La Aldea

La prisa

Un diputado que renuncia en conciencia a su tarea, a la función esencial de su servicio público, merecería ser expulsado de cualquier Congreso.

A la carrera, de forma atropellada, burlando el proceso legislativo, dispensando trámites —así se llama en lenguaje parlamentario cuando se brincan el proceso—, evitando comisiones y dictámenes, Morena y sus aliados aprobaron fast track un paquete de ocho iniciativas, cuatro de ellas al vapor.

Esta vergonzosa Legislatura, que deberá pasar a la historia como la encarnación de la abyección total al poder presidencial, vota leyes sin conocerlas, sin estudiarlas, vamos, sin haberlas leído.

Un diputado que renuncia en conciencia a su tarea, a la función esencial de su servicio público, merecería ser expulsado de cualquier Congreso.

En sesión maratónica toda la madrugada del martes al miércoles, las y los diputados del bloque oficial —mayoría absoluta en la Cámara— “mayoritearon” a la oposición.

Nada que nos asuste, puesto que el PRI con su aplanadora aplicó por décadas el mismo método. La diferencia es que estos que ahora gobiernan, se negaban a aquella práctica y afirmaron que ellos nunca actuarían de la misma forma. Pues ahí tiene usted. No sólo negando y evadiendo la discusión a fondo de los temas, sino con agravado cinismo e irresponsabilidad, aprobando iniciativas que desconocen. Sólo obedecen y acatan la instrucción que reciben. Sumisos esbirros del poder.

1. Desaparición del Insabi, como reconocimiento evidente de su fracaso en política de salud, y transferencia de funciones al IMSS, cuya capacidad de atención está sobrepasada hace años.

2. Ejército favorecido con dos iniciativas aprobadas “exprés”: la operación del Tren Maya (con base en la extensa experiencia de los militares para los servicios ferroviarios) y el otorgamiento de más facultades a la Sedena, para la operación del espacio aéreo comercial y civil del país.

3. Una reforma para vender inmuebles del gobierno federal, parece que tienen prisa por deshacerse de todo, desmantelar al Estado mexicano, sin bienes, dependencias, organismos desconcentrados, todo.

4. Adiós al Conacyt, que ya venía en franca decadencia bajo la polémica dirección de la señora Álvarez-Buylla; ahora de plano lo eliminan y sustituyen por otro organismo que hará lo mismo, pero sin los engorrosos consejos académicos, la opinión de científicos y los reglamentos operativos que tanto incomodan a la 4T. Un aparato que acate las instrucciones ideológicas del poder.

Y otras más. En suma, tirar a la basura el andamiaje que fortalece un Estado democrático y civil, orientado a servir a la ciudadanía, para transformarlo en un instrumento de poder, ejercido única y exclusivamente por soldados y por el supremo Poder Ejecutivo.

Muy preocupante el viraje de estas iniciativas ya aprobadas por los diputados, que deberán ahora discutir en el Senado de la República.

Tenemos militares en seguridad nacional y ciudadana —la segunda con marcado fracaso—, en trenes, aviones, aerolíneas, aeropuertos, aduanas, bancos, medicinas, construcción, y tantas otras áreas y tareas.

¿Por qué la prisa de Morena y del gobierno?

La primera razón evidente y obligada, es el fin del periodo ordinario de sesiones en las cámaras de Diputados y Senadores.

Pero más allá, cabe cuestionarse por qué acelerar hasta la violación de procedimientos, la aprobación acelerada de iniciativas que hubieran merecido una discusión mayor.

Hay varias hipótesis de respuesta. Una tiene que ver con el proceso electoral inmediato en Estado de México y Coahuila, la necesidad de “aceitar” esos procesos, e invertir muchos más fondos en la operación electoral.

Otra es el pronóstico de gasto público para el último año de este sexenio: se acabó el dinero y las tres obras de infraestructura insignia del gobierno no operan, no funcionan y demandan mayor gasto.

El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) reportó pérdidas por más de mil 600 millones de pesos en su primer año de operaciones. El gobierno va a tener que subsidiar un aeropuerto que no resultó funcional, rentable ni accesible para pasajeros y aerolíneas comerciales.

Dos Bocas supera los 22 mil millones de pesos de inversión —presupuesto original de 8 mil millones, es decir, casi 3 veces más cara— y no funciona, ni refina, ni sale un solo barril de gasolina de la famosa refinería.

Y le van a tener que invertir otros 5 o 6 mil millones de pesos. Es improbable que pueda estar operativa antes de que termine este gobierno.

El Tren Maya sigue con tramos suspendidos, sometidos a litigios por comuneros y ambientalistas, quienes advierten del daño y perjuicio que la obra ha provocado ya en ecosistemas y regiones enteras de la selva en la península. Va a requerir más dinero.

De dónde saldrán los recursos para mantener el enorme gasto de los programas sociales, justo en año electoral cuando miles de millones deberán invertirse en campañas, propaganda y movilización del voto.

Morena va con todo, por ello tienen que disponer de la mayor cantidad de recursos.

Un último argumento hipotético es tocar, cambiar y modificar todo el aparato del Estado mexicano. Que no reste un solo rincón o dependencia que no haya sido trastocada, modificada o desaparecida.

¿Eso será útil al país? Seguramente no, como el evidente y estrepitoso fracaso del Insabi, que nunca sirvió para nada. 53 millones de mexicanos se quedaron sin cobertura médica en plena pandemia, por la ocurrencia absurda de la creación del Insabi. Ahí está el resultado, cargarle la mano en servicios y atención al IMSS, sin recursos adicionales, ni presupuesto para ampliar su cobertura. Un desastre.

La prisa sólo exhibe desesperación ante un gobierno de muy limitados alcances y resultados mínimos.

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