Presidente de la Conasami

La brecha de género y el salario mínimo

El aumento al salario mínimo ha contribuido enormemente en la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres.

El incremento del salario mínimo es una de las políticas más exitosas de los últimos años. Se ha demostrado empíricamente que los posibles efectos adversos no eran más que dogmas. Además de incrementar el ingreso de las personas que menos ganan y elevar el consumo en los mercados locales, el salario mínimo ha coadyuvado a reducir la diferencia salarial entre hombres y mujeres.

Uno de los ejes prioritarios que tiene la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) es elaborar estudios del impacto del salario mínimo en el mercado laboral con perspectiva de género, tema que además forma parte de los ejes estratégicos de la Secretaría del Trabajo.

Ya que en México una mayor proporción de las mujeres trabajadoras gana hasta un salario mínimo en comparación con los hombres, se espera que, al incrementar el salario mínimo, la mayor parte de las beneficiadas sean mujeres.

En un estudio que acaba de publicar la Conasami para el sector formal de la economía y a nivel municipal, se estima que el salario mínimo ha incrementado 5 puntos porcentuales más el salario promedio de las mujeres que el de los hombres durante los cuatro incrementos de la Nueva Política de Salarios Mínimos. Esto ha reducido la brecha de género en lo que va del sexenio en alrededor del 20 por ciento a nivel municipal (tan sólo con el incremento de este año, la brecha se redujo en 4.6 por ciento).

Para entender el efecto del salario mínimo en la brecha de género consideremos un ejemplo. El año pasado una mujer trabajadora podría estar ganando 150 pesos diarios en una maquiladora y su par, un hombre en la misma empresa, podría estar ganando 175 pesos diarios. La brecha era de 25 pesos diarios (alrededor de 760 pesos mensuales). Con el incremento del 22 por ciento, el salario mínimo pasó a 173 pesos diarios, por tanto, ahora la mujer trabajadora gana 173 pesos. La empresa no está obligada a incrementar el salario del trabajador que gana 175 pesos diarios. Si sólo incrementa a los trabajadores del salario mínimo, esto reduce la brecha de género de 25 pesos a 2 pesos diarios solamente.

Pueden existir casos contrarios, pero en la mayoría de las situaciones son las mujeres las que menos ganan, aun considerando que tienen las mismas características que sus pares hombres. De esta manera, el salario mínimo reduce en promedio la brecha salarial de manera significativa.

Otro hallazgo importante es que la reducción de la brecha salarial solo ocurre a partir de los incrementos de 2019 a la fecha. La Conasami realizó una evaluación del impacto del salario mínimo en varios periodos, pero sólo encuentra un impacto significativo cuando inicia el proceso de recuperación sustancial del salario mínimo (2019-2022). Este resultado también era esperado, dado que los incrementos de años previos eran muy pequeños para realmente tener efecto en el salario promedio de las mujeres.

Finalmente, en el estudio también se revisa si el impacto que ha tenido el salario mínimo en la brecha salarial es diferente dependiendo del decil de ingresos en que se encuentran las mujeres del municipio que analizan. Los resultados indican que el impacto del salario mínimo es mucho más alto y significativo para el 10 por ciento de los municipios donde se encuentran las mujeres que menos ganan. Los incrementos al salario mínimo de los últimos años han reducido la brecha en 55 por ciento para este grupo. El impacto del salario mínimo también reduce la brecha para los deciles 2, 3, 4 y 5 (es decir, para la mitad de los municipios); sin embargo, los impactos se van reduciendo gradualmente. Por ejemplo, la reducción para el decil 2 es de 44 por ciento y para el decil 5 es de 17 por ciento. En otras palabras, entre más ingreso tienen las mujeres, menos impacto tiene el salario mínimo. Lo cual tiene mucho sentido, ya que el salario mínimo beneficia a los que menos ganan y el impacto que puede tener en trabajadoras con ingresos más altos es mucho menor.

En conclusión, si bien el salario mínimo ha contribuido enormemente en la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres, y su principal impacto se encuentra entre las trabajadoras de ingresos más bajos; se necesitan otro tipo de políticas públicas para reducir la brecha entre hombres y mujeres de ingresos medios y altos. Por ejemplo, una política relativamente sencilla que puede ayudar es que las empresas hagan públicos los tabuladores de todos los puestos de trabajo que tienen, lo cual las obligaría a pagar el mismo salario a dos personas que desarrollan el mismo trabajo, ya que todos sus empleados sabrían cuánto deben ganar según el tabulador, independientemente de su género.

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