Uno de los impactos económicos a nivel mundial derivados de la guerra entre Rusia y Ucrania fue el incremento en los precios del petróleo. Las proyecciones de la Secretaría de Hacienda (SHCP) consideraban, antes del conflicto, que la mezcla mexicana alcanzaría un máximo de 55 dólares por barril, pero en la segunda semana de marzo alcanzó 115 dólares.
De acuerdo con las estimaciones de la Consultora Tendencias, México podría obtener, al menos, 30 mil millones de pesos mensuales extra por este incremento.
Ante este panorama, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que estos recursos extraordinarios se utilizarían para subsidiar a los combustibles, considerando que el precio de la gasolina Magna ha registrado un incremento promedio de 61 centavos por litro.
La propuesta es que convendría invertir estos excedentes en infraestructura para el desarrollo regional y la movilidad en el país, lo que impulsaría las cadenas productivas, generando empleos permanentes, en lugar de financiar a los que consumen gasolina.
Se debe considerar que los incrementos en los precios de los combustibles son resultado de sucesos extraordinarios, como el actual escenario de guerra.
Es recomendable fortalecer los fondos de estabilización, que se han visto mermados en un 74 por ciento, ya que estos recursos permiten enfrentar las contingencias financieras internas e internacionales.
En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2022 refiere que los recursos que se invertirán en infraestructura serán para concluir los proyectos estratégicos que ascienden a 127 mil 600 millones de pesos (mdp), lo que representa 26.5 por ciento de la inversión total en este rubro.
Estos proyectos son el Tren Maya, con 63 mil 200 mdp; la conectividad con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), mil 600 mdp; el Parque Ecológico Lago de Texcoco, 2 mil 100 mdp; así como el espacio cultural de Los Pinos y el Bosque de Chapultepec, con 3 mil 888 mdp. Es importante considerar que concentrar el gasto en pocos proyectos también centraliza la inversión en pocos estados.
México necesita invertir cada año, al menos, 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en infraestructura, con la participación de los sectores público y privado, en la red federal carretera, el sistema ferroviario nacional, los puertos, aeropuertos, cruces fronterizos, el sistema hidrológico nacional y las telecomunicaciones, lo cual contribuirá al desarrollo equitativo de todas las regiones de México.
Sin duda, la llegada de los recursos excedentes del petróleo representan una gran oportunidad para impulsar la infraestructura productiva en el país.