento, educación con -43 por ciento, alojamiento temporal y preparación de comida con -51 por ciento, y esparcimiento, cultura y deporte con -76 por ciento. Todos estos datos se refieren a sector privado.

En los servicios hay más de cien rubros, de forma que no podemos comentarlos todos. Le ofrezco los que creo más significativos. Primero, aquellos que pierden entre 85 y 98 por ciento de sus ingresos (comparado con 2018), que son: museos, exhibición de películas, parques de diversiones, distribución de películas, centros nocturnos, juegos de azar y jardines botánicos. Muchos de ellos, cerrados desde abril. Del otro lado del espectro, con crecimientos de más de 5 por ciento están: servicios legales, hospitales, transmisión de programas de radio, servicios de mensajería y paquetería, servicios de ingeniería, edición de libros y laboratorios médicos.

Los dos sectores con las caídas más grandes son el de diversiones (cultura, deporte, esparcimiento) y el turismo. Al interior de los servicios de alojamiento temporal y preparación de alimentos, los restaurantes caen -43 por ciento, no muy diferente de su peor momento (-49 por ciento). Ocurre lo mismo a alimentos por encargo. Los hoteles sí han mejorado un poco, pasando de -70 a -50 por ciento, pero sigue siendo trágico. En esparcimiento, todas las ramas tienen caídas de -70 por ciento o más, salvo equipos deportivos, que está en -41 por ciento. Actividades asociadas al turismo, como agencias de viajes, organización de convenciones, excursiones, líneas aéreas, van de -65 a -75 por ciento. Sin duda, el obstáculo más importante para todo lo relacionado con turismo y diversiones tiene que ver con el distanciamiento, y es posible que éste dure varios meses más. No es claro cuántos establecimientos podrán esperar ese momento.

Por la importancia social, le comento sobre educación y salud. Aunque le decía que estos últimos tienen un crecimiento, ocurre sólo en laboratorios y hospitales (que ya mencionamos), todos los demás servicios siguen con caídas de -40 a -50 por ciento. En educación, la caída en julio es mayor que en junio, y con números especialmente malos están los niveles de preprimaria, preparatoria y educación superior.

Finalmente, se profundiza la caída en algunas actividades: investigación en ciencias sociales y humanidades, servicio de diseño de sistemas de cómputo y escuelas de educación superior, pero notoriamente en el sector de información: producción de televisión, edición, sonido, videoclips, agencias noticiosas, distribución de películas, edición de libros integrada a impresión, procesamiento electrónico de información, y programación de canales de televisión restringida.

Como veíamos ayer, las actividades asociadas a educación y esparcimiento, así como transporte, están sufriendo más en julio, pero también las relacionadas con la publicidad, como se desprende del párrafo anterior. Así pues, en principio, me parece que estamos entrando en una segunda etapa de la depresión. No es que vayamos a tener una curva en forma de W, sino más bien una meseta, que puede ubicarse 10 puntos por debajo del nivel que tuvimos en 2018, con muy poco cambio. Habrá que estar atentos.

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