Hay quienes buscan que fracase AMLO y quienes al criticar sus errores queremos que los corrija, pero le falta visión de largo plazo y humildad para rectificar. La mayoría de sus asesores se limitan a secundar lo que dice, y los de la izquierda radical que le rodean, a calentarle la cabeza con ideas que aumentan desconfianza y expectativas negativas. A quienes tienen la sinceridad de hacerle ver que está mal, no los escucha y algunos prefieren renunciar. Otros le siguen la corriente para conservar su chamba. Los marxistas le aconsejan destruir la economía neoliberal, para sobre sus cenizas construir un país socialista, como en Venezuela y Cuba.
En lo económico, cancelar el aeropuerto de Texcoco es el peor negocio del siglo en México. Cerrar las puertas en el sector petrolero a la inversión privada, significa más importación de gasolina y destinar miles de millones para subsidiar a Pemex. Obstaculizar la inversión privada en el sector eléctrico implica más recursos fiscales para la CFE, y aumentar las posibilidades de escasez del fluido eléctrico.
Además de esos graves errores en el campo económico, también comete otros en el político, al medir con dos varas las protestas de la oposición.
A los grupos extremistas de izquierda, que buscan víctimas en sus protestas, les da impunidad ante cierre de vías de comunicación, bloqueo de trenes, quema de oficinas públicas y daños a la fachada y puertas de Palacio Nacional. Mientras a los manifestantes pacíficos del movimiento Frenaaa, los granaderos les impidieron el paso al Zócalo, la policía les robó las tiendas de campaña, les obstaculizaron entrar a baños a su alrededor y les cortaron el ingreso de alimentos.
Sólo mediante la orden de un juez, que mostró independencia del Ejecutivo, se suspendió la orden de impedir el derecho a la libre circulación y a la libre expresión a los de Frenaaa, y los dejaron pasar. Mientras a los violentos de la normal de Ayotzinapa y a los de la CNTE, les permiten impunemente violar la ley con sus acciones destructivas.
Dos varas para medir las protestas, una protegiendo a violentos y dándoles impunidad para destruir, y la otra obstaculizando y violando los derechos de libre circulación y expresión, a manifestantes que no comparten el camino al socialismo real o capitalismo de Estado, que sigue el gobierno de la 4T.