Juan Antonio Garcia Villa

La última posada de 1840

Juan Antonio García Villa nos habla de 'Life in Mexico', una selección de 54 cartas en las que la esposa del entonces primer embajador de España en México, la señora Frances de Calderón de la Barca, describe esta tradición mexicana.

El 24 de diciembre de 1840, la esposa del primer embajador de España en México, señora Frances de Calderón de la Barca, escocesa de nacimiento, fue invitada a la novena y última posada de ese año, la víspera del día de Navidad, a la casa de su amiga la Marquesa de Vivanco, en la capital del país.

Narra la dama que "cerca de las nueve (de la noche) empezó la ceremonia. A cada una de las señoras (invitadas, como ella) le fue puesta en la mano una velita encendida y se organizó una procesión, que recorrió los corredores de la casa cuyas paredes estaban adornadas de siemprevivas y farolitos y todos los concurrentes cantaban las letanías…"

Continúa el relato así: "La procesión se detuvo por último delante de una puerta, y una lluvia de fuegos de bengala cayó sobre nuestras cabezas, para figurar, me imagino –escribe la autora-, el descendimiento de los ángeles… Unas voces, que se suponía de María y José, entonaron un cántico pidiendo pasada, porque decían, la noche era fría y oscura, ...Cantaban los de adentro, negándoles la posada. Otra vez imploraron los de afuera, y al fin hicieron saber que aquella que se encontraba en la puerta, errante, ...era Reina de los Cielos. Al oír este nombre, las puertas se abrieron de par en par, y la Sagrada Familia entró cantando. En el interior se contemplaba una bellísima escena: un Nacimiento".

A continuación, la extranjera cronista describe el Nacimiento así: "en unas tarimas alrededor del aposento, cubiertas de heno, se habían dispuesto figuras de cera formando escenas que representan, generalmente, pasajes de diversas partes del Nuevo Testamento, aun cuando algunas veces empiezan con Adán y Eva en el paraíso… Se observan árboles verdes y de los que dan fruta, unos surtidores arrojando hilos de plata; rebaños de ovejas, y una cunita para que en ella descanse el Niño Jesús".

La esposa del embajador de España prosigue su narración: "Un chiquillo vestido de ángel sostenía en sus brazos a un niño de cera. Todo el Nacimiento, adornado con flores y guirnaldas, refulgía de luz. Un padre tomó al niño de los brazos del ángel y lo puso en la cuna, con lo que dio fin a la Posada. Regresamos a la sala –concluye la narración-, ángeles, pastores y demás invitados, y hubo baile hasta la hora de cenar. La cena fue un alarde de dulces y pasteles".

Durante su estancia en nuestro país, que fue de diciembre de 1839 a enero de 1842, la señora Calderón de la Barca mantuvo abundante correspondencia con sus familiares residentes en Boston. Sus cartas daban cuenta detallada de todo lo que la dama observaba de la vida cotidiana de nuestro país. Cabe decir que era una mujer muy inteligente, de gran erudición, que hablaba con fluidez varios idiomas y tenía un sentido muy despierto de la observación. Era dueña además de una prosa pulida, precisa y deliciosa.

A su regreso a Boston publicó en 1843 una selección de 54 de sus cartas, en un libro que tituló Life in Mexico. De éste se ha dicho que es el "mejor (libro) que jamás se ha escrito sobre nuestro país por un extranjero".

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