Sobremesa

Crónica de la persecución anunciada y de una grilla en un bar

Bastaron 7 horas y 59 intervenciones para colocar la bomba. Morena y sus aliados no aceptaron ni un solo cambio de los 34 propuestos por la oposición.

La Cámara de Diputados aprobó lo que en la IP y en la oposición a Morena llaman "terrorismo fiscal", al tipificar la defraudación fiscal como delincuencia organizada y considerarla una amenaza para la seguridad nacional, así como el contrabando, las empresas fantasma y la expedición, venta y compra de facturas fiscales.

Bastaron 7 horas y 59 intervenciones para colocar la bomba. Morena y sus aliados no aceptaron ni un solo cambio de los 34 propuestos por la oposición. La discusión comenzó con dos mociones para suspenderla: una por parte de Jorge Luis Preciado, del PAN, quien dijo que la mayoría vota los dictámenes que ni siquiera lee, y otra por parte de Claudia Pastor, del PRI, quien advirtió la instauración de un populismo penal y un estado policial.

Obvio, no aceptaron las mociones y arrancó el debate ante un Pleno semivacío. La sorpresa la dio la priista Mariana Rodríguez Mier y Terán, quien explicó con peras y manzanas que la reforma es desproporcionada, que atenta contra la presunción de inocencia y que si lo que se pretende es recaudar más, con el derecho penal no lo lograrán, pues generarán incertidumbre, riesgos y tensiones en los empresarios, ya que la consecuencia de cuando alguien va a un proceso por delincuencia organizada es el decomiso de sus bienes. Luego entonces, quién se queda la empresa... ¡es el Estado! ¡Así como lo está leyendo!

Por otra parte, Rubén Cayetano García, de Morena, dijo que no hay por qué espantarse, pues, por estricta que se vea, la reforma no debe asustar a nadie: "¡sólo tenemos que portarnos bien! El que nada debe, nada teme". Seguramente a todos nos tranquilizaron sus palabras, ¿o no? Es sarcasmo.

Quieren matar pulgas a balazos

La priista Dulce María Sauri recalcó que la reforma se vuelve una especie de pistola que el fisco pone en la sien de todos los contribuyentes de este país, "se trata de amagar a los emprendedores con proceder en su contra y amenazarlos con expropiar su patrimonio a través de la ley de extinción de dominio".

Abril Alcalá, del PRD, fue al grano: "¡Aguas!, porque hay por ahí dos contadores, el de Yeidckol Polevnsky y el de Ana Gabriela Guevara, que podrían meter a mucha gente a la cárcel".

Enseguida, Dolores Padierna, de Morena, afirmó que esto no tiene dedicatoria para los contribuyentes cumplidos, ni para los que cometan errores, porque eso se resuelve mediante el procedimiento administrativo, y enseguida recordó que Víctor Manuel López Gachuz creó una red de 400 empresas fantasma utilizadas por Javidú, el góber de Veracruz, para desviar recursos públicos y financiar campañas del tricolor.

El panista Elías Lixa pronosticó que la reforma, una vez publicada por AMLO, se va a caer por medio de amparos. Dijo, además, que para legislar hay que conocer el tema, por lo que preguntó a los morenistas cuántos de ellos habían emitido alguna vez alguna factura. No creo que muchos.

Esta vez no hubo protestas en el Pleno ni toma de tribunas. Morena, de Mario Delgado, es mayoría y se impone cuando quiere. Las consultas a especialistas y empresarios no tuvieron eco, luego entonces para qué el Parlamento abierto. En la votación de la reforma todos los diputados corrían al Pleno para registrar el sentido de su voto, sólo en esos minutos vimos que sí había más de 100 legisladores. Ojo, hubo morenistas que votaron en contra, como el polémico Sergio Mayer.

¿Coincidencias?

El único priista que votó a favor fue Rubén Moreira, siendo esta vez la tercera que vota en contra de su bancada. La primera fue con la Guardia Nacional, y cuando votaron la reforma educativa se salió. ¿Será que se quiere ir a Morena?

O ¿quiere vender su posición? O, peor aún, ¿la de su mujer, Carolina Viggiano, secretaria general del PRI? O ¿por impunidad?

Y como lo prometido es deuda, les cuento la crónica de un encuentro en el bar Tuzco de Chicago: se sienta la embajadora Bárcena con un periodista y tres personas más. El periodista le pregunta: "El canciller va muy bien, ¿no?".

Responde: "Pues no tanto, con las revelaciones del libro, quien sabe cómo le vaya".

Periodista: "¿Qué libro?".

Respondió: "Border Wars, muy interesante, deberías leerlo, deja muy mal parado a Marcelo".

¡Quihúboles! Nada queda por agregar salvo un: pásenle un trago, que se nos está ahogando.

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