Democracia Eficaz

Gonzalo, neoliberal

El presidente aseguró que Gonzalo Hernández Licona y los funcionarios encargados de medir la pobreza en el Coneval ni siquiera conocían a los pobres.

El presidente dijo ayer que parte del problema del exsecretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Gonzalo Hernández Licona, era su "corriente de pensamiento más cercana al neoliberalismo": egresado del ITAM, maestro en Economía por la Universidad de Essex y doctor en Economía por la Universidad de Oxford. En cambio, dijo que el nuevo titular era "un académico de primera de la UNAM", y dio a entender que él sí es cercano a la gente y conoce las comunidades más pobres.

López Obrador aseguró que no desaparecería al Coneval, pero expresó duda de su método de análisis: dijo que las mediciones de la pobreza se hacen con datos generados por otras instituciones, como el Inegi, también neoliberales, y que por tanto se trata de la misma gata revolcada.

Luego mencionó que los funcionarios encargados de medir la pobreza en el Coneval ni siquiera conocían a los pobres: "Estos servidores públicos no tienen comunicación con el pueblo, no conocen ni siquiera las comunidades. Imagínense, un instituto encargado de evaluar la pobreza en donde los representantes no conocen las regiones más pobres de México. Todo es un trabajo de gabinete".

El presidente critica con base en estereotipos y elabora aseveraciones falsas. Primero, la medición de la pobreza no tiene ideología: es un estándar que se usa a nivel global para evaluar todas las aristas del problema. México ha sido pionero en medición de pobreza y países tan disímiles como Cuba, Bhutan, Colombia, El Salvador, Nigeria, las Islas Seychelles, entre otros, han adoptado metodologías similares.

Decir que el Coneval es neoliberal porque usa datos del Inegi o porque su secretario ejecutivo era egresado del ITAM, es tan ridículo como si alguien dijera que un Coneval encabezado por un egresado de la UNAM será comunista porque en su escuela de economía tuvo mucho arraigo la enseñanza del marxismo en los años setenta; o tan trivial como decir que la medición de la inflación es neoliberal porque la hacen economistas del Banco de México que estudiaron en universidades americanas.

Segundo, quienes recopilan los datos en campo son profesionales del Inegi que acuden a comunidades para entrevistar a personas en más de 80 mil hogares y conocer sus ingresos y gastos, sus ocupaciones y perfil sociodemográfico. De ahí los especialistas del Coneval toman los datos y estiman el número de personas que se encuentran en alguna de las modalidades de pobreza.

El Coneval también evalúa la eficacia de los programas sociales: no sólo se trata de destinar "muchísimos recursos para atender a la gente humilde", como presume López Obrador, sino de que realmente ayude. Por eso el Coneval revisa los efectos de los programas sobre la población que atiende, y mediante trabajo de campo revisa la pertinencia y el alcance de los indicadores de un programa para el logro de sus resultados.

López Obrador dijo que no desaparecerá el Conveal, pero que tendrá que ser austero. Ojalá que el nuevo titular tenga la habilidad política y técnica para evitar que los recortes afecten la capacidad para medir la pobreza en beneficio del mismo gobierno. La forma opaca y clientelar como se construyen los padrones de beneficiarios de programas sociales puede ser el cáncer del fracaso: dotar recursos para satisfacer a clientelas electorales en lugar de romper la trampa de la pobreza. Es a López Obrador a quien más conviene una brújula independiente que lo alerte de la tentación clientelar que envuelve la operación de sus programas sociales.

Revista Proceso en conservadora

Ayer el presidente volvió a repetir que Proceso, ícono de la crítica al neoliberalismo gubernamental desde el gobierno de Miguel de la Madrid, es conservadora porque "son partidarios de mantener el statu quo, son partidarios de que las cosas sigan igual, es ese periodismo que administra el conflicto, el caos, el amarillismo y que no se propone transformar la realidad, porque la excusa es que son independientes".

Efectivamente, la revista ha sido amarillista desde su fundación, pero ha sido consistentemente amarillista en contra de todos: neoliberales y estatistas. ¡Cuántas portadas dedicadas a criticar a José López Portillo, igual que Carlos Salinas de Gortari o Vicente Fox! Con frecuencia las cabezas de las entrevistas o reportajes sacan de contexto las declaraciones; de miles de esas portadas se benefició la oposición, incluido López Obrador. Ahora Proceso demuestra que la crítica (y el amarillismo y el escándalo) también son para López Obrador. Aplauso a Proceso por ser consistente, criticable la memoria selectiva del presidente.

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