La Aldea

‘Alito’, el impresentable

Alejandro Moreno no es confiable, no cumple lo que dice, carece de honor al romper sistemáticamente todo acuerdo.

La volvió a hacer. Ya había irrumpido una plenaria de senadores del PRI en Mérida el año pasado, sin invitación ni solicitud de intervención. Provocó entonces, la interrupción de la sesión con el abandono de cuatro senadores.

Esta vez irrumpió aquí en la Ciudad de México, provocando la suspensión de la plenaria priista y la salida de dos integrantes de la bancada: Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu.

Se quedaron los demás, quienes han optado por la vieja línea disciplinaria del tricolor: apoyo incondicional al líder, en toda circunstancia, aunque sea un hampón y pesen sobre él acusaciones judiciales de enriquecimiento ilícito, desviación de fondos y otras perlas. Hay que cerrar filas. Así Manuel Añorve y Mario Zamora, senadores por Guerrero y Sinaloa, escoltaron al impresentable Alito al interior de la sesión. Osorio y Claudia se levantaron y se fueron.

Había un acuerdo previo, de que Alito llegara a dicha plenaria a las 6:00 se la tarde, para conversar con la bancada e intercambiar puntos de vista. Pero como siempre, el presidente Moreno fue incapaz de respetar el acuerdo y hacer valer su palabra. Llegó antes, porque quería interrumpir las delicadas discusiones en torno a la postura de la bancada respecto al plab B electoral.

En términos numéricos es irrelevante, puesto que no se requiere mayoría calificada (dos terceras partes de la Cámara) sino solamente mayoría simple, dado que se trata de leyes reglamentarias y no de reforma constitucional. Morena tiene esa mayoría.

Pero lo relevante es qué hará la bancada del PRI junto con el bloque opositor al respecto: ¿acudirá a la Corte? ¿Presentará recursos de inconstitucionalidad puesto que dichas leyes violan preceptos constitucionales? Ese era el tema estratégico y Alito, por su cercanía y oscura negociación con Palacio Nacional y Morena, quería estar presente e influir.

Osorio suspendió, se fracturó la sesión, al día siguiente se reunieron en encerrona para retomar la agenda y los temas, pero la ruptura está dada.

Hay priistas que le reclaman airadamente a Moreno su doblez al votar la reforma del presidente que extendió la presencia militar en las calles para labores de seguridad.

Especialmente cuando al interior del partido, habían acordado rechazarla.

Le tomó largos meses al presidente del PRI reconstruir la alianza opositora y construir un acuerdo electoral en el Estado de México, Coahuila y la presidencial rumbo a 2024.

Marko Cortés y Jesús Zambrano no tuvieron alternativa más que volverse a sentar con él y reconstruir un pacto, a pesar de la desconfianza, la traición y la doble o triple moralidad del señor Moreno.

Pero no hubo alternativa, si quieren ser competitivos tienen que ir unidos.

Pero Moreno no es confiable, no cumple lo que dice, carece de honor al romper sistemáticamente todo acuerdo. Lo advirtió Osorio a los otros partidos: “cuidado, porque los puede traicionar”.

Hábil como es, Alito salió de inmediato a acusar a Osorio Chong, coordinador de la bancada tricolor en el Senado, de servir a López Obrador y reventar la plenaria.

Curioso que Alejandro Moreno formule tal acusación, cuando es públicamente sabido, por sus votos en la Cámara y por sus cambios de postura, que quien sirve a los intereses de la 4T es el propio presidente del PRI.

Va por México se enfrentará, apenas en febrero, con las evidentes fracturas al interior del PRI, y la muy próxima sucesión en la presidencia del partido. Alejandro Moreno se tiene que ir en 2023, se debe cumplir el estatuto y renovar la dirigencia. Sólo así es posible algún futuro medianamente viable para la alianza opositora.

Otro reto será la inconformidad del PRD por la selección de candidatos. Marko Cortés, del PAN, ha dicho sin ninguna vergüenza que fue un acuerdo bipartita (PAN-PRI) dejando fuera al PRD, que ya presentó a sus dos –únicos– aspirantes a la candidatura presidencial: Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera, quienes parecen ser los últimos de esa talla al interior del sol azteca.

El impresentable no se irá por su propia voluntad, tendrán que sacarlo. Sabe bien que sin la dirigencia del PRI y sin fuero como diputado que le durará hasta el año siguiente, se convierte en un personaje vulnerable y rentable para Morena, por los múltiples señalamientos en su contra.

El problema es construir un acuerdo: Manuel Añorve, Mario Zamora, Beatriz Paredes, Eruviel Ávila y otros al interior de la bancada, parecen ofrecer su apoyo al impresentable.

Ya veremos los costos que ello genera.

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