Luis Pazos

Morena, millones sin justificar

Según datos de la ASF existen 32 mil 894 millones en el gasto público, gobierno federal y empresas estatales, con irregularidades, sin un destino claro, principalmente en las ‘megaobras’.

Uno de los lemas del candidato de Morena a la Presidencia fue “honestidad valiente”, el cual le hizo ganar millones de votos de ciudadanos cansados de la corrupción en gobiernos anteriores.

A los cinco años del gobierno de Morena, llamado por el presidente la 4T (cuarta transformación), no cumplió su promesa de honestidad. Hay más millones sin justificar en el gasto público que en la mayoría de los gobiernos anteriores.

Según datos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) existen 32 mil 894 millones en el gasto público, gobierno federal y empresas estatales, con irregularidades, sin un destino claro, principalmente en las ‘megaobras’ realizadas por el poder ejecutivo en este sexenio:

− Tren Maya, 785 millones.

− Refinería de Dos Bocas, 110 millones

− Segalmex, 884 millones.

− Aeropuerto Felipe Ángeles, 13.7 millones.

− CFE, comunicaciones, 830 millones.

− Pemex, 111 millones.

− Refinería de Tula, 62.4 millones

− Alcaldías de la CDMX, 407 millones.

− Secretaría de Educación, 830 millones.

− Gobernadores de Morena, 12 mil 407 millones.

Esas son algunas empresas estatales, dependencias y estados, donde la ASF detectó falta de transparencia en su gasto e incertidumbre en su destino.

En 762 auditorías a dependencias y empresas que reciben recursos de la Federación, la Auditoría Superior de la Federación calcula 22 mil millones de pesos sin un destino claro.

Si AMLO no quiere que su gobierno pase a la historia como uno de los más corruptos de la época moderna en México, debe aclarar esas cifras, que no dicen expresamente que hubo un robo de los recursos públicos, solo que se ignora dónde se aplicaron, situación en la que cabe cualquier hipótesis del destino final de esos miles de millones de pesos.

COLUMNAS ANTERIORES

Con Pemex, ¿pierden los mexicanos?
La matanza del 68, Tlatelolco

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.