Jorge Berry

Salpicón

El pésimo manejo de la pandemia por parte del presidente Trump le sigue costando números en las encuestas.

Nos toca dar un rápido paseo por las diferentes noticias que están impactando en Estados Unidos, cuya importancia crece a medida que se acerca el 3 de noviembre, día de la elección presidencial. Faltan tres meses y medio.

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En círculos jurídicos, hay preocupación por la salud de la magistrada Ruth Bader Ginsburg. Hace una semana estuvo un día en el hospital, y ahora el viernes dio a conocer que está sufriendo una recaída de un cáncer de páncreas que creía superado. Dijo en un comunicado que reanudó los tratamientos de quimioterapia, y que los está tolerando bien. Siempre ha dicho que continuará en su puesto mientras pueda trabajar al 100 por ciento. Por ahora, es esencial su permanencia, porque si se produce una vacante en la Suprema Corte, no habría manera de impedir que el presidente Donald Trump y el líder del Senado, Mitch McConnell, la llenen con otro juez conservador, rompiendo el balance de la Corte.

La esperanza es que la juez Bader aguante hasta el 20 de enero de 2021, fecha en que Trump dejará la presidencia si pierde la elección.

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También el viernes, murió John Lewis, icono de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Lewis participó en la histórica marcha de 1965 en Selma, Alabama, que exigía respeto a los derechos de los afroamericanos, y recibió una brutal paliza de la policía. Se postuló para el Congreso en 1986, y ocupó un escaño los siguientes 33 años, hasta su muerte. Tenía 80 años al perder una batalla de seis meses contra el cáncer. El anuncio lo hizo Nancy Pelosi, la líder de la Cámara baja, quien lo llamó "la conciencia del Congreso." Así lo conocían todos.

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Durante la semana pasada, un grupo que sólo puede describirse como de paramilitares del presidente, irrumpió en la ciudad de Portland, en Oregon, y empezó a realizar detenciones arbitrarias, subiendo a manifestantes a vehículos sin identificación. Tampoco los uniformes de los agentes la tienen. El secretario de Seguridad Interior salió a defender la intervención argumentando protección de bienes federales, que estaban siendo pintarrajeados. Pero estos agentes están usando gases lacrimógenos y balas de goma, que ya provocaron una tragedia. Un joven manifestante que llevaba una pancarta fue impactado por una bala de goma en la cabeza, y sigue en el hospital. Su estado de salud es incierto.

Esta es la segunda aparición de este cuerpo de seguridad. Son los mismos que le abrieron paso a Trump en Washington para que se tomara la absurda fotografía frente a una iglesia, y que agredieron a los manifestantes. Tanto la gobernadora de Oregon como los dos senadores del estado, exigieron al gobierno federal que retire a sus elementos.

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Jeff Sessions, uno de los peores enemigos que ha tenido México en el Senado, perdió su elección primaria en Alabama. Buscaba recuperar su asiento en el Senado, pero tuvo a Trump en su contra. Tommy Tuberville, un exentrenador de futbol americano de dudosa reputación política, lo venció, y enfrentará a Doug Jones, el demócrata y actual senador, en noviembre. Cualquiera puede ganar esta contienda.

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En otra contienda interesante, y aunque parezca increíble, el asiento de Mitch McConnell en Kentucky está en duda. McConnell lleva una leve ventaja de 45 a 41 por ciento en la más reciente encuesta, sobre la demócrata Amy McGrath, quien ha podido recaudar muchos fondos. Aquí puede ser determinante qué tanto cae el presidente en sus números de popularidad, porque lo identificarán con McConnell, quien de por sí ya trae negativos altos. Difícil, pero no imposible.

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El pésimo manejo de la pandemia por parte del presidente Trump le sigue costando números en las encuestas. El cambio de jefe de campaña no arreglará esa situación. Mientras Trump siga aferrado a reabrir la economía y las escuelas, sin importar el costo en vidas, seguirá perdiendo puntos. Si alguna credibilidad tenía fuera de su base, la está perdiendo.

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