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El 'boom' del Día de Muertos

En Yucatán a la celebración del Día de Muertos se le conoce como Hanal Pixán o comida de las ánimas.

El Día de Muertos es una de las celebraciones más hermosas de nuestro país. Se trata de recordar a quienes se nos adelantaron, y se manifiesta de formas diversas a lo largo de nuestra geografía. Es una celebración hermosa porque, al recordar a nuestros seres queridos fallecidos, lo acompañamos con flores, música y deliciosa comida.

Las festividades han ido evolucionando con el paso del tiempo, como si fueran un organismo viviente. Si nos vamos a sus orígenes, los podemos encontrar en el cristianismo, en el Día de Todos los Santos, que tiene lugar el 1 de noviembre. Posteriormente, esa celebración se fusionó con las costumbres indígenas de nuestro país, dando lugar a lo que hoy conocemos como el Día de Muertos. La mezcla con los elementos indígenas de cada región ha provocado que las celebraciones se manifiesten de forma distinta en Yucatán o en Michoacán, por dar dos ejemplos relevantes.

Hacia principios del s. XX, José Guadalupe Posada creó la hoy tan famosa Catrina, que fue bautizada con ese nombre por Diego Rivera. Originalmente fue un grabado en metal el que creó Posada. Después, Rivera la plasmó en su mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central". Hoy, a la Catrina la encontramos en todas las celebraciones de Día de Muertos.

En 2003, el Día de Muertos fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Lo nombró "obra maestra del patrimonio cultural de la humanidad".

Sincretismo

Desde hace varias décadas, el Día de Muertos ha convivido con el Halloween. Un sincretismo no aprobado por muchos, que sienten que las tradiciones mexicanas están siendo invadidas por las gringas. De hecho, el Halloween tiene orígenes europeos y, en efecto, Halloween y Día de Muertos son dos celebraciones muy diferentes, pero han aprendido a convivir en tiempo y en espacio. Hoy, es común ver en reuniones sociales, disfraces del Joker conviviendo con La Catrina.

Más que pensar que la incorporación de otras festividades como el Halloween, hace que se pierden las tradiciones, lo que realmente sucede, es que enriquecen la variedad en las festividades, y muestran las tradiciones como realmente son: organismos vivos que se transforman con el andar de la humanidad.

Boom

Sin embargo, es en los últimos años en donde el Día de Muertos ha tenido la mayor exposición global, al ser explotado comercialmente por grandes firmas trasnacionales. Esta sobreexposición ha sido tanto nacional como internacional, por empresas como Disney/Pixar y su película Coco, y más recientemente por Mattel y su Barbie conmemorativa. Eso ha ido aportando nuevos ingredientes que están modificando nuestras celebraciones de la muerte. Como muestra, el desfile del Día de Muertos de la avenida Reforma de la Ciudad de México, surgió después de la filmación de la película Spectre del Agente 007. Hoy en día, este desfile es uno de los eventos más esperados de la semana de celebraciones.

Por su parte, la película Coco de 2017 tuvo tanta aceptación, que se convirtió en la más taquillera en la historia de México, provocando que sus personajes principales, como el niño Miguel y el perro Dante, sean ya invitados frecuentes al Día de Muertos, a través de piñatas y disfraces.

El Hanal Pixán

La celebración del Día de Muertos en la península de Yucatán ha sufrido cambios en los últimos años, adicionales a los ya mencionados. En Yucatán se le conoce como Hanal Pixán o comida de las ánimas.

En esta región, el Día de Muertos se celebra de manera única, al ser resultado de la mezcla con la cultura maya. El principal rito del Hanal Pixán es el altar, en dónde se ponen los artículos que pertenecieron al difunto, y la comida y bebida que disfrutaba en vida: su foto, cigarrillos y chocolate, adornado con flores y veladoras.

El pib o mucbil pollo es posiblemente el platillo más esperado en todo el año por los yucatecos. Casi tiene rango de deidad, pues da identidad y unidad a todo un pueblo que lo espera con devoción. Se acostumbra ponerlo al centro de la mesa; la familia que ansiosamente mira su reloj durante la larga espera de la cocción, lo saborea como el más exclusivo y exquisito de los manjares una vez que sale del horno. El pib es un tamal para compartir de gran tamaño, envuelto en hoja de plátano, que es cocinado originalmente bajo tierra, aunque por cuestiones prácticas, la mayoría de la gente lo cocina actualmente en hornos convencionales. Una de sus características principales es el kol, una caldo espeso hecho a base de masa, caldo de carne, achiote y otros condimentos.

El pan de muerto, sin embargo, es una adquisición reciente, pues fue importado del centro del país hace relativamente pocos años.

Otra de las innovaciones del Día de Muertos en Yucatán es el Paseo de las Ánimas, una caminata, a manera de desfile, donde la gente va vestida con los motivos de la muerte. El paseo ha evolucionado hasta convertirse en festival, y ahora el programa incluye eventos culturales, artísticos y una muestra de altares, entre muchas otras actividades.

Los cambios que el Día de Muertos ha tenido en los últimos años lo han convertido en un atractivo turístico consolidado. La gente viaja a México para participar en alguno de los eventos alrededor del Día de Muertos, una fiesta de los vivos para recordar a los que se han ido.

Mi ofrenda

Para ejemplificar la dicotomía que la muerte puede significar para los mexicanos, esa combinación de tristeza y alegría, compartiré una historia personal. Hace un año falleció una amiga escritora, Carolina Luna, querida por muchos en el medio literario. Todos en el grupo, excepto uno, éramos mexicanos. Carolina había pedido que la recordáramos yendo a una cantina el día de su muerte, y eso fue lo que hicimos después de su cremación. Nuestro amigo extranjero no pudo acompañarnos esa tarde. No entendía cómo, en medio del dolor por su partida, podíamos recordar a nuestra amiga muerta en una cantina.

Mi ofrenda es para que todos nuestros muertos mantengan, con alegría, un lugar en nuestra memoria.

* Luis Arturo Herrera Albertos, presidente de la Asociación de Agencias promotoras de Turismo de Yucatán.

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