La Aldea

Coalición opositora

En el Frente Cívico Nacional faltan los azules, los naranjas, los ciudadanos. Si no es verdaderamente plural, las posibilidades se reducen.

Una sola imagen con nueve personajes de la política mexicana apareció en Twitter el día de ayer. Bajo el membrete del Frente Cívico Nacional y el encabezado Unidad por México, se da cuenta en breve texto de un “encuentro productivo”, entre aspirantes a encabezar una gran coalición opositora, “porque queremos rescatar a México” y convoca a un gran encuentro los días 17 y 18 de abril.

Los personajes son José Ángel Gurría, Ildefonso Guajardo, Demetrio Sodi, Silvano Aureoles, Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes, Guadalupe Acosta, Claudia Ruiz Massieu y Miguel Ángel Mancera.

No invitaron a panistas —asumiendo que Demetrio Sodi ya no lo es, o por lo menos, no como militante activo—, lo cual acusa un primer problema.

Si se trata de una “gran coalición opositora” para rescatar a México, debe integrar a todos. Incluso a Gustavo de Hoyos, quien recientemente alzó la mano como aspirante ciudadano a la presidencia.

El primer obstáculo para integrar un consistente y extendido bloque opositor rumbo a 2024, es evitar disensos, fisuras o carreras paralelas que sólo provocarán la división del electorado.

Entre los panistas que han señalado su intención por contender están Santiago Creel, Lilly Téllez, el gobernador Vila de Yucatán.

No habrá una gran coalición si no integran a todos los aspirantes.

El segundo obstáculo es el método: ¿cómo organizar una metodología transparente, equilibrada y justa que otorgue piso parejo a todos los aspirantes y que ofrezca resultados incuestionables? Nada fácil. Porque la evidente, es la suma de encuestas y la medición de intenciones de voto o de conocimiento de nombre de cada aspirante. Pero también deberá evaluarse —en mi opinión— mediante una investigación cualitativa —percepción, sentimiento del electorado, emoción que despierta el o la candidata— para tener un perfil más competitivo y sólido.

Si bien AMLO no estará en la boleta de 2024, y su alfil para sucederlo no posee ninguno de los atributos en materia de comunicación política que el actual presidente domina, damos por descontado hechos irrefutables: el presidente hará campaña abierta, franca y desfachatada a favor de su candidato(a), sin importar los impedimentos legales que establece el marco jurídico electoral. En segundo lugar, Morena pondrá a disposición de la elegida(o) todo el arsenal de recursos de que dispone el gobierno federal y 22 estados de la República. Es decir, una abrumadora ventaja en materia de fuerza de movilización política.

Pero la historia de México demuestra que eso ya se pudo hacer en el 2000, cuando un candidato externo, de oposición, venció a la maquinaria priista enquistada en el poder por décadas. Es decir, se puede. Pero hay varios ingredientes irremplazables:

1. La abanderada de la oposición deberá ser poseedora de una capacidad de comunicación y contacto con la ciudadanía casi sobrenatural. Es decir, vencer a la retórica oficialista, al presidente y su continua movilización, será tal vez uno de los retos más grandes de la contienda. Como dice AMLO, “hacer plaza y recorrer pueblos”, hablar con la gente, hacer contacto con los votantes, no sólo con las clases medias.

2. Integrar una auténtica coalición plural de fuerzas, partidos, organizaciones, perfiles y ciudadanía. Como nunca antes, el ciudadano común, el voluntario, el operador todoterreno de plazas, colonias, barrios, será fundamental. Morena lleva amplia ventaja en este camino también.

3. Construir un plan de gobierno aglutinador de corrientes, fuerzas, perspectivas, visiones centrales y regionales. Una propuesta de políticas públicas y de acciones de gobierno que establezca una clara ruta de reconstrucción no sólo en lo institucional, sino también en sectores estratégicos de servicios: salud, educación, programas sociales (auditados, con patrones transparentes, con entregas comprobables). ¿Hacia dónde debiera ir México? ¿Cómo aprovechar la coyuntura comercial y económica de la relocalización de capitales (nearshoring)?

4. La coalición opositora debe integrar un frente amplio y extenso de perfiles solventes, con trayectoria y profesionalismo para el Senado y la Cámara de Diputados. Morena carece de cuadros sólidos, capaces y profesionales. Su ejercicio legislativo y de gobierno ha estado marcado por la improvisación, los errores, el compadrazgo y la bendición del caudillo. Lo que sobra en la oposición es experiencia, conocimiento, cuadros formados por décadas. Hay que capitalizar esta ventaja.

De los nueve personajes que aparecen en la fotografía, me parece que por lo menos cinco se descartarían en el primer filtro. Por mucho que podría gustar a diferentes círculos políticos y financieros, un personaje de la talla de José Ángel Gurría no creo que le interese lanzarse a una campaña por un año, que sería casi como una cruzada nacional.

Aureoles, Mancera, tendrían que limpiar sus pasados inmediatos de expedientes que el actual gobierno posee en su contra.

Acosta Naranjo tiene el enorme mérito de haberse opuesto a Andrés Manuel López Obrador, desde sus primeros atisbos autoritarios, hace más de década y media. ¿Alcanza con eso para ser presidente de la República?

Quedan De la Madrid, Ruiz Massieu y Paredes, los tres con trayectorias amplias, impecables y de ejemplares servidores públicos. Les falta pueblo a los tres, muchos círculos concéntricos en las clases medias y empresariales. A placearse, como diría el único.

Y finalmente, faltan los azules, los naranjas, los ciudadanos. Si el frente no es verdaderamente plural, las posibilidades se reducen frente a la maquinaria morenista.

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