Luis Wertman Zaslav

Emprendedor-empresario

El emprendedor-empresario de verdad tendrá que influir, involucrarse e innovar, exigiendo piso parejo a sus autoridades.

No todos los empresarios son emprendedores, y la mayoría de los emprendedores enfrenta enormes dificultades para consolidarse como empresarios. En esta esquizofrenia económica a la que nos hemos acostumbrado en México, donde un sector acelera el paso a través de la tecnología, el desarrollo y la investigación, mientras otro parece no moverse porque así le conviene, es importante reflexionar sobre cuál será el papel que jugará la iniciativa privada en este cambio de época.

La sola muestra de lo que en realidad es la industria petrolera anticipa jaloneos que influirán en las previsiones de inversión de los siguientes años. Si bien el país no podía soportar mucho tiempo más el deterioro de Pemex, los intereses alrededor de que el huachicoleo generalizado de la empresa estatal se mantuviera, no abandonarán el negocio pronto. Del cuidado que tenga el gobierno en cumplir con su estrategia y de los resultados que esta arroje, dependerá la evaluación que hagan los mercados sobre el gran soporte del sector energético nacional.

La baja de calificación otorgada por Fitch advierte que las resistencias a medidas de gobierno poco ortodoxas continuarán, y ello puede derivar en la condición que más temen los mercados: la incertidumbre.

Pero hablábamos de esquizofrenia económica. Este comportamiento donde por un lado las inversiones huyen, sólo para aparecer por otra puerta. Ese retorno sin sentido aparente puede darse en cuanto arranquen los proyectos de inversión oficial.

En cada uno ya hay jugadores de relevancia esperando participar e incluso un consejo específico de empresarios que se reúne una vez al mes con el Presidente de la República. Es difícil pensar que los integrantes de este grupo no tengan interés en los planes que se les han presentado a ese nivel.

Lo demás parece que es ruido. Tanto político como público. No es de desestimarse, tampoco, la política y la opinión pública tienen un peso enorme en cualquier economía, más en una como la nuestra.

Sin embargo, ¿qué posición debe tomar la mayoría del empresariado? Mi sugerencia es no dejar de emprender y, cada vez más, participar en su entorno inmediato. No dejarse espantar, pero tampoco dejar de evaluar las condiciones en que nos estamos moviendo.

Un emprendedor auténtico es quien entiende que puede cambiar el status quo con la idea legítima de modificarlo para generar riqueza. El emprendedor-empresario de verdad tendrá que influir, involucrarse e innovar, exigiendo piso parejo a sus autoridades. Lo demás es zona de confort y esa, guste o no, está por acabarse.

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