Jorge Berry

Trump: frentes abiertos

Donald Trump es el único presidente en la historia que en sus primeros dos años nunca ha rebasado el 50 por ciento de aprobación, escribe Jorge Berry.

La velocidad con la que se disemina la información en nuestros tiempos de digitalización suele, con frecuencia, oscurecer el panorama general. Conviene, por ello, ponerse al día. Algunos de los frentes críticos que tiene abiertos el presidente de Estados Unidos Donald Trump, al iniciar su campaña para buscar la reelección, podrían descarrilar su candidatura y, de paso, llevarlo a la cárcel.

La guerra sin cuartel que Trump sostiene contra el Congreso, principalmente los comités de supervisión en la Cámara Baja, parece entrar en fase definitoria. Los demócratas de la Cámara Baja investigan a Trump en dos vertientes: la primera tiene que ver con los resultados de la investigación de Robert Mueller. Los comités de inteligencia y judicial quieren la comparecencia de testigos clave, como el propio Mueller, y el exabogado de la presidencia, Don McGhan. Trump está bloqueando las comparecencias. Todas. Además, prohibió entregar documento alguno al Congreso. La segunda, trata de obtener datos financieros de Trump y sus empresas, con objeto de averiguar si hay lazos comprometedores entre el emporio Trump y el Kremlin. Aquí también Trump ha prohibido cualquier cooperación con el Congreso.

Este choque entre dos de los poderes de la unión ya provocó la intervención del poder judicial.La Casa Blanca sabe que, jurídicamente, lleva las de perder. El ejército de nuevos abogados que contrató Trump tiene como objeto dirimir estas diferencias en las cortes de la manera más tardada posible, para que esta lucha se convierta en tema electoral para 2020. El primer caso ya se litigó. Trump demandó al comité de supervisión de la cámara y a Mazars, la empresa que lleva su contabilidad, para no cumplir con el requerimiento del Congreso que obliga a sus contadores a entregar ocho años del historial financiero de Trump. La demanda pretendía ser el inicio de un largo litigio. Pero el juez de distrito Amit Mehta no lo permitió, fallando en favor del comité y ordenando la entrega de los documentos en 7 días. Habrá apelación, pero la señal es que los procesos se llevarán de manera expedita, y eso es una pésima noticia para Trump. Es probable que todos los procesos abiertos por y contra Trump sean decididos por los jueces de manera veloz.

Siendo lo anterior la principal preocupación del presidente, no es, ni cercanamente, la única. Tiene enfrente una campaña presidencial que le resulta enormemente peligrosa. Un presidente con aprobación de entre 37 y 41 por ciento no gana reelecciones. Trump es el único presidente en la historia que en sus primeros dos años nunca ha rebasado el 50 por ciento de aprobación. Y esta vez no enfrentará a Hillary Clinton, quien fue una pésima candidata demócrata. En ese partido, aunque falta mucho, cobra cada vez más fuerza la candidatura del exvicepresidente Joe Biden, quien lleva más de 10 puntos de ventaja en las encuestas sobre Trump a escala nacional. Más importante, Biden supera a Trump en estados clave, como Pennsylvania, Michigan, Wisconsin y Ohio, sin los que Trump no puede ganar.

Para Trump, obtener la reelección es asunto de supervivencia personal. Sabe que es altamente vulnerable a procesos criminales. Necesita otros cuatro años en la Casa Blanca para que los delitos que ha cometido, y que están documentados, como el pago ilegal a sus examantes, prescriban mientras el goza de fuero constitucional. Si pierde, es perfectamente posible que a las 12 del día del 21 de enero de 2021, al tomar posesión un presidente demócrata, a Trump lo estén esperando los alguaciles del departamento de justicia para arrestarlo.

De más importancia para el resto del mundo, Trump enfrenta en lo inmediato una crisis con Irán, (ver mi artículo del lunes 20 de mayo) y la posibilidad de que la prolongación del conflicto comercial con China afecte la economía de EU, que es su argumento más fuerte de cara a la elección.

No la tiene fácil.

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