Sobremesa

La democracia está muriendo en México: FCH

"Si tienen pruebas contra mí, de una vez acúsenme en la PGR y vámonos; pero si no tienen ninguna, pues no hay consulta que valga, ¿no?": Felipe Calderón.

En la página 1383 de su libro, Felipe Calderón, Decisiones Difíciles –leyéndolo en un iPad–, usted cita el libro de Levitsky y Ziblatt, Cómo mueren las democracias, donde estos dos académicos de Harvard desarrollan lo que han llamado un "test del autoritarismo". ¿México no está muy lejos de ese contexto o sí?

FCH: "No, no estamos lejos. Todo el test que hacen es, básicamente, si se recurre a prácticas democráticas o no.

"Lo de la consulta del NAIM, por ejemplo, o de la Cervecería de Baja, pues no fueron democráticas. Esto de que va a juzgar a los presidentes con una consulta del pueblo, eso no es democrático". Deje su café y sírvase mejor un fuerte. "Si tienen pruebas contra mí, de una vez acúsenme en la PGR y vámonos, pero si no tienen ninguna pues no hay consulta que valga, ¿no? Es de plano de circo romano eso, eso no es democracia.

"El deslegitimar a los opositores, es decir, yo o quien sea, que tiene una opinión distinta, eso es respetable, ¿o por tener una opinión distinta eres fifí, conservador y hasta traidor a la patria? Eso tampoco es democrático. Y la conclusión mía, a propósito del librazo éste de Ziblatt, es que estamos perdiendo las condiciones democráticas. Y como ellos dicen, ya no lo puse en el libro, las democracias se pierden; la paradoja de Hitler, de Mussolini, se pierden por vías democráticas. Un pueblo un día elige un dictador, ojalá no sea el caso de México, pero sí nos obliga a todos a trabajar para cambiarle su forma".

¿Cómo?

Vuelvo al capítulo 1. "Hay que entrarle a la política como un deber y si se es político deben tener principios. Mi padre me enseñó que no estábamos en la política para ganar, o por el cargo, o por el poder. Estábamos por deber, por una obligación moral con el país, con México, y si nosotros no hacemos lo que estamos haciendo nadie más lo va a hacer. Por eso digo hay qué entrarle todos a la política".

LM: ¿Les van a dar el registro de México Libre?

FCH: Yo creo que sí, cumplimos muy bien los requisitos; nos van a estar golpeando un buen rato, pero ya llevamos un rato con eso.

–¿Cómo entusiasmarán a los chavos?

–Habrá que encontrar la forma, adaptarse a una realidad que no conocemos. Pero el diagnóstico y la solución es la misma, hay que entrarle a la política, hay que poner buenos candidatos –aquí tómese un doble del fuerte que eligió–, hay que ganarles a los candidatos de Morena, o del Partido que quede en el lugar de Morena, porque ahí, así como van, creo que van a cambiar de marca el año que entra. ¡Ouch!

–¿Sería candidato a diputado o a senador?

–"No, lo llegué a pensar, pero no. Mucha gente me apoyaría, yo creo, pero también le estaría yo restando a muchos candidatos. Ya ves cómo me traen con toda la jauría siempre atrás de mí, ¿no?. Son como las hienas de la película de El Rey León. Entonces yo no sé a qué tanto llegue, pero mi conclusión es que no.

–¿Sería el presidente del partido?

–"Tampoco, yo creo que Margarita asumiría ese papel. Me gustaría mucho meterme a capacitación y si se puede meterme a guiar todo el proyecto de desarrollo sustentable, de un cambio de modelo económico orientado a emisiones bajas en carbono, con pleno respeto del medio ambiente, con políticas igualadoras de oportunidades, muy agresivamente puesto al mercado, a la apertura económica, a la inversión privada, pública, nacional, extranjera, todo. Y te confieso, Lourdes, que yo tengo que encontrar mi papel".

Obvio, le pregunté si había salido del PAN por berrinche y su respuesta fue que se fracturó por cómo se fue deteriorando el partido, porque dejó de ser democrático. Pero, ojo, eh, pues dejó abierta la puerta para dialogar políticamente con miras al 2021. Y, obvio, de sus amigos, los gobernadores azules, se refirió con respeto y cariño.

–¿Qué sintió cuando agarraron a Genaro García Luna?

–La verdad me sorprendí mucho, pues obviamente me preocupé, qué estaba pasando; sabemos de qué se le acusa, pero no sabemos qué pruebas tienen contra él. Me imagino que es un testimonio del hermano de El Mayo Zambada, a quien mi gobierno lo atrapó. Habrá que ver. Me decepcionó de alguna manera, pero quisiera primero ver cómo evoluciona ese juicio antes de dar una conclusión al respecto.

–Usted, en el libro, le da dos que tres tallones al secretario Córdova, pero cuando lo entrevistan del tema es hasta amable con él. Sin embargo, usted algún día dijo "pues si ya lo conocen, pa' qué lo invitan". Entonces, como ya me conoce, no puedo dejar de preguntarle con lo que estamos viendo y viviendo, y con lo que usted vio y vivió, ¿no se arrepiente de no haber corrido a Gatell?

Redoble de tambores…

–"Yo no me acuerdo de él, ¿eh? Lourdes, te confieso, no me acuerdo de él. Había gente buena en la parte médica, pero a la hora que yo exigía números de la influenza, imagínate. Si lo sigo exigiendo ahorita, siendo Presidente, a mí denme los números reales, cuánta gente está infectada. Pues entonces me empecé a desesperar y fue cuando armé el cuarto allá en Pinos, con Gerardo Ruiz, con Patricia Flores y con Ernesto Cordero, que es actuario, él maneja muy bien los números y logró no sólo armar el laboratorio en la ciudad en 14 horas, sino una base de datos nacional en dos o tres días.

–¿Es cierto que Margarita tuvo H1N1?

–Sí, afortunadamente no nos contagiamos, pero fue fortuito porque el Estado Mayor insistió en que todos nos hiciéramos exámenes en la casa, y ella salió positiva asintomática.

–¿Y cómo fue la convivencia?

–Pues normal, ahí en la cabaña fuimos muy felices.

–¿Muy felices? ¿Nunca se separaron?

–No, siempre hemos dormido en la misma cama Lourdes, todas las noches, bueno salvo cuando yo viajo y eso. Había un chisme terrible en Pinos, ¿no?, que si me había divorciado.

–Sí, decían que ella lo había dejado

Se ríe y me contesta: "De fuentes muy cercanas; ahora sí que ya no puedo usar otras palabras, pero no, jamás".

–¿Es cierto o es una leyenda urbana que las imágenes cuando iba rumbo al Congreso, eran diferidas?

–Eso sí fue en vivo. Lo que pasó es que hubo muchos cambios de escena. Tuvimos que hacer una parada porque Fox no salía del hotel; hasta que le dije al general Castillo, vámonos, y ya entonces nos fueron alcanzando y otra vez a vuelta de rueda en el Viaducto. -Qué pasó, general. -Es que mi general Tamayo dice que tenemos que cubrir la agenda en el horario preciso, que vamos muy adelantados. -Mire, dígame de una vez general, a quién voy a nombrar Jefe de Estado Mayor, ¿a usted o al general Tamayo? Y si te fijas, yo llegué mucho antes que Fox.

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