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Las preguntas al presidente

Además de entretener a unos, aburrir a otros y desviar la atención, las mañaneras parecen tener como uno de sus objetivos degradar la profesión de periodista.

Además de entretener a unos, aburrir a otros y desviar la atención general sobre la crítica de los asuntos públicos o sobre los asuntos críticos de la vida pública, las mañaneras parecen tener como uno de sus objetivos degradar la profesión de periodista. Una de las tácticas de los 'cerebros de la 4T' para evitar los cuestionamientos a su jefe es la de poner admiradores del presidente para hacerse pasar por periodistas y entonces preguntar cualquier tontería, decir alguna estupidez, soltar loas al prócer y jugarle a la 'voz del pueblo'. De esa manera las conferencias de prensa en Palacio Nacional están llenas de medios que nadie conoce representados por periodistas que nadie ha leído o escuchado nunca. No importa lo que haya sucedido un día antes, las conferencias son un paseo para el presidente –menos el día que se apersonó un 'extranjero'. Así, el presidente dice que se vende la gasolina más barata en un par de expendios que no funcionan –uno está clausurado– y nada pasa.

Ya comentamos en este espacio la ocasión en que una de las periodistas habilitadas lo comparó con un corredor keniano, pues, según ella, es incansable y goza de una espectacular condición física. Desde que la hoy senadora por Morena, Lily Téllez, le había preguntado al entonces presidente Enrique Peña Nieto, cómo le hacía para ser "tan valiente" no habíamos escuchado nada igual. Pero el lopezobradoriato lo supera todo. Otro reportero habilitado –un sujeto que trabaja con un diputado de Morena– el lunes pasado, para atacar a Jorge Ramos, le preguntó al presidente sino le molestaba que vinieran a 'increparlo'. Nadie esperaba que la respuesta fuera peor que la pregunta pero así fue. El presidente dejó caer una velada amenaza para que los periodistas sean 'prudentes'. Después tuvo que decir que lo malinterpretaron y que no quería amenazar a nadie. Total, que todo va para mal. Pero en lo que pasan los días feriados para unos, de guardar para otros, aquí dejamos unas sugerencias para el área de comunicación de la Presidencia y que lleguen con más bríos la próxima semana con apasionante y sorprendentes preguntas.

Señor presidente, ¿por qué cree que viene tanto criticón aquí disfrazado de periodista? No quieren construir, no aportan nada, nomás critican pero antes no decían nada. ¿Hasta cuándo los va a dejar pasar? Por sus respuestas, gracias.

Presidente, quisiera referirme a la polémica con el rey de España. ¿Por qué él es rey y usted no? Digo, es como todo desde la Conquista: ellos todo y nosotros nada. ¿No cree que el pueblo estaría encantado de que usted fuera –literal– nuestro rey? Muchas gracias.

Señor presidente, me gustaría saber si usted nos puede aclarar algo que por años nos hemos preguntado los mexicanos: ¿De dónde son los cantantes? ¿Son de la loma? Por su atención, gracias.

Presidente, no quisiera increparlo sobre cuestiones de política pública porque ese no es nuestro papel, para eso están los expertos, pero no deja de resultar inquietante que usted esté en este palacio donde deambuló Salinas de Gortari. ¿No le da miedo que se le aparezca el chupacabras? Digo, todos sabemos que es él. Gracias.

Señor presidente yo lo veo a usted más bien como escandinavo. Aquí una compañera lo comparó con los kenianos. Pero esos nomás corren y corren como el de la película esa que nomás corría. 'Corre gomp' o algo así. Pero usted se ve recio y habla de los sistemas de salud escandinavos que seguramente conoce bien. ¿Cómo lleva una dieta balanceada que le permita conjugar el mole de olla, con las gorditas de chicharrón y el chilpachole de jaiba? Y otra pregunta, si me permite ¿De no haber nacido en Macuspana, dónde le habría gustado nacer: en Helsinki, Copenhague, Oslo o Estocolmo? Gracias.

Hasta aquí las preguntas. Lo que quizá no midieron los comunicadores del presidente es que junto con la degradación que quieren hacer del oficio de periodista lo que están logrando muy rápido es devaluar la palabra del presidente.

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