Presidente de la Conasami

El Premio Nobel de Economía y el salario mínimo

Quizá la publicación más icónica de David Card junto con Alan B. Krueger, es sobre el efecto que tuvo el salario mínimo usando un método experimental, poniendo a prueba la teoría.

Presidente de Conasami

Hace unas semanas se anunció a los tres galardonados del Premio Nobel de Economía de 2021. David Card, Josua Angrist y Guido Imbens. Esta distinción es por sus aportaciones al uso de métodos que miden de manera más acertada la causalidad en la economía, principalmente en la economía laboral. Para nosotros, los economistas laborales, este premio representa un gran reconocimiento a nuestro trabajo, ya que hemos dedicado muchos años a entender la verdadera causalidad y relaciones que existen entre trabajo, salarios, capital y educación.

El uso de métodos experimentales y cuasi-experimentales representó un parteaguas en la economía, pues derrumbó viejos mitos basados en modelos sumamente simplificados de la realidad. Por ejemplo, durante años existió la creencia de que incrementar el salario mínimo siempre reducía el empleo. La lógica detrás es que en el mercado de trabajo existe competencia perfecta, donde las empresas enfrentan una oferta completamente elástica de trabajo, es decir, que si la empresa decide bajar el salario que paga, aunque sea una fracción de centavo, todos sus trabajadores renunciarían y se moverían a otra empresa. Bajo esta lógica el mercado de trabajo está en equilibrio, existe el desempleo para aquellos trabajadores que no quieren trabajar y todas las empresas tienen el mismo salario para la misma profesión. Todo es exactamente igual: preferencias, trabajadores, educación, etc. Ante esta serie de supuestos tan rígidos, un incremento en el salario mínimo induce al desempleo; si las empresas ya están pagando el salario de equilibrio, al aumentar un peso el salario mínimo, tendrían que reducir a su personal y lo mismo para todas las empresas.

Quizá la publicación más icónica de David Card junto con Alan B. Krueger, es sobre el efecto que tuvo el salario mínimo usando un método experimental, poniendo a prueba la teoría. En 1992, en el estado de Nueva Jersey (Estados Unidos), el salario mínimo se incrementó de 4.25 a 5.05 dólares, mientras que en el estado vecino de Pennsylvania no cambió. Lo interesante es que entre estos dos estados existe un área metropolitana que abarca Filadelfia (de lado de Pennsylvania) y Camden (de lado de Nueva Jersey), por lo que ambas ciudades tienen las mismas características. Los salarios promedios en ambas zonas eran muy similares, compartían varias características sociodemográficas, de clima y, sobre todo, tenían negocios muy similares. Card y Krueger se enfocaron en los restaurantes de comida rápida que, como se sabe, presentan elementos bastante estandarizados desde su preparación de alimentos hasta su apariencia, un McDonald’s es igual en Pennsylvania y Nueva Jersey.

La única diferencia entre las dos ciudades era el incremento del salario mínimo. Es decir, se podría decir que los trabajadores de comida rápida en Filadelfia eran el control perfecto, ya que eran casi idénticos a los de Camden, y los de Camden eran un grupo de tratamiento que estaba recibiendo una “medicina”: el incremento en su salario mínimo. Lo sorprendente de este trabajo es que las empresas de Camden incrementaron el número de trabajadores, contrario a lo que dice la teoría de competencia perfecta.

La explicación fue que los supuestos de competencia perfecta no se cumplen porque existen rigideces en el mercado de trabajo. Los trabajadores no renuncian en automático si pierden poder adquisitivo, sino más bien, cuesta tiempo y esfuerzo moverse, si es que se mueven a otra empresa. Por tanto, el mercado laboral se encuentra en una situación conocida como monopsonio y matemáticamente se puede probar que el salario que pagan las empresas está por debajo del potencial que podrían pagar. El salario mínimo solo acerca el salario de los trabajadores a ese potencial. Las empresas, para reducir sus pérdidas, reaccionan produciendo más, lo que lleva a contratar más trabajadores.

La historia no terminó ahí, este trabajo fue revolucionario porque cambió el panorama de la economía laboral y rompió la forma de hacer ciencias sociales. Hay varios detractores del trabajo de Card y excelentes economistas como David Neumark, que han mostrado efectos negativos en el empleo utilizando métodos experimentales. Pero esto fue un parteaguas muy importante en la economía, pues dio paso a crear modelos nuevos, más frescos y apegados a la realidad. Ahora, la mayoría de nosotros privilegiamos la evidencia empírica y los datos, en vez de guiarnos por creencias o ideologías. Los datos hablan primero y después creamos modelos.

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