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Covid-19: ¿Cómo encontrar la luz al final del túnel y reactivar el crecimiento económico?

México cuenta con todo el potencial para aprovechar los cambios estructurales que se darán en la economía mundial cuando empecemos a salir de esta pandemia, dice Kenneth Smith.

Los países que están siendo asediados por el Covid-19 enfrentan enormes retos, y las respuestas de cada gobierno a la pandemia marcarán el rumbo de la economía global para los próximos años. No solo estamos ante la crisis de salud más grave a nivel mundial desde la influenza española de 1918, la cual tuvo un costo de por lo menos 50 millones de vidas, además la pandemia está causando una parálisis sin precedente del aparato productivo mundial.

La gran pregunta que debemos hacernos es ¿qué sigue después del Covid-19 para la economía mundial? Numerosos analistas argumentan que habrá un new normal, y que no regresaremos al mundo que conocíamos a finales de 2019.

La revista The Economist le dedica todo un ejemplar al reto del crecimiento económico tras la pandemia, y una de las principales conclusiones a las que llega es que tendremos importantes cambios estructurales a nivel mundial, y los países ganadores serán aquellos que sepan adecuarse al nuevo entorno económico. En México se espera que la crisis del Covid-19 cause una contracción del PIB que podría ser superior a 8 por ciento, así como una pérdida de empleo histórica. Pero dentro de este mar de malas noticias, ¿dónde se vislumbran las oportunidades?

Una de las conclusiones de Economist es que las cadenas de valor globales se 'acortarán', es decir, como resultado de la pandemia las empresas se verán obligadas a modificar sus sistemas de proveeduría como medida de mitigación de riesgo, y buscarán que sus proveedores se localicen 'más cerca de casa'. Esto podría representar una gran oportunidad para México, y le permitiría fortalecer su posición natural como centro de proveeduría de la industria manufacturera de Norteamérica. Dos de los principales sectores en los que México podría consolidarse como productor y exportador mundial son equipo médico y productos farmacéuticos, y otros en los que ya somos líderes, como automotriz y aeroespacial.

¿Qué postura está tomando nuestro principal socio comercial? Peter Navarro, director de la Oficina de Comercio y Manufactura de la Casa Blanca, ha señalado que la pandemia vino a demostrar que por razones de seguridad nacional, EU no puede seguir dependiendo de las cadenas globales. Por supuesto, un proteccionista radical como Navarro considera que la pandemia le viene como anillo al dedo a EU porque le permitirá perseguir una política de autosuficiencia y de restricción a las importaciones. Afortunadamente para México, existe una alta probabilidad de que, tras las elecciones presidenciales de noviembre de este año, el doctor Navarro se una a los ya más de 26 millones de desempleados en EU.

Pero independientemente del partido que llegue a la Casa Blanca, el hecho es que nuestro principal socio comercial, al igual que México y Canadá, tendrá que replantear el concepto de 'cadena global', y es probable que se acelere la transición hacia la consolidación de la 'cadena regional'. El TMEC es una herramienta valiosísima, ya que asegura que seguiremos gozando de acceso irrestricto al mercado más competitivo del mundo. Sin embargo, no olvidemos que México será atractivo como plataforma de manufactura en la medida en que el gobierno implemente políticas efectivas de promoción y atracción de inversión extranjera directa. Para que esto funcione, resulta fundamental que el Congreso de la Unión le otorgue presupuesto suficiente a la SRE para desempeñar con éxito esta importante función, y que la Cancillería capacite a sus funcionarios en materia económica y comercial.

Otro gran reto que enfrentará México en cuanto se reabra la economía será la reactivación de las Pymes, quienes serán las principales víctimas de la crisis. Cancacintra pronostica que, ante la pandemia y la falta de apoyos gubernamentales para proteger el empleo durante la jornada de sana distancia, 48 por ciento de las micro y pequeñas empresas de nuestro país podrían quebrar antes de que concluya mayo. Sin duda este sector requiere de un robusto plan de rescate como lo han propuesto las diversas cúpulas empresariales, pero hasta el momento sus plegarias han caído en oídos sordos.

La solución a largo plazo radica en que México aproveche lo que ya era una importante tendencia mundial antes de la crisis y que no hará más que acelerarse en el mundo pos-Covid-19: la proliferación de las tecnologías de la información (TI) como herramientas para comerciar. El siglo XXI será sin duda recordado como la época del 'internet de las cosas', en donde las TI se fusionaron para siempre con la manufactura avanzada, fenómeno conocido como revolución industrial 4.0. Pues de la mano de este proceso revolucionario en la manera en que producimos bienes, irá la revolución en la manera en que comerciamos, y allí están las oportunidades para las Pymes. El comercio digital representa una verdadera avenida para la democratización de la economía, a través de la cual el concepto tradicional de 'rentar un local y abrir una tienda' será sustituido por el desarrollo de aplicaciones y el establecimiento de servidores, con lo cual el pequeño empresario tendrá acceso a millones de consumidores.

El TMEC incluye un capítulo de comercio digital que establece medidas para facilitar el comercio electrónico, a través de la prohibición de imponer aranceles a transacciones electrónicas, e impedir que los países miembros del tratado obliguen a las empresas a colocar sus servidores en su territorio, entre otros. Si esta ya era una importante tendencia, los expertos consideran que la economía digital crecerá a pasos agigantados en el futuro, en la medida -nuevamente- en que los gobiernos adopten los marcos regulatorios apropiados.

El Foro Económico Mundial (WEF) publicó un análisis acerca de la relevancia que tendrá la 'inversión extranjera digital' como motor del crecimiento, especialmente en países en vías de desarrollo y en beneficio de las Pymes. Dicha inversión será fundamental para propiciar la adopción de tecnología digital por parte de empresas que tradicionalmente no han operado en esa esfera, pero que se pueden beneficiar enormemente de servicios digitales que les ayuden a simplificar y optimizar sus cadenas de proveeduría, garantizar la entrega rápida y segura de sus bienes y servicios, y multiplicar sus ventas. Un ejemplo de éxito en este rubro es la inversión de la empresa polaca MedApp en los países bálticos, a través de la cual se está aliando con empresas del sector médico en Estonia, Letonia y Lituania para ofrecer una tecnología capaz de realizar diagnósticos de padecimientos cardiacos a través de una aplicación de telemedicina.

México cuenta con todo el potencial para aprovechar los cambios estructurales que se darán en la economía mundial cuando empecemos a salir de esta pandemia. Pero el cambio no se dará de manera automática. Nuestro gobierno tiene, en primera instancia, que abandonar el principio de austeridad al que se aferra ciegamente, y establecer un programa de rescate económico nacional a la altura de lo que requiere la economía número 15 más grande del mundo. Posteriormente, debemos promover un marco regulatorio que le brinde certidumbre a la inversión y convierta a México en el principal centro de manufactura a nivel mundial. Por último, debemos sentar las bases para despegar como un centro de innovación tecnológica y aprovechar la revolución digital.

Nos encontramos ante un cruce fundamental en nuestra historia económica: un camino nos lleva de regreso al siglo XX y a seguirle apostando al petróleo y al carbón; el otro nos adentra en el siglo XXI y nos permite aspirar a convertirnos en una potencia tecnológica. ¿Qué camino escogerían ustedes?

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