Jorge Berry

Faltan 40 días

A cuarenta días de la votación en EU, el centro del debate se volvió la sucesión en la Suprema Corte, dejando la pandemia y la crisis económica en segundo sitio.

Quienes la conocían bien, dicen que la jueza Ruth Bader Ginsburg, quien mañana cumple una semana de fallecida, estaría furiosa ante la crisis que ha desatado la vacante que se produjo en la Suprema Corte de Justicia con su muerte. Los nueve jueces que forman la Corte tienen nombramientos vitalicios, y para que haya una vacante, un juez tiene que morir o retirarse. La señora Bader no pensaba hacer ninguna de las dos cosas cuando la alcanzó en cáncer.

Ahora, a cuarenta días de la fecha de la votación (aunque muchos estados ya están votando de manera anticipada), el centro del debate se volvió la sucesión en la Suprema Corte, dejando la pandemia y la crisis económica en segundo sitio. Para el presidente Donald Trump es maná caído del cielo.

Hasta el viernes pasado, la Corte tenía una tenue mayoría conservadora de 5-4. Y digo tenue, porque el presidente de la Corte, John Roberts, ha votado con el bloque liberal en algunas decisiones recientes. Pero si los republicanos logran aprobar a un nuevo juez antes de terminar el mandato de Trump, su dominio de 6-3 será absoluto, y las consecuencias de ello alcanzarán al mundo entero. Una Corte conservadora acabará con los esfuerzos de Estados Unidos por paliar los efectos del cambio climático, por ejemplo.

Pero a corto plazo, esta Corte tendrá que decidir la tormenta electoral que se avecina. Trump ya ha confirmado que litigará todo resultado que no le favorezca, y que buscará que la Corte anule todos los votos no emitidos en persona. Con una mayoría así, aumentan las posibilidades de un fallo a su favor, pero no las garantizan.

El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, prometió que la vacante se llenaría a la brevedad, apenas unas horas después de la muerte de la jueza Bader. Increíblemente, Trump ha sido más recatado. Esperará hasta después de los funerales de la jueza que serán este jueves. Pero el sábado, Trump anunciará su candidata. Sabemos que será mujer, porque así lo confirmó ya la Casa Blanca. Sabemos que será conservadora, provida y probablemente antisindicatos. Tampoco verá con buenos ojos a la comunidad LGTB.

La favorita es la jueza Amy Coney Barrett, quien ahora ocupa un asiento en el Séptimo Tribunal Federal de Apelaciones con sede en Chicago. El martes estuvo por segunda vez en la Casa Blanca, y se entrevistó durante más de dos horas con el presidente, quien comentó después que su equipo de gobierno la vería "con muy buenos ojos".

Los demócratas

Los demócratas no tienen gran cosa en su arsenal para detener la confirmación de la nueva jueza. Habrá protestas y plantones en las oficinas de los senadores, pero con el anuncio de Mitt Romney, el único republicano que votó en favor de la destitución del presidente, de que estaría a favor del nombramiento, casi se esfumaron las esperanzas demócratas de detener el proceso en el Senado.

Podrán, claro está, usar artimañas procesales para posponer un voto final, pero eso ya fracasó cuando trataron de hacerlo con la confirmación de Matt Cavanaugh.

Muchos analistas coinciden en que esta maniobra le puede costar a los republicanos la mayoría en el Senado en la elección, y si eso ocurre, junto con una derrota de Trump, podría darse una expansión de la Corte a 13 miembros, pero por lo pronto, eso suena muy radical. La otra opción es aún más radical. La única forma legal que tienen los demócratas de detener la confirmación es presentar otro proceso de destitución contra Trump, lo que obligaría al Senado a posponer la confirmación. Tampoco lo veo. El martes próximo es el primer debate entre Joe Biden y Donald Trump.

Esa noche, como todos los jueves, los esperamos con estos temas en Al Cierre, a las 9 de la noche, a través de EL FINANCIERO Bloomberg TV.

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