Parteaguas

¿Vacunados para este año?... Surgió un problema

Este año la evidencia muestra que, como advirtió Andrey Zarur, no hay manera de producir tantas vacunas, a menos de que el humano venza su condición humana: el egoísmo.

Poco antes de que terminara 2020, el problema para vacunar a los humanos parecía ser la rapidez de las pruebas y de la aprobación de los gobiernos del mundo para su aplicación en la gente.

Antes, hubo al menos una persona que pensó que el problema más grande estaría en realidad en fabricar el volumen necesario. No hay vacuna que haya sido aplicada en 7 mil millones de personas durante un solo año. Nunca.

Hasta ahora, algunos médicos, enfermeros y ancianos han sido vacunados. Pero no hay certeza de que el resto de la gente que quiera vacunarse la obtenga, incluso pagando por ella.

Este año la evidencia muestra que, como advirtió Andrey Zarur, no hay manera de producirlas a menos de que el humano venza su condición humana: las farmacéuticas y sus dueños deben aprender a compartir, de lo contrario, el coronavirus y la muerte ganarán.

Dos avisos al inicio del invierno fueron relativamente pasados por alto: Pfizer, la fabricante de una vacuna aprobada contra el Covid-19, redujo a la mitad su perspectiva de producción. De 100 millones que esperaba para el cierre de 2020 a 50 millones. Sus directivos estiman que pueden entregar mil millones para 2021.

AstraZeneca advirtió también al cierre del año que solo tendría 4 millones de las 30 millones de vacunas que había estimado para 2020.

El director de la empresa, Pascal Soriot, admitió que no tiene suficiente producción para el mundo.

Coincidentemente, a partir de sendos reconocimientos de problemas, el precio de las acciones de AstraZeneca cayó casi 17 por ciento; las de Pfizer se devaluaron 13 por ciento.

¿En dónde radica el lío para producir más? El más grande, en la capacidad de obtener los ingredientes necesarios. Si se descubriera que la tortilla cura el coronavirus, quizás no habría maíz suficiente para todos de manera inmediata.

Saber qué ingredientes escasean es indispensable para resolver el modo de producirlos. Pero los laboratorios no son transparentes en torno a ello. Posiblemente porque abrirse representa un riesgo de que su 'competencia' haga acopio de ellos primero. ¿El egoísmo en su máxima expresión? Probablemente.

En el caso de las vacunas creadas por la vía del RNA de las células, como la de Pfizer y Moderna, hay ingredientes indispensables que podrían provocar el cuello de la botella, de acuerdo con el químico mexicano Andrey Zarur, fundador y director general de la empresa Greenlight Biosciences, ubicada en Boston.

"Los nucleótidos, los componentes básicos de las vacunas de ARN, se producen y consumen ampliamente en alimentos y bebidas. Pero solo hay unos pocos que fabrican nucleótidos de grado farmacéutico para uso médico. La mayoría de los productores de vacunas de ARN confían en Roche Pharma como principal proveedor", expuso Zarur en un artículo de su autoría para Stat, un medio especializado en salud.

"El ARN es frágil y debe envolverse en nanopartículas de lípidos, una capa protectora aceitosa que permite la entrega de ARN mensajero. Sin embargo, hay relativamente pocos productores de nanopartículas lipídicas. Creo que solo hay dos de escala en Europa. Informes recientes sugieren que Pfizer redujo a la mitad su producción estimada para 2020 después de enfrentar desafíos para asegurar suficientes nanopartículas lipídicas", añadió.

"Los agentes protectores, una especie de cubierta de libro que le dice al cuerpo dónde comenzar a leer el ARN, vienen en formato químico y enzimático. Hay varios proveedores del formato enzimático, pero solo un proveedor, Trilink, de agentes de protección química", detalló el empresario en su texto. https://bit.ly/35PEeYz.

Greenlight Biosciences recibió el año pasado más de 100 millones de dólares en inversiones de capital privado para construir una 'fábrica' de vacunas y sus ingredientes. La planta está ubicada en el estado de Nueva York.

"Me gustaría ayudar", expresó Zarur, cuyo equipo desarrolla además una vacuna propia basada en ARN. "Por ahora solo podemos quedarnos al margen porque no sabemos cuáles son los cuellos de botella. Sabemos una cosa: se necesita nuestra ayuda; ninguna empresa puede resolver esto por sí sola".

El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

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