El próximo 2 de junio se realizarán elecciones locales en seis entidades del país, en las cuales podrán votar hasta 13.5 millones de personas para elegir 148 cargos en conjunto, que incluyen dos gobernadores –en los casos de Puebla y Baja California–, así como diputados, alcaldes y regidores. La de 2019 pinta para ser una continuación de la ola obradorista de 2018.
La elección más emblemática es Baja California. En 1989 se dio la primera alternancia de un gobierno estatal en la historia moderna de México: nunca antes un gobernador de un partido diferente al PRI había ganado. En 1989 ganó Ernesto Ruffo, del PAN, frente a la candidata del PRI y logró hacer historia. Desde entonces, cinco gobernadores panistas han hecho gobierno y, con el paso del tiempo, han sufrido el desgaste y descrédito de la corrupción y de la poca eficacia para gobernar. La hegemonía del PAN en Baja California está llegando a su fin en medio de altos niveles de violencia, impunidad y endeudamiento.
Aunque el PRI había sido la oposición a los gobiernos panistas, en Baja California le ocurre lo que en muchas otras entidades: vacío de liderazgo, sin estructura, con cuadros dirigentes que han migrado a Morena. Según las encuestas publicadas, el candidato del PRI cuenta con apenas 4.0 por ciento de la intención del voto, mientras que el candidato de Morena tiene 41.0 por ciento, el PAN 16.0 y el PRD 5.0 por ciento (Buendía&Laredo, 23 de abril).
En Puebla se disputa la otra gubernatura en contienda. Aunque en 2018 Miguel Barbosa perdió por casi cuatro puntos, hoy aparece 23 puntos arriba en la última encuesta difundida por El Universal. Si en 2018 Morena acusó al gobierno de usar los recursos del gobierno para favorecer a la candidata del PAN, hoy es el candidato de este partido quien acusa que Morena está aprovechando los privilegios del poder para apoyar a su candidato. Según el monitoreo de medios que realiza el INE, hay una cobertura desproporcionada a favor de Barbosa en demérito de Enrique Cárdenas, candidato del PAN.
En otras entidades se prevé que candidatos de otros partidos sean más competitivos, como Durango y Aguascalientes. En esta última el PAN es la primera fuerza política a nivel municipal y ocho de los 11 presidentes municipales buscarán reelegirse. En Tamaulipas y Quintana Roo (que sólo eligen diputados locales) se percibe que Morena ganará el mayor número de curules, lo que le permitiría al partido ser la primera fuerza en 23 congresos locales (en 2018 lo consiguió en 21, ya fuera como mayoría calificada [2/3 partes], absoluta [50+1] o simplemente como la primera minoría).
De concretarse tal escenario, Morena afianzaría su posición como la mayor fuerza regional emergente: siete gubernaturas, cientos de presidencias municipales y primera fuerza en 23 congresos locales. El PAN pasaría de 12 a 10 gubernaturas, mientras que el PRI se quedaría con 12, pero con el riesgo de perder la mayoría en los próximos tres o cuatro años.
El año 2020 será de baja intensidad en materia electoral: sólo habrá elecciones para renovar los congresos locales de Coahuila y Nayarit, pero será preámbulo de 2021, cuando se elegirán 500 diputados federales, 13 gubernaturas y 24 congresos locales. De seguir la ola obradorista, al final de ese año habremos restaurado una hegemonía política y electoral, ahora en manos de Morena.
*Con base en el Reporte Electoral Integralia, Elecciones Locales 2019.