Desde el otro lado

El duelo por la frontera con un seguro perdedor

Donald Trump se ha radicalizado; Joe Biden ha endurecido su posición. Todo esto como en un duelo político perverso que nada bueno traerá para los migrantes.

Este jueves, el presidente Joe Biden y Donald Trump coincidieron en la frontera con México. Aunque en tonos radicalmente distintos, ambos fueron allí con el mismo propósito: evidenciar su preocupación por el flujo masivo de migrantes y su compromiso con la seguridad fronteriza. Trump lleva la delantera en este duelo; Biden parte en desventaja y es poco probable que siquiera empate el marcador. Los verdaderos perdedores, una vez más, serán los migrantes en busca de asilo y regularización en Estados Unidos.

Una encuesta reciente de Gallup muestra que, actualmente, la migración es la principal preocupación de los estadounidenses. Esto no ocurría desde hace más de ckinco años, cuando miles de centroamericanos llegaron a la frontera en caravanas masivas. Más de la mitad de los encuestados, el porcentaje más alto jamás registrado, considera que el número de migrantes indocumentados constituye una “amenaza existencial” para los intereses del país.

La posición dura de Trump es bien conocida desde al menos 2016, cuando acusó a los migrantes de ser criminales y violadores. En la actual campaña, ha radicalizado su postura aún más, insultando a los migrantes, prometiendo las deportaciones más grandes en la historia de Estados Unidos y la instalación de campos de detención, amenazando con regresar a la política de remain in Mexico, y no descartando la separación de familias.

Apenas hace unos días, dijo que los migrantes “están matando a nuestra gente, acabando con nuestro país”. Ya en la frontera no habló tanto de ‘invasión’ como de ‘guerra’, diciendo que por la frontera estaban llegando “hombres en edad de combatir” que parecen “guerreros”. Luego, fue explícito al respecto: “esto es como una guerra”.

Aunque Biden no ha adoptado una postura así de radical, sí ha endurecido su posición en el tema de migración. Antes de esta visita a la frontera, respaldó el paquete bipartidista del Senado sobre el tema, que dejó fuera todos los temas que interesan a los migrantes, para privilegiar la seguridad fronteriza. Aunque el paquete no fue aprobado, Biden incluso afirmó que, de ser aprobado, cerraría de inmediato la frontera.

El número récord de ‘encuentros’ de migrantes en la frontera, que en el pasado año fiscal supero los dos millones, y el estado de la opinión pública, explican este cambio en Biden. El panorama se ha vuelto más complicado por las imágenes de miles de migrantes en las calles de Nueva York, Chicago o Denver, a donde los ha mandado el gobernador George Abbott de Texas. La golpiza que hace unas semanas propinaron unos migrantes a dos policías en Times Square y el asesinato de un estudiante en Georgia por un indocumentado, refuerzan el sentido de vulnerabilidad de los estadounidenses.

Aunque se trate de casos aislados, ya que no hay evidencia de una relación sistémica entre migración y delincuencia, una mayoría de estadounidenses piensa que sí la hay: el 85 por ciento de quienes se identifican como republicanos y el 31 por ciento de los que están del lado demócrata, según una encuesta reciente del Pew Research Center.

Según otra encuesta de noviembre pasado, realizada por ABC News/Ipsos, los estadounidenses confían más en los republicanos que en los demócratas para manejar la inmigración. Biden califica particularmente mal en su manejo de la migración o la seguridad en frontera, con niveles de aprobación que no superan el 30 por ciento.

Para Trump, la situación es distinta. Dentro del campo republicano, es quien mejor califica en estos temas. En la elección primaria en Carolina del Sur, Trump se llevó el 80 por ciento del voto de los electores que ubicaron a la migración como su principal preocupación, que fueron la mayoría.

Los datos de una encuesta de Univision de septiembre pasado muestran que incluso para los hispanos, la seguridad fronteriza se ha vuelto un tema de creciente importancia. La mayoría de los hispanos están de acuerdo, como era de esperarse, con abrir caminos para regularizar la situación de los migrantes, pero también en que se necesita más seguridad fronteriza. De todos los temas importantes para los hispanos, el control en la frontera es el único en el que les confían más a los republicanos que a los demócratas.

Todo esto inevitablemente ha puesto mucha presión sobre los demócratas. En su visita a la frontera Biden quiso empatar el marcador con los republicanos, echándoles la culpa por no avalar el plan bipartidista del Senado, para que al menos carguen con algo de la culpa por la situación en la frontera. Dijo que el tiempo para actuar se ha agotado y reitero que con ese plan cerraría la frontera “temporalmente”.

Trump se ha radicalizado. Biden ha endurecido su posición. Todo esto como en un duelo político perverso que nada bueno traerá para los migrantes, quienes son acusados de ser una casusa de la criminalidad en Estados Unidos, cuando en realidad han sido uno de los motores del repunte económico de Estados Unidos después de la pandemia.

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