Opinión Jorge Berry

Banana USA

Trump estaba consumido viendo cómo se disipaban una a una sus estrategias maquiavélicas para revertir el triunfo de Joe Biden del 3 de noviembre pasado.

Esperábamos un día movido en Washington. El martes, en Georgia se realizó la controvertida elección especial en la que estaba en juego el control del Senado de Estados Unidos durante los próximos dos años. Además, culminaría el proceso electoral con la certificación oficial del Congreso a la votación del Colegio Electoral.

El día comenzó bien para los demócratas. Amanecieron con la certeza de una victoria en Georgia del reverendo Raphael Warlock sobre Kelly Loeffler, y la alta probabilidad de otra, la de John Ossoff sobre David Perdue. Esta combinación le daría a los demócratas mayoría en la Cámara alta.

Al presidente Donald Trump, sin embargo, le importaba poco el resultado de Georgia. Trump estaba consumido viendo cómo se disipaban una a una sus estrategias maquiavélicas para revertir el triunfo de Joe Biden del 3 de noviembre pasado.

Perdió por la mañana una de sus últimas municiones. El martes, Maggie Haberman, del New York Times, publicó que el vicepresidente Mike Pence le había informado a Trump que como presidente del Senado, no tenía facultades constitucionales para desconocer los resultados de cuatro estados, que le darían la vuelta a la elección. Trump desmintió el reporte, y dijo que Pence estaba listo para "cumplir con su deber constitucional" y "desconocer al proceso ilegal."

Solo que Pence, muy temprano, circuló un documento donde decía que cumpliría con la responsabilidad que le confería la Constitución, pero que no incluía facultades para desconocer ningún resultado.

Esto enfureció a Trump. Había convocado a un grupo relativamente pequeño de seguidores, para ofrecer un discurso antes de la sesión conjunta del Congreso. Al tomar el micrófono, denunció a Pence, se dijo "traicionado", por enésima vez usó el pejiano "me robaron", y luego instó a sus hordas a "caminar hacia el Congreso y tomarlo".

Mientras, en el Capitolio, comenzó la sesión solemne. Cuando, en orden alfabético, se llamó a certificar el voto de Arizona, se presentó la primera objeción. Cumplía con requisitos de estar presentada por escrito, con el apoyo de por lo menos un senador y un representante. Siguiendo el procedimiento, los senadores abandonaron el Pleno, y se fueron a deliberar. Mitch McConnell, el líder republicano, les advirtió a sus compañeros que su intento de desconocer los votos emitidos por millones de ciudadanos no era razonable. Luego habló Ted Cruz, el senador texano, con la cretinez que lo caracteriza. Intentó sin éxito argumentar a favor del presidente.

En eso estaban cuando, intempestivamente, el Servicio Secreto irrumpió en la sesión, y se llevó al vicepresidente Pence. Luego, entró la policía del Capitolio a empezar a evacuar senadores. En la Cámara baja pasaba lo mismo. Y empezaron a sucederse imágenes impensables.

Los manifestantes irrumpieron en el edificio, quebrando el cordón policíaco. Algunos rompiendo cristales de las ventanas. Otro aprovechó un elevador exterior para limpiar vidrios, y bajó la bandera de Estados Unidos. Trató de subir la de Trump en su lugar, pero no pudo.

Mientras, al interior, las oficinas de los legisladores fueron vandalizadas. Un sujeto con apariencia de pandillero en motocicleta se sentó en el lugar de la presidencia del Senado, y subió los pies al escritorio. Mucho más grave, se escucharon disparos, y minutos después salió una camilla con una persona en estado grave por herida de bala. Luego, se encontró un artefacto explosivo. Fue llamada la Guardia Nacional, y al momento de escribir esto, las autoridades todavía no tenían control del edificio.

Cuándo se reanudará la sesión, es todavía una incógnita. A las 4:30 p. m. salió un video de Trump en redes sociales que repitieron las cadenas, donde pidió a la gente regresar a sus casas, mientras insistió en que le robaron la elección. No hay arrestos todavía, pero habrá, y serán cientos. Tendrán que corregir las flagrantes fallas en el sistema de seguridad del Capitolio. Pues así andan.

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