Juan Castaingts Teillery

Así Vamos... Recesión, repunte o crecimiento mediocre

El crecimiento dado a conocer hace unos días sobre el último trimestre implica reducciones substanciales sobre las predicciones gubernamentales de inicio del año. Existe una discusión entre los analistas si vivimos en una recesión con un repunte. Yo creo que lo que tenemos es un crecimiento mediocre.

Los resultados del Inegi son preocupantes. Es cierto que el crecimiento en el primer trimestre del año en términos anuales fue de 1.8 por ciento, cifra que es superior a todos los crecimientos trimestrales logrados el año pasado. Sin embargo, con respecto al último trimestre del año pasado y quitando los efectos estacionales, el crecimiento solamente alcanzó un raquítico 0.28 por ciento. En el primer trimestre de este año hay un comportamiento menos malo (1.8 por ciento) frente a todos los trimestres del año precedente, pero también es cierto que en 2011 y 2012 los crecimientos trimestrales logrados habían sido sensiblemente superiores y oscilaban entre 4.9 y 3.2 por ciento, lo cual es una muestra clara que estamos viviendo un profundo fenómeno de ralentización de la economía.

Los hechos son contundentes. No tengo dudas sobre la deficiente administración económica del panismo, pero la caída brutal en las tasas de crecimiento en lo que va del año del nuevo régimen son una muestra clara de que la política económica aplicada y, sobre todo las reformas con su principal componente, la energética, no están dando para nada los resultados anunciados con bombo y platillo. Si se hubiesen generado fuertes expectativas positivas por las políticas económicas y reformas anunciadas desde la toma de posesión, éstas hubiesen dado lugar a anticipaciones que hubiesen tenido repercusiones en un incremento en la inversión y por ende, en un mejor crecimiento. En el peor de los casos y suponiendo que los actores esperan la concretización específica de las leyes propuestas, podríamos haber esperado una pequeña baja en la tasa de crecimiento con un repunte claro después de que el año pasado se aprobaron las reformas en materia constitucional. Nada de esto se ha producido, por el contrario, la caída en las tasas de crecimiento es fuerte y sensible.

El miércoles pasado el secretario de Hacienda, en una entrevista con Carmen Aristegui, mencionó que son tres las causas por las cuales el crecimiento logrado es mucho menor al proyectado por Hacienda. 1. La caída del crecimiento en la economía de Estados Unidos por efecto fundamental de fenómenos meteorológicos desfavorables a su agricultura. 2. El estancamiento en el consumo mexicano. 3. La baja en las exportaciones de petróleo por parte de Pemex.

Lo dicho por el secretario aunque es válido, es insuficiente y parcial y, por lo tanto, no es una visión que corresponda con la realidad. Primero, aunque la economía norteamericana haya perdido vigor, las exportaciones mexicanas crecieron 7.1 por ciento durante abril, cifra que es elevada; así, la ralentización de la economía mexicana no está en función directa de lo que pase en Estados Unidos. Pero, si el crecimiento de las exportaciones es fuerte, la pregunta que nos debemos hacer es ¿por qué la economía mexicana pierde vigor cuando tiene un impulso considerable del sector exportador? La razón es simple, vivimos una separación, un aislamiento de la economía de punta mexicana que es a la que pertenece el sector exportador, del resto de la economía y, por ende, su capacidad de arrastre se hace cada vez más pequeña.

Por efecto del TLCAN se han perdido y roto muchas de las cadenas interindustriales e interempresariales que existían con anterioridad en la economía mexicana, y ahora estas cadenas existen pero se encuentran en relación con la economía de Estados Unidos. Como ya lo dijimos antes en "Así Vamos…": hay muchos Méxicos y, entre ellos, el México de punta; pero éste se encuentra cada vez más aislado del resto de la sociedad y de la economía.

Tenemos además una economía rentista en donde un pequeño grupo logra una parte significativa de sus ingresos por medio de mil mecanismos bursátiles, políticos, de compadrazgo, de corrupción, etcétera, que no corresponden a actividades productivas. Estos grupos enriquecen y realizan lo fundamental de sus ahorros y sus gastos en el extranjero, principalmente en Estados Unidos y por eso, aunque sus ingresos proceden de México, no provienen de una actividad productiva ni tienen repercusiones positivas en nuestra economía.

Tenemos, además, una banca ineficiente que presta poco para las actividades productivas y crece a tasas muy elevadas de interés casi usurarias.

Las causas de nuestro crecimiento mediocre son múltiples y complejas; frente a éstas, la política económica aplicada es causal lineal y por lo mismo, insuficiente.

Corre: asi_vamos@yahoo.com.mx

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