Juan Antonio Garcia Villa

Dos escritos de renuncia

Qué significado tienen las renuncias del director del IMSS, Germán Martínez, el pasado 21 de mayo y de quien fue secretario de Hacienda hasta el 9 de julio, Carlos Urzúa.

Alrededor de una decena de funcionarios de alto rango han renunciado a continuar en el gobierno de López Obrador, que escasamente lleva en ejercicio siete meses. Es decir, a razón de más de uno por mes. Entre los diez sobresalen dos de superior jerarquía que han desertado a continuar. Por orden cronológico el director del IMSS, Germán Martínez, el pasado 21 de mayo y quien fue secretario de Hacienda hasta el 9 de julio, Carlos Urzúa.

En los tiempos del priismo clásico las renuncias (que muy seguramente en la mayoría de los casos eran despidos) de funcionarios del gobierno federal de muy alto rango, solían tener como explicación dos causas que casi nadie creía: por razones de salud, o bien para dedicarse a atender asuntos personales (a veces se decía: "me retiro a la vida privada"). No había por tanto necesidad de dar mayores explicaciones ni la opinión pública las exigía.

A principios de la década de los años 70 un altísimo funcionario, secretario de Hacienda por cierto, Hugo B. Margáin, se vio en la necesidad de abundar en el origen de su quebranto en salud que le obligaba a retirarse. Dijo que resentía con los años que de joven se había "caído de un caballo".

Quien era a la sazón presidente de la República, el inefable Luis Echeverría, no tardó en desmentirlo al afirmar, con motivo de su salida, que las finanzas nacionales se manejaban desde Los Pinos. Con lo cual dio a entender, y así todo el mundo lo interpretó, que el secretario no renunció sino fue despedido por el presidente por no haberle obedecido en algo ordenado por él.

En su extenso escrito de renuncia dirigido al Consejo Técnico del IMSS y dado a conocer por él mismo a la opinión pública, Germán Martínez señala que deja la dirección general de aquél porque ya de plano no soporta a la Secretaría de Hacienda.

Por si alguien ya no tiene presente los términos de la renuncia del entonces director del IMSS, vale la pena recordar algunas de las cosas señaladas por él. Expresó: "Quiero decirlo lo más claro que puedo y debo: algunos funcionarios de la Secretaria de Hacienda tienen una injerencia perniciosa en el IMSS". En otro pasaje agregó: "El presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el 'cargo' que el 'encargo'".

Lo curioso del caso es que quienes desde lejos –y aun de cerca- siguen este juego de lo que es y no es el mentado neoliberalismo, consideran –o consideramos- que parte de las recetas para terminar con el neoliberalismo consisten precisamente en ahorrar (austeridad), recortar personal y llevar a cabo el rediseño institucional de las entidades para liberarlas del satanizado neoliberalismo. ¿Quién les entiende?

La carta de renuncia de Germán Martínez al IMSS es muy extensa y su contenido ofrece numerosos datos, cifras, fechas, relato de desaires y agravios de los perversos "funcionarios de Hacienda (quienes) no quieren dialogar con el IMSS, (porque) quieren imponer". Y ofrece al canto tres ejemplos concretos.

El escrito de renuncia de Carlos Urzúa a Hacienda, dirigido al presidente, es notablemente breve. Pero muy contundente. Dice que algunas de las muchas "discrepancias en materia económica" han sido consecuencia de haberse "tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento", además de que le "resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública", impuestos "por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés". Suficiente para entender que las cosas no marchan bien y que de seguir por ese camino el país va al desastre.

¿Son visiones totalmente opuestas la de Germán Martínez y la de Carlos Urzúa? ¿Son complementarias o más bien sólo parcialmente antiéticas? ¿El primero en su escrito denuncia al segundo? ¿O más bien ambos señalan a los mismos como los culpables de lo que está sucediendo?

En los documentos de ambos es posible aislar ciertas cuestiones y seguirles la huella. Y se arma el rompecabezas. Pero otras no cuadran. Quizá esto último obedece al juego de términos que se traen los llamados de la 4T, más de propaganda y de clichés políticos que de conceptos precisos. En fin, tal vez sea necesario esperar nuevas epístolas de renuncia, que sin duda las habrá, para llegar cuando menos a una conclusión de arranque: O estamos frente a una lógica que de manera consistente explica lo que está sucediendo, o ante un caos de locura.

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