Opinión Jorge Berry

De tormentas

El martes, 45 de los 48 estados continentales de EU amanecieron con nieve, y muchos, como Texas, no están acostumbrados a las nevadas y no saben cómo protegerse de ellas.

Cuando uno se entera de que más de cuatro millones de hogares y negocios se quedaron sin energía eléctrica en Texas, el estado que más energía produce en Estados Unidos, se obtiene algo de perspectiva en torno al más reciente apagón que sufrieron las entidades del norte de México. No pretendo defender la ruinosa y negligente política energética de la administración López Obrador, y menos aún la gestión malintencionada del director de CFE, Manuel Bartlett, pero los cortes de electricidad se produjeron por una combinación de frentes fríos que cubre buena parte de Norteamérica, y que afectaron severamente la infraestructura de distribución.

Increíblemente, el martes, 45 de los 48 estados continentales de Estados Unidos amanecieron con nieve, y muchos, como Texas, no están acostumbrados a las nevadas, ni a la forma de protegerse ante ellas. 73 por ciento del territorio continental estadounidense está cubierto de nieve.

Por lo menos 15 personas han muerto en accidentes de tránsito debido al hielo en el pavimento. Además, las bajas temperaturas congelan las tuberías, y en muchas localidades empieza a escasear el agua. 20 ciudades de Estados Unidos rompieron récord el martes, con las temperaturas más bajas de la historia.

Mientras que el frente frío avanza hacia el noreste del país, detrás viene otro, que mantendrá las bajísimas temperaturas varios días más. Por ello, supongo, la CFE en México anunció cortes escalonados en varios estados del país, esperando una mayor demanda, y sabiendo de su legendaria ineficiencia desde la llegada de Bartlett, a quien perdonan mentir abiertamente sobre las causas de un apagón, para no hablar de su emporio de bienes raíces, ni de lo eficiente (y tranza) que resultó ser su vástago como contratista del gobierno.

En fin, el hecho es que el frío no acabará ni aquí ni allá en los próximos días, y la posibilidad de cortes de energía sigue siendo alta. Espero que lo entiendan quienes organizan la vacunación, y no hagan esperar a nuestros viejos horas y horas a la intemperie.

* * *

En otro tipo de tormentas, al expresidente Donald Trump se le viene encima un diluvio de demandas. Ya está en proceso la investigación de las autoridades de Georgia, por su intento de alterar el conteo de los votos en la elección presidencial. También están en curso demandas de difamación de dos mujeres, que lo acusan de asalto sexual. Y está, por supuesto, la investigación criminal que sigue el estado de Nueva York sobre la organización Trump, en la que lo acusan de violar la ley de seguros, al declarar un valor excesivo a sus propiedades, defraudación fiscal u otros delitos financieros. Ya está en la Suprema Corte el segundo intento del fiscal neoyorquino Cy Vance, por conseguir las declaraciones de impuestos de Trump que, increíblemente, aún no se conocen.

Y ayer se dio a conocer la demanda civil que presentan el representante demócrata Bennie Thompson, presidente de la comisión de seguridad interior de la Cámara baja, y la NAACP, organización de derechos civiles afroamericana, en contra de Donald Trump y Rudy Giuliani. Ambos son acusados de incitar los hechos violentos del 6 de enero en el Capitolio.

Se espera, además, que se presenten docenas de demandas civiles contra Trump, Giuliani, Trump hijo y otros, por quienes resultaron heridos en la insurrección. Esto podría costarle a Trump su fortuna entera, y quedaría a deber. Solo la familia del policía muerto en el Capitolio seguramente demandará por millones de dólares, lo mismo que el policía que perdió un ojo, el que quedó paralítico y la familia de los dos que se suicidaron.

Mientras, Trump anunció que Giuliani ya no es su abogado. Pues ya pa' qué.

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