Sobremesa

Rosario Robles está contra las cuerdas

Ella está acusada de ser omisa, NO por haberse robado dinero, pero de eso nadie habla.

La crónica que a continuación leerán, sigue siendo por las formas (saber si su domicilio es su domicilio, si tiene o no arraigo en la ciudad) y no han podido ver el fondo, es decir, el delito que le imputan a Rosario Robles. Ella está acusada de ser omisa, NO por habérselo robado, pero de eso nadie habla.

La cita de la nueva audiencia era el miércoles 5 de febrero a la 1 pm en el Reclusorio Sur; ahí, la defensa de Rosario Robles pediría por cuarta ocasión que le cambiaran la medida cautelar de prisión preventiva, impuesta por el juez Delgadillo Padierna.

El juez de control, Ganther Alejandro Villar, también era nuevo; así pues, la esperanza estaba a todo. Comenzó casi una hora tarde porque, nos dijo el juez, la audiencia anterior se había retrasado. Acto seguido, dijo que ni la defensa ni la Fiscalía podían arrebatarse la palabra (menos aún ofender o faltar al respeto) al igual que el público presente.

Vi a un juez objetivo, imparcial, quien trató a Rosario con mucho respeto; que en todo momento mantuvo la presunción de inocencia de la acusada y hasta multó al fiscal por la forma en que se refirió a ella y a su defensa. Epigmenio, su abogado, pidió presentar a dos testigos y que Rosario hablara; el fiscal, por otra parte, también traía los suyos. El juez no los permitió, pero sí dejó que hablara Rosario, y no sólo eso, le dijo que era su derecho y que lo podía utilizar cuantas veces quisiera, pero que debía de entender que lo que dijera podía también ser usado en su contra.

Así pues, su abogado la interrogó y por instrucciones del juez no debía voltear a ver ni a su abogado ni al público para evitar que la asesoraran. Contestó todas las preguntas con voz firme, no lloró, pero sí se le veía nerviosa. Al terminar el interrogatorio regresó a su lugar y algo le dijo a su abogado, por lo que éste le pidió al juez hacerle una última pregunta, sobre sus otros domicilios. Dijo que rentó en Reforma 222 para estar más cerca de Sedesol, y luego en Polanco, para estar cerca de Sedatu, pero que su casa era la de Los Reyes, Coyoacán. Cuando la fiscalía quiso interrogarla, ella ejerció su derecho a no contestar. Acto seguido, vino un receso para comer, de casi una hora. Prosiguió la audiencia y poco a poco el ánimo de que Rosario pudiera conseguir otra medida cautelar fue cayendo.

La licencia, la fake licencia, volvió a ser tema. Supimos que por fin la defensa tuvo acceso a los documentos en Semovi y aseguró que el mismo día que tramitó Rosario su licencia, se tramitó la otra, sólo que en módulos diferentes, a 35 minutos de distancia. Así como que la firma era falsa, de acuerdo con un experto en el tema; que la solicitud sólo iba acompañada del comprobante de pago y que la foto de esa licencia la habían sacado de internet. Sin embargo, el fiscal le refutó lo de ser experto, pues dijo que, aunque ya existe la carrera, él sólo tomó un curso de 180 horas.

Presentó además un comprobante de gas de la calle de Tennyson. Y fue más allá, dijo que la defensa había dicho que ellos habían creado la fake licencia, pero que ésta se había tramitado en marzo de 2018, cuando ella todavía era secretaria de Estado y que la carpeta de investigación se creó hasta septiembre de 2018.

Y así pasaron las horas, las imputaciones entre el fiscal y el abogado sobre quién estaba mintiendo o siendo desleal, iban y venían. El abogado defendió que Rosario sólo diera como dirección la casa en la colonia Los Reyes, en Coyoacán, porque, dijo, esa era su casa y cuando se presentó a declarar los otros inmuebles ya eran historia. En tanto, el MP dijo que había mentido en sólo declarar que había vivido en una casa y que hasta esta audiencia lo había aclarado.

Al final, poco antes de las 10 pm, el juez comenzó su exposición y leyó lo escrito y declarado por la magistrada Cristina Porras, y fue comentando uno a uno los agravios que argumentó la defensa, y en varias ocasiones le dijo al abogado Epigmenio: "por qué no defendiste aún más el punto o aportaste mejores pruebas".

Rosario Robles fue la última en hablar, casi a las 11 de la noche, y tras escuchar que no le iban a cambiar la medida cautelar, dijo que a ella la estaban juzgando por quien era, no por el delito que le imputaban. Que es inocente y es la más interesada en que este tema se aclare. Que su casa es la de Coyoacán, y que si debió de haber dicho de la de Reforma y Polanco, entonces también debió de haber dicho que vivió en Oaxaca dos meses, porque el presidente (EPN) la mandó como responsable tras el sismo, o en Chilpancingo, tras los huracanes Wilma y Manuel. Se retiró con los ojos llenos de lágrimas. El ambiente en la sala fue de tristeza y frustración.

Pues como dije al principio, Rosario sigue defendiéndose de las formas, no del fondo. Y yo me pregunto: ¿dónde está Emilio Zebadúa? ¿Dónde está el dinero de la 'estafa maestra'?

Ese es el tema, no dónde vive Rosario.

¿Por qué Julio Hernández dejó de defenderla? Porque se acabó su contrato y pactaron que en febrero dejaba el caso.

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