Democracia Eficaz

Sobrerrepresentación: la multiplicación de las curules

En 2018 Morena usó un mecanismo legal, las coaliciones electorales, para esconder sus triunfos y tener acceso a más legisladores de representación proporcional.

Uno de los mayores desafíos de la democracia es garantizar que los votos emitidos por la gente se traduzcan, de forma transparente y proporcional, en cargos de representación. En México se han diseñado diversas fórmulas para lograrlo. Por una parte, la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) para tener elecciones limpias; por la otra, un sistema mixto de representación legislativa que permite elegir de forma directa a 300 legisladores de mayoría relativa y a 200 de representación proporcional mediante listas.

Asimismo, en los años de la hegemonía del PRI se definieron márgenes de sobrerrepresentación para evitar que ese partido avasallara al resto en el Congreso. Se estableció que ningún partido podría tener más de 8.0 por ciento de diputados respecto al porcentaje de votos recibidos.

En 2018 este techo se rompió mediante una simulación. Primero, Morena hizo una coalición electoral de 292 distritos con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) para la Cámara de Diputados en la cual se estableció que 142 candidatos de los 300 de mayoría serían postulados por Morena y el resto por los otros dos partidos, 75 cada uno. En los ocho restantes cada partido iría solo.

Pero la simulación empezó porque el PT y el PES registraron a militantes de Morena como si fueran propios. Según el INE, la coalición Juntos Haremos Historia ganó 210 distritos de los 300 de mayoría relativa, de los cuales 106 eran de Morena (ocho sin coalición), 58 del PES y 56 del PT. En realidad, de los 114 'ganados' por PT y PES, 57 eran militantes de Morena, aunque usaban el disfraz de otros partidos.

Con esa contabilidad simulada, el INE asignó los diputados de representación proporcional el 23 de agosto de 2018.Como Morena había —presuntamente— ganado solo 106 diputados de mayoría, le fueron asignados 85 de representación proporcional, con lo cual obtuvo 191 legisladores. Ojo, si todos los candidatos que realmente ganó Morena hubiesen sido registrados en la columna correcta, Morena habría obtenido menos plurinominales (porque este mecanismo es compensatorio: entre más ganas por la vía directa, menos pluris recibes).

Además, el PT habría obtenido apenas 13 curules mientras que el PES habría obtenido cero, dado que su porcentaje de votación no alcanzó 3.0 por ciento.

El problema es que días después, cuando inició la legislatura en septiembre, Morena ya tenía más de 250 integrantes, suficientes para contar con la mayoría absoluta y tener derecho a presidir por tres años la Junta de Coordinación Política. ¿Cómo fue posible este milagro de multiplicación de las curules?

Uno, muchos militantes de Morena postulados por el PT y el PES simplemente regresaron a su casa. Dos, Morena inició un proceso de cooptación de legisladores de otros partidos. Por ejemplo, varios diputados salieron de la fracción parlamentaria del PRD y se acercaron al movimiento mayoritario. A su vez, el Partido Verde 'cedió' cinco diputados a la bancada de Morena —se dice— a cambio de otorgar la licencia al senador Manuel Velasco para regresar a gobernar Chiapas.

Es clara la violación del principio de representación proporcional: mientras el 2 de julio los candidatos de Morena recibieron 37.6 por ciento del voto, dos meses después contaban con más de 50 por ciento de la representación legislativa en la Cámara de Diputados. Eso significa, simple y llanamente, que Morena usó un mecanismo legal (las coaliciones electorales) para esconder sus triunfos y tener acceso así a más legisladores de representación proporcional (más su poder de cooptación para inflar su tamaño y controlar el gobierno interior de la cámara baja).

Anteriormente ya había ocurrido este fenómeno, aunque en menor margen. En 2015 la coalición PRI-PVEM obtuvo ocho diputados por encima del límite. En 2012 la misma coalición obtuvo un diputado más de los aceptados por la Constitución.

El INE aprobó el viernes pasado un mecanismo que puede ser eficaz para contener la simulación de los partidos. Se propone que los candidatos ganadores sean registrados al partido en el cual militan según los padrones del Instituto y no al partido en el que fueron registrados en el convenio de coalición. A través de ello se buscará contabilizar la representación real de cada uno de los partidos para que, una vez que se asignen los candidatos de RP, haya un balance apropiado en el Congreso de la Unión.

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