Sobremesa

Las mujeres de oposición pusieron en su lugar a López-Gatell

Lejos de rendir cuentas, el subsecretario Hugo López-Gatell mantuvo frente a los senadores su postura altanera y soberbia.

Para su comparecencia llegó al Senado en un Jetta blindado (según yo, sólo funcionarios con temas de seguridad tenían derecho a esos coches), y lejos de rendir cuentas, López-Gatell fue como es: altanero y soberbio. Su estrategia al igual que el día que dijo "La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio" y que lo hizo, dicho por él mismo, para provocar a los neoliberales.

Fallida comparecencia

Tres horas con 46 minutos duró la 'pelea' antes de que presto acudiera a su auxilio el presidente de Comisión de Salud, Miguel Navarro, de Morena, quien decidió "pararle la pelea" "TIRANDO LA TOALLA" y "suspendiendo la sesión" porque, según él, ya no había las condiciones de "civilidad". ¿Qué no fue elegido como representante del pueblo bueno y sabio, y no como comparsa de gobierno?

Las mujeres de la oposición nuevamente pusieron el ejemplo con la enorme valentía de sus cuestionamientos aunque, nuevamente, las comparsas del régimen fueron el 'negrito en el arroz'.

Lilly Téllez, frontal, con argumentos sólidos, lo cuestionó y confrontó al punto de preguntarle si se atrevía a negar lo que estaba ella diciendo, dejándolo callado, petrificado, rematando con un "no puede, porque la información que tengo me la proporcionaron epidemiólogos que sí saben". Terminó entregándole un 'cetro' y llamándolo "pequeño virrey del país de las camas vacías y de los muertos en casa, con su lealtad a ciegas al presidente usted sólo ha dado palos de ciego".

Esto ante la mirada atónita de nuestro rockstar que no había pensado que lo cuestionarían de verdad.

Verónica Delgadillo, de Movimiento Ciudadano, también se aventó un muy buen discurso y le reiteró que ella, desde el 16 de marzo, ha pedido públicamente su renuncia, por su falta de seriedad al poner la política por encima de la ciencia, de la salud y de la vida de millones de mexicanos. Y porque, dijo, su única preocupación es quedar bien con su jefe, el Presidente. "No hay nada bueno que debamos reconocerle en el manejo de esta pandemia, bueno, sí, el haberse lavado las manos, y eso lo hace a usted un criminal. Criminal es aparecer en las revistas de moda cuando las cifras de contagios y de personas fallecidas se disparaban; criminal es haber dicho públicamente que habían domando la curva, cuando en realidad estaba pasando lo contrario; criminal es haber terminado la jornada de sana distancia antes de tiempo; criminal es abandonar al personal médico a su suerte ¿Cuántas muertes más valen su renuncia, porque al parecer ochenta y tres mil muertes no son suficientes? ¿Usted podría ver a los ojos a los familiares de quienes han perdido a un ser querido?".

Martha Márquez, antes de su intervención, tuvo dos apariciones, una con una manta con un texto y una 'caricatura' que refleja tal cual la realidad, la imagen del subse tapando unas calaveras y el siguiente texto "¿Cuántos muertos van? Los que usted diga señor Presidente"; después, presentó una cartulina con dos imágenes haciendo alusión al etiquetado claro, y poniéndolo detrás del sub, que decía: "EXCESO DE INEPTITUD, EXCESO DE SOBERBIA". Ya en su discurso le dijo "Sobre sus hombros las muertes de los niños con cáncer no puede Dr. reconózcalo, renuncie por favor".

La Wera Reynoso pidió respuestas que no se han dado a millones de mexicanos, le recordó que él había dicho que un "escenario catastrófico sería de sesenta mil muertes". Entonces, refutó, "¿cómo se le llama entonces al escenario actual que ya sobrepasó por mucho ese escenario catastrófico? ¿Cómo debemos llamarle? Sí había formas de evitar muertes, y aquí hay un exceso de mortalidad no registrada; basta de mentiras, México necesita que se le hable con honestidad".

En cada una de las intervenciones de valientes mujeres, cuando la cámara enfocaba a López-Gatell, podíamos ver su enojo, su gran incomodidad, su molestia, su rostro desencajado, pues ya no sintió lo duro, sino lo tupido.

A López-Gatell le llamaron de todo, que no ha sido serio ni ha cumplido su juramento como médico, que no pudo enfrentar al Presidente y permitió que nuestro país se convirtiera en un verdadero cementerio.

Cada muerto fue un padre, hijo, hermano, amigo… una historia. ¿Cuántos más para cambiar la estrategia? Para hacer más pruebas, rastrear y aislar a los contagios y hacer una campaña de verdad para fomentar el uso del cubrebocas.

P.D.

Rectificar es de sabios y ofrecer disculpas de bien nacidos.

Nos mintió…

Usted, subse, se ha llenado la boca con la cantaleta de que José Narro dejó 307 hospitales inconclusos, bueno pues déjenme decirles que el 28 de mayo solicité la confirmación de esta información a la Unidad de Transparencia, y después de meses de espera, me llegó la respuesta. Y, ¿cuál es la sorpresa? ¡Qué nos mintió! De acuerdo con la propia Unidad de Transparencia, solamente son 25, no 307 como usted aseguró. Y no sólo eso, además dice la respuesta al calce: "La planeación, construcción y operación de las unidades médicas es responsabilidad de cada entidad federativa, toda vez que los servicios de salud se encuentran descentralizados". ¿Y la disculpa, apá?

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